Cristóbal de Mesa
(Zafra, Badajoz, 1562 - Madrid, 1633) Poeta español. Discípulo de Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense, vivió algunos años en Italia, donde su amistad con Torquato Tasso favoreció el desarrollo de su gusto por la epopeya: Las Navas de Tolosa (1594), El patrón de España (1612) y La restauración de España (1607), su mejor poema épico, son algunas muestras de esta vertiente temática. Admirador y defensor de los clásicos, compuso delicadas églogas y sonetos, tradujo algunas poesías de Ovidio y prácticamente toda la obra de Virgilio (La Eneida, 1615). Por su adhesión a los modelos aristotélicos en el teatro, fue adversario de las innovaciones de Lope de Vega. Además de las obras citadas, es autor de Valle de lágrimas y diversas rimas (1607), que contiene poemas de tema religioso y amoroso.
Primera edición de Las Navas de Tolosa (1594), de Cristóbal de Mesa
Nacido en una familia descendiente de conversos, Cristóbal de Mesa se trasladó a Sevilla a los once años para estudiar artes y filosofía. Cursó luego derecho en la Universidad de Salamanca, en la que fue alumno de Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense, una de las figuras capitales del humanismo español. No llegó a concluir, sin embargo, la carrera de leyes; abandonó Salamanca y se estableció en Sevilla, donde se relacionó con la flor y nata de las letras locales: el dramaturgo Juan de la Cueva, poetas como el gran Fernando de Herrera y Luis Barahona de Soto, y eruditos y filólogos como Gonzalo Argote de Molina, Diego Girón y Francisco de Medina. Pasó después más de cinco años en Italia (1586-1591); conoció Roma, Génova y Mantua y trabó amistad con Torquato Tasso, quien le dedicó un soneto e influiría sobremanera en el estilo de Mesa. De nuevo en España, se ordenó sacerdote, fijó su residencia en Madrid y estuvo un tiempo al servicio de los duques de Béjar.
La epopeya fue el género literario predilecto de Cristóbal de Mesa. Inspirándose en el estilo de Torquato Tasso (en su Jerusalén conquistada, que tanto influjo irradió en la poesía renacentista europea), compuso los veinte cantos del poema heroico Las Navas de Tolosa (1594), dedicado al rey Felipe III, en donde aparecen algunos episodios de notable originalidad, que influyeron a su vez en La conquista de la Bética (1603), de su colega Juan de la Cueva. Su siguiente composición épica, La Restauración de España (1607), centra sus diez cantos en la figura de don Pelayo y los primeros momentos de la Reconquista. En El patrono de España (1612), por último, se hizo eco de las tradiciones forjadas en torno a la figura del apóstol Santiago.
Muy distintas por su tono intimista fueron las poesías de Valle de lágrimas y diversas rimas (1607), sin duda influidas por los reveses cortesanos: en las evocaciones nostálgicas de Extremadura, la descripción del paisaje bebe en las fuentes del Beatus ille de Horacio. Este poemario (que dedicó a Lorenzo Suárez de Figueroa, duque de Feria, casa ducal a cuyo servicio estuvo adscrita la familia del poeta durante varias generaciones) fue elogiado por Francisco de Quevedo, en especial por sus ideales estoicos (huida de lo mundano, deleite de la naturaleza). Su primera parte constituye una suerte de “llantos” religiosos en octavas reales, mientras que en la parte central, dedicada al tema amoroso, abundan los sonetos. En la tercera parte predominan las alabanzas y loas a nobles y poetas.
Como traductor vertió al castellano La Eneida (1615) y gran parte de las obras de Virgilio. Pese a no compartir sus ideales dramáticos, Cristóbal de Mesa admiró a Lope de Vega (su contertulio en la Academia Salvaje, cenáculo literario fundado por Francisco de Silva), a quien se refería como el “Terencio español”; Lope de Vega correspondió al elogio con unos versos de su Laurel de Apolo, en los que calificaba a Mesa de “Trípoda de las musas y las gracias”. No ocurrió lo mismo con otros escritores de la corte, que tacharon de excesivamente clasicistas e italianizantes las composiciones de Cristóbal de Mesa; el poeta de Zafra reaccionó con saña ante esas críticas, descalificando, en más de un prólogo a sus obras, a los detractores del clasicismo.
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Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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