Adam Smith
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El filósofo y economista británico Adam Smith impulsó de forma determinante el nacimiento y desarrollo de la economía como ciencia moderna. En 1776 se publicaron en Londres sus Investigaciones sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, en cinco volúmenes, una de las cimas del pensamiento económico moderno. Previamente, sin embargo, había publicado una obra de carácter filosófico: la Teoría de los sentimientos morales, que guarda una evidente relación con el desarrollo de sus ideas económicas.
Adam Smith
Obra filosófica
La Teoría de los sentimientos morales, publicada en 1759, es una obra profundamente influida por el utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill en la que Adam Smith describe la formación de los juicios morales en el marco de un "orden natural" de ámbito social, y sobre cuyos principios basará su posterior liberalismo económico. Smith veía en el comportamiento humano la presencia de una dualidad entre razón e impulsos pasionales. La naturaleza humana, individualista y racional al mismo tiempo, empuja al hombre tanto al enfrentamiento como a la creación de instituciones destinadas a la consecución del bien común.
En este campo de la filosofía moral tiene especial importancia para Smith el concepto de simpatía, el cual constituye el principio que explica la formación de los juicios morales, pero es también un método: por medio de ella el individuo expresa un juicio favorable del comportamiento del prójimo y espera que los demás hagan lo mismo. Este conjunto de expectativas recíprocas convierte a la sociedad en un sistema de intercambio de servicios entre los individuos. De este modo el egoísmo individual converge hacia el interés general para conseguir la convivencia y los beneficios sociales.
En este sistema la libertad es una condición indispensable para todo progreso, y las injusticias que se derivan de la libertad económica no justificarían en ningún caso la renuncia a esa libertad. Asimismo expuso la creencia en una «mano invisible» armonizadora de los intereses individuales en el marco de la actividad colectiva.
Sus teorías económicas
La obra fundamental de Adam Smith, las Investigaciones sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, es considerada el hito indicador de la elevación de la economía política a la categoría de ciencia. Sus cinco volúmenes aparecieron en 1776; traducidos a las principales lenguas, proporcionaron inmediatamente a su autor una gran fama.
En las Investigaciones, Smith recoge y coordina críticamente las teorías económicas elaboradas hasta entonces desarrollándolas ampliamente y sobre todo tratando de armonizarlas alrededor de un criterio unitario: la autonomía de la actividad económica (cuyo fundamento es la utilidad individual) respecto a la moral (cuyo fundamento es la simpatía). "El hombre tiene casi siempre necesidad de la ayuda de sus semejantes, pero la esperaría en vano sólo fiado en su benevolencia. No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero de lo que esperamos nuestra comida, sino de la consideración de su propio interés". He aquí la primera afirmación de la teoría del hecho económico en relación con la moral, sin que por esto surja entre ambos ninguna forma de oposición.
Los economistas Adam Smith y David Ricardo
en una caricatura de la época
Con esta premisa pasa Smith a la construcción de su sistema. Superando decididamente la posición fisiocrática, asegura que no es la naturaleza, sino el trabajo, la fuente de donde una nación obtiene los productos que anualmente consume. La mayor productividad del trabajo depende de su especialización, originada en la división del proceso productivo necesario para crear una cosa en diversas fases, asignada cada una de ellas a un operario. Es evidente que en régimen de división del trabajo (unos fabrican sombreros, otros zapatos, otros pan), el intercambio es un supuesto indispensable, para cuya generalización es necesario el instrumento monetario, gracias al cual puede uno procurarse lo que necesita a cambio de moneda.
De aquí el problema del "valor", en el que Smith, aun distinguiendo netamente entre el "valor de uso" (la utilidad de una cosa para su poseedor) y el "valor de cambio" (poder de una cosa para adquirir con ella otra), confunde la utilidad abstracta con la utilidad concreta de las cosas, y hace depender el "precio real" ora del trabajo necesario para producir una cosa, ora del trabajo que esta cosa ahorra a quien la posee, ora del trabajo que le permite imponer a los demás.
Sin embargo, para Smith sólo el "trabajo", que goza de cierto valor invariable, es la medida real y última sobre la que el valor de todas las cosas en todos los tiempos y lugares es comparado y estimado. Precisamente ésta es la teoría del valor-trabajo, que adquirirá gran importancia en el desarrollo paralelo de las doctrinas liberal y socialista. Los elementos constitutivos del precio real de las cosas son, para Smith, el salario del trabajo, el interés del capital y el rendimiento de la tierra. En torno a este "precio natural" oscila el precio del mercado, que varía constantemente según la oferta y la demanda.
Antimercantilista, Smith critica severamente la identificación de la riqueza con la moneda, refutando el "bulionismo", la teoría de la balanza comercial y la creencia en la superioridad del comercio interior, abogando en cambio por la libertad del comercio. No se puede decir que Smith sea en sentido estricto un fisiócrata, porque superó esta posición, aunque defendió la teoría del "dejar hacer, dejar pasar" en pro del interés general.
Mente crítica y robusta, Smith fue el primero en hacer de la ciencia económica una ciencia en sí, distinta de la moral, sin crear por eso antítesis entre ambas. La obra de Smith transformó radicalmente la teoría de la economía en el siglo XVIII, al defender la idea de que la riqueza de una nación procedía del trabajo de sus pobladores y no de sus reservas de dinero, como afirmaban los mercantilistas, o de su producción agrícola, como sostenían los fisiócratas. Para Adam Smith, la división del trabajo podía aumentar la productividad, y la libertad de precios era el mecanismo regulador que aseguraba el equilibrio entre la oferta y la demanda. Con estas teorías, Smith sentó las bases del pensamiento económico capitalista.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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