Martín Lutero

 
Muerte de Lutero. A partir de 1537, la salud de Lutero comenzó a deteriorarse progresivamente. Aún así, el infatigable exmonje prosiguió con denuedo su actividad organizadora e intelectual; cuando, tardíamente, el papa convocó el Concilio de Trento, el encumbrado Lutero lanzó un violentísimo libelo que tituló Sobre el papado de Roma fundado por el diablo (1545). En febrero de 1547, cuando Lutero regresaba a su querida ciudad natal de Eisleben para participar en un acto de reconciliación entre los condes de Mansfeld, cayó gravemente enfermo. Tras haber proclamado por última vez su fe en Cristo, el 18 de febrero murió el hombre que puso fin a la unidad de los cristianos. En la mesa de la cámara mortuoria se encontraron escritas las últimas palabras de Lutero, en latín y alemán, las cuales acababan con una confesión que resumía a la perfección toda su vida: "Wir sind bettler, das ist walir" ("Somos mendigos, es la verdad").