Mahoma
Predicación. Mahoma dudó de la veracidad de sus visiones y fue su esposa Jadicha la que le animó a creer en su vocación y la que le sostuvo cuando, abrumado por el peso de la revelación, creyó enloquecer. También un primo de Jadicha, Waraqa, convertido al cristianismo y conocedor de la Biblia, le confirmó que las revelaciones que tenía eran similares a las recibidas en otros tiempos por Moisés, extremo que ayudó a Mahoma a consolidar su fe. Durante los tres primeros años posteriores a la visión inicial, Mahoma sólo comentó sus experiencias con el círculo de sus íntimos (Alí, Abu Bakr, Zayd), pero en 613 decidió hacer partícipes de las verdades reveladas a sus conciudadanos. Primero, a su propio clan, donde al principio ni siquiera su tío Abú Talib le hizo caso; después, al resto de la tribu, que rechazó un mensaje que atentaba directamente contra sus privilegios de grupo, sus intereses económicos y sus convicciones religiosas; sólo los pobres y esclavos aceptaron su doctrina y formaron el primer grupo de creyentes, aumentando con ello el recelo y el rechazo de la aristocracia de La Meca. En la imagen, el cuadro Predicación de Mahoma, obra del pintor ruso Grigory Gagarin (1811-1893).