Rodrigo Manrique
(Paredes de Nava?, 1406 - Ocaña, 1476) Caballero y poeta castellano. Segundo de los hijos de Pedro Manrique, continuó las luchas contra Álvaro de Luna y Juan II iniciadas por su padre. Sus tierras le fueron arrebatadas en varias ocasiones, hasta la subida al trono de Enrique IV (1454), momento en que la familia Manrique contó de nuevo con el favor real. Fue inmortalizado por su hijo Jorge Manrique en las célebres Coplas a la muerte de su padre.
Al igual que su padre, el adelantado del reino de León Pedro Manrique, Rodrigo Manrique fue enemigo personal y político del condestable Álvaro de Luna y participó, como su progenitor, en las pugnas constantes que, durante el reinado de Juan II de Castilla (1406-1454), enfrentaron al sector realista, favorable a Álvaro de Luna, con el sector nobiliario, apoyado por los infantes de Aragón, así como en las luchas civiles que salpicarían repetidamente el reinado de Enrique IV el Impotente (1454-1474).
Encarcelado Pedro Manrique por el rey Juan II, Rodrigo Manrique ayudó a la fuga de su padre (1438), y en una de las batallas decisivas en la confrontación entre los realistas y la facción nobiliaria, la batalla de Olmedo (1445), perdió las tierras y posesiones de las que era dueño, aunque unos años más tarde, gracias a una maniobra política por la que logró situarse en un punto de no confrontación con Juan II, consiguió recuperarlas (1451).
Poco después, sin embargo, volvió a perder sus dominios debido al apoyo que dispensó a su hermano Gómez Manrique, en prisión por orden de Juan II. Al recobrar el favor real con el advenimiento de Enrique IV, recuperó también su patrimonio. Pero no se mantuvo fiel al rey, pues, como miembro de la facción nobiliaria que pretendía la deposición de Enrique, asistió a la proclamación simbólica como rey de Castilla del infante Alfonso, hermano paterno de Enrique IV, que tuvo lugar en Ávila en 1465 (la llamada «Farsa de Ávila»). Con ello se ganó el favor de Isabel, hermana por parte de padre de Enrique IV y futura Isabel I de Castilla la Católica, que, en cuanto fue proclamada reina (1474), le confirmó en el cargo de condestable de Castilla que detentaba desde el acto de Ávila.
Se atribuye a Rodrigo Manrique la autoría de una pequeña colección de poemas de carácter esencialmente popular en los que el tema de la actitud ante la muerte es preponderante. Pero su celebridad en el mundo de las letras no se debe a tales composiciones, sino a que a él están dedicadas las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, obra que ha sido juzgada como una de las mejores elegías de la literatura universal. El propio Rodrigo Manrique, designado en las coplas «el maestre don Rodrigo», es la figura central de las estrofas finales de esta extraordinaria composición: tras el elogio fúnebre de sus virtudes y el repaso de los principales hechos de su vida, el poema termina con un diálogo entre la Muerte personificada y don Rodrigo, quien, próximo a morir, acepta su destino con cristiana resignación.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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