Luis XIV de Francia
Madame de Maintenon. Luis XIV amaba las fiestas fastuosas, los bailes interminables hasta el amanecer, las representaciones teatrales y los banquetes pantagruélicos. Pero, por encima de todo, amaba a las mujeres. Dotado de un irresistible atractivo físico y de un corazón apasionado, no podía conformarse con su mortecina esposa y se embarcó en múltiples amoríos que la reina soportó con resignación ejemplar. Su primera favorita declarada fue Louise de la Vallière, la cual, tras darle cuatro hijos, se retiró a un convento. La siguió su rival, la hermosísima y orgullosa madame de Montespan, que acabó siendo acusada de envenenadora y medio bruja; aunque el monarca no creyó nunca en su culpabilidad, no dudó en retirarle su confianza y prohibió terminantemente su acceso a las cocinas donde se preparaban las comidas reales. Además, no tardó en sustituirla por madame de Maintenon, una dama reposada y culta que conseguiría convertir al monarca en un hombre morigerado e impregnado de religiosidad.
En efecto, la Maintenon tenía asegurada su posición como favorita del rey y se había convertido en su confidente, amiga y consejera. Además, se hizo cargo de los hijos ilegítimos del monarca y consiguió transmitirles algo de su religiosidad extrema. La reina María Teresa era feliz al ver progresar esta benéfica influencia; mantenía unas excelentes relaciones con la favorita y se encontraba a sus anchas en Versalles, pero su felicidad duró poco: en el verano de 1683 se le formó un absceso debajo del brazo izquierdo y en pocos días los médicos terminaron con su vida al aplicarle sus pésimos tratamientos. Luis XIV dijo ante el cadáver de la reina: "Pobre mujer. Ésta es la primera vez que me causa algún problema". En el otoño de ese mismo año, el monarca contrajo en secreto matrimonio morganático con madame de Maintenon, que conservó su nombre y su categoría sin convertirse en reina de Francia. En la imagen, un retrato de esa austera e influyente mujer.