Pierre y Marie Curie
Muerte de Pierre. Todo parecía dispuesto para acometer nuevas y prometedoras investigaciones cuando ocurrió la tragedia. Hacia las dos y media de la tarde del jueves 19 de abril de 1906, Pierre se despidió de los profesores con quienes había almorzado. Bajo la lluvia, se dispuso a atravesar la calle Dauphine pasando por detrás de un coche de caballos. Iba, como siempre, ensimismado en sus pensamientos. En medio de la calzada, un pesado carro tirado por un caballo que avanzaba a gran velocidad se interpuso en su camino. Sorprendido, trató de asirse al arnés del bruto, que se encabritó; los pies del sabio resbalaron sobre el pavimento húmedo y el enorme carro, que pesaba más de seis toneladas, le pasó por encima. Marie Curie permaneció como petrificada durante varios días. Cuando comprendió el significado de lo ocurrido, creyó que no tenía sentido seguir luchando. Sin embargo, su pasión por la ciencia acabó siendo más fuerte que el sufrimiento por la muerte de Pierre. Sobreponiéndose al dolor, se convenció de que debía continuar el trabajo que ambos habían iniciado y de que aquél era el mejor modo de honrar su memoria. En la imagen, el célebre Tratado sobre la radiactividad (1910) de Marie Curie, en el que hizo incluir el retrato de su esposo Pierre.