Mahoma
Entrada en La Meca. Mahoma pudo mantenerse en La Meca y continuar sus predicaciones gracias al apoyo prestado por el jefe de su clan, Abú Talib, pero no ocurrió lo mismo con algunos de sus partidarios, que tuvieron que emigrar a Abisinia. La situación se hizo insostenible a la muerte de Abú Talib, en el año 619. A causa de las circunstancias adversas, Mahoma marchó a Yatrib el 16 de julio del año 622. Su emigración (hégira, con la que se inicia el calendario musulmán) y su establecimiento en esta ciudad, que recibiría el nombre de Medina (Madinat al-Nabi, "la ciudad del Profeta"), supuso un hecho de suma importancia: la ruptura de la tribu, pues muchos creyentes mequíes abandonaron a sus familias para seguir al Profeta. Surgió entonces una nueva organización social, la umma o comunidad de los creyentes, basada en los principios de fraternidad, igualdad, ayuda mutua y solidaridad. La religión reemplazó al espíritu de clan como lazo que unía a la comunidad. El conflicto entre Medina, musulmana, y La Meca, pagana en sus principales representantes, duró, a través de pactos diplomáticos y encuentros armados, algo más de siete años, y terminó con la plena victoria del Profeta, el cual, en enero de 630, entró como conquistador, al frente de sus partidarios, en su ciudad natal. A este triunfo, que le hizo árbitro de los destinos de toda Arabia, sobrevivió poco más de dos años; vuelto a Medina, residencia de Mahoma hasta su muerte, se extinguió allí entre la consternación de su comunidad en 632. En la imagen, la entrada triunfante de Mahoma (con velo) y sus tropas en La Meca.