J. K. Rowling

 
Escritora precoz. Joanne Kathleen Rowling heredó de su madre la afición por la lectura y comenzó a devorar con ansiedad todos los libros que quedaban a su alcance. Según declaraciones de la propia escritora, "no hubo en mi casa ningún libro que me estuviera prohibido, así que he leído de todo". Entre los autores y las lecturas que gobernaron su infancia y marcaron profundamente los senderos literarios por los que luego habría de progresar Rowling figuran Jane Austen, Clive Staples Lewis, Ian Lancaster Fleming, Elizabeth Goudge, Clement Freud, Roddy Doyle y, entre otros muchos, Paul Gallico. Fruto de esta precoz vocación fue un primer relato escrito a los seis años de edad, en el que contaba las peripecias de un conejo. A partir de entonces, siguió escribiendo con asiduidad, de forma compulsiva, durante el resto de su infancia, en su adolescencia y en plena juventud.