Mohamed VI de Marruecos

(Sidi Mohamed; Rabat, 1963) Rey de Marruecos. Hijo del rey Hasán II, que desde 1961 hasta su fallecimiento en 1999 gobernó Marruecos con mano de hierro y sobrevivió a dos intentos de golpe de Estado, su propio padre cuidó y supervisó personalmente su educación, a la que dio un corte occidental, tratando de proporcionar la mejor preparación al futuro heredero. Sidi Mohamed cursó los primeros estudios en la escuela coránica del Palacio Real. En 1985 obtuvo el grado de bachiller en leyes; en 1987 se graduó en ciencias políticas, y en 1988 obtuvo un nuevo certificado en derecho público. Trabajó en el gabinete del presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, y posteriormente se trasladó a Niza, en cuya universidad cursó un doctorado en derecho internacional.


Mohamed VI de Marruecos

La actividad diplomática de Sidi Mohamed comenzó tempranamente: en 1975, con sólo doce años, representó a su padre en el oficio celebrado en Nôtre Dame de París en memoria del fallecido presidente Georges Pompidou. Cabe citar también la gira que efectuó en 1980 por diferentes países africanos, y su labor como presidente de la comisión organizadora de los juegos mediterráneos de Casablanca en 1982 y de los juegos panárabes en 1983. En 1996 acompañó al ministro del Interior, Driss Basri, en las negociaciones con miembros del Frente Polisario. En éstas y otras misiones el futuro monarca mostró eficacia discursiva y destreza en las relaciones públicas. Consciente de la importancia del ejército, Hasán II no dudó en concederle amplios poderes castrenses, nombrando a su hijo coordinador de las fuerzas armadas en 1985, hasta promoverlo al grado de general de división (1994).

Tras el fallecimiento de su padre, Sidi Mohamed fue entronizado el 30 de julio de 1999 con el nombre de Mohamed VI. El traspaso del poder se produjo sin sobresaltos, y la imagen de modernidad del nuevo rey, junto con la circunstancia de un gobierno socialista, hicieron pensar en el comienzo de una transición a la democracia. En su primer discurso como monarca ante el parlamento abogó por continuar con el proceso de transición política iniciado en 1998 por Hasán II, defendiendo la necesidad de una auténtica separación de poderes, con la consiguiente limitación del poder real. Pero si bien el nuevo rey tomó algunas medidas positivas (autorización del regreso de los exiliados, indemnización a las víctimas de las torturas del anterior régimen, destitución del temido ministro del Interior, Driss Basri), las esperanzas de un cambio profundo se verían pronto defraudadas, y la estructura del poder permanecería prácticamente intacta.

Mientras el rey promovía una imagen de prodigalidad y solvencia política que le ganaba un fácil favor entre la masa, los problemas candentes de Marruecos no sólo no se resolvían, sino que algunos incluso se agravaron. Los niveles de pobreza, desempleo y analfabetismo no han disminuido, se ha retrocedido en la libertad de prensa, el ejército mantiene su influencia de poder fáctico, y los grupos islamistas avanzan de un modo firme. Pero acaso lo más significativo fue que el propio monarca se obstinase en la determinación autocrática de asumir competencias que deberían corresponder en exclusiva a los poderes legislativo y ejecutivo. En este sentido, fue muy significativa la designación de Driss Jettu, político independiente que ocupaba la cartera de Interior, como primer ministro en octubre de 2002. Esta decisión directa del monarca desplazaba al hasta entonces primer ministro, el socialista Abderramán Yussufi, que se había alzado con la victoria en las elecciones legislativas celebradas semanas antes.

Las relaciones diplomáticas con España, que se habían deteriorado claramente en los últimos meses, pasaron por su peor momento en 2003, cuando el gobierno marroquí decidió ocupar con efectivos militares un islote deshabitado próximo a sus costas, llamado Perejil por los españoles y Leïla por los marroquíes, cuestionando así la soberanía del país vecino sobre ese territorio; días después, el gobierno de José María Aznar respondió con el desalojo de los soldados e instó a Marruecos para que, como hasta entonces, no hubiera presencia de ninguno de los países en el islote. Un nuevo episodio de esas difíciles relaciones tuvo lugar en 2007, cuando el monarca español Juan Carlos I visitó las ciudades de Ceuta y Melilla, cuya soberanía reivindica Marruecos. Mohamed VI calificó de "lamentable" el hecho y retiró al embajador de Marruecos en España.

En mayo de 2003 nació el primer hijo de Mohamed VI y su esposa, la princesa Lalla Salma. El primer retoño del monarca marroquí es el heredero de la corona alauíta y lleva el nombre de su abuelo, Hasán. En febrero de 2007 nació su segunda hija, la princesa Lalla Khadija. Tras las manifestaciones populares habidas en Marruecos a inicios de 2011, en el marco de la ola de revueltas prodemocráticas extendida desde Túnez a distintos países árabes, Mohamed VI propuso una reforma constitucional que fue sometida a referéndum. La reforma tenía como objetivos fortalecer el pluralismo, los derechos humanos y las libertades individuales, así como reducir los poderes de la monarquía en favor de las instituciones políticas. Así, el nuevo jefe de gobierno (primer ministro) no podía ser designado por el rey, sino que debía ser elegido invariablemente del partido mayoritario que surgiera de los comicios parlamentarios (que tuvieron lugar, de manera anticipada, el 25 de noviembre de 2011). El nuevo texto, aprobado por los electores en julio del mismo año, no satisfizo sin embargo a buena parte de la oposición, que acusó al monarca de mantener prerrogativas esenciales en la nueva carta magna.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].