Casa de Borbón

Dinastía reinante en Francia, España, Nápoles y Parma. Su nombre procede del castillo familiar de Bourbon-l'Archambault (Francia), aunque no fue aplicado a la Casa de Francia hasta que así lo decidió Luis XIV (1662). Antes de acceder a la realeza era una casa nobiliaria con extensos dominios en el curso alto del Loira (el Borbonesado, actual departamento del Allier). Tras enlazar con los Capeto, en 1327 Luis obtuvo el título de duque de Borbón. De los dos hijos que dejó se originaron dos ramas: la principal, de los Borbón-Montpensier (que se extinguiría en 1527), y la secundaria, de los Borbón-La Marche, que perduró, unificó la casa y obtuvo el título de duques de Vendôme de manos de Francisco I.

Los Borbones en Francia

Cuando Antonio de Borbón (1518-1562) se casó en 1548 con la reina Juana de Albret, la familia accedió al trono de Navarra. Su hijo Enrique IV (1533-1610), rey de Navarra (con el nombre de Enrique III), se convirtió en rey de Francia en 1589, en virtud de la crisis sucesoria que se produjo al final de las guerras de religión. Desde entonces instauró la Ley Sálica, que preveía la sucesión por vía masculina, y que regiría la vida de la dinastía durante doscientos años.


Luis XIV de Francia

Le sucedieron los cuatro «Luises» de la Casa de Borbón: Luis XIII, Luis XIV, Luis XV y Luis XVI (1754-1793), que fue destronado por la Revolución francesa y murió en la guillotina. Su hijo (llamado Luis XVII en la cuenta monárquica) no llegó a reinar, aunque fue reconocido como titular legítimo de la Corona por las monarquías europeas en guerra contrarrevolucionaria con Francia (1793-1795).

Acabado el periodo revolucionario y vencido Napoleón Bonaparte en los campos de batalla, fue restaurada la monarquía borbónica en la persona de Luis XVIII (1755-1824), hermano de Luis XVI, que accedió al trono francés en 1814; le sucedió su hermano Carlos X (1757-1836), conde de Artois, el último Borbón propiamente dicho que reinó en Francia. Carlos X fue destronado en 1830 por una revolución de inspiración liberal que hizo rey a Luis Felipe de Orléans (1773-1850), jefe de una rama secundaria de los Borbones. Este rey, destronado a su vez por la revolución republicana de 1848, representa ya la presencia en el trono francés de otra familia (la Casa de Orléans); los legitimistas seguirían reivindicando la restauración de la dinastía borbónica durante largos años.

Los Borbones en España

Entretanto, los Borbones se habían instalado también en el trono de España, debido a la extinción de la rama española de la Casa de Habsburgo en 1700 (al morir sin descendientes Carlos II). La Guerra de Sucesión española que siguió (1701-1714) hizo rey a Felipe V (1683-1746), duque de Anjou, nieto de Luis XIV. Recelosas las potencias europeas de que su coronación encubriera la ambición de unificar bajo una misma Corona a Francia y España, con la amenaza de hegemonía continental que ello hubiera conllevado, exigieron al nuevo rey la renuncia solemne a cualquier intento futuro en ese sentido (formalizada en 1712-1713). Desde entonces puede considerarse instalada en España una rama separada del tronco borbónico, cuya sucesión se rigió por una versión suavizada de la Ley Sálica, contenida en un Auto Acordado de 1713.


Felipe V de España

En 1724 Felipe V abdicó inesperadamente en su hijo, Luis I (1707-1724); pero la inesperada muerte de este monarca obligó a Felipe V a regresar al trono, en el que ya se mantuvo hasta morir. Le sucedió entonces su segundo hijo, Fernando VI (1712-1759), quien, al igual que Luis I, murió sin dejar herederos varones.

Felipe V había situado en los Estados italianos a varios hijos de su segundo matrimonio: Felipe, duque de Parma (1720-1765) inauguró la rama de los Borbón-Parma, que fueron duques de Parma, Piacenza y Guastalla de 1748 a 1801, reyes de Etruria de 1801 a 1807, y príncipes del diminuto Estado de Lucca de 1817 a 1847. Carlos III (1716-1788) había sido conde de Parma y Piacenza (como Carlos I, 1732-1735), territorios que había permutado con los austriacos por el Tratado de Viena (1735) a cambio del Reino de Nápoles (donde reinó como Carlos VII de 1735 a 1759).

Al morir sin herederos sus dos hermanos de padre (Luis I y Fernando VI, hijos del primer matrimonio de Felipe V), Carlos III pasó a ocupar el trono de España, dejando Nápoles a su hijo Fernando IV (III de Sicilia, 1751-1825); éste fue destronado temporalmente por la invasión francesa, pero recuperó el trono napolitano en 1815, adoptando al año siguiente el nombre de Fernando I. Con Fernando I se inicia la rama de Borbón-Dos Sicilias, que reinó en Nápoles hasta la unificación de Italia (1861). Otro hijo de Carlos III, Gabriel, casó con una infanta portuguesa, inaugurando la rama de Borbón-Braganza.

En España, mientras tanto, sucedió a la muerte de Carlos III su hijo Carlos IV (1748-1819). Éste introdujo alteraciones en el orden sucesorio tradicional de la Casa, al proponer la derogación de la Ley Sálica y admitir la herencia por vía femenina contemplada en el derecho sucesorio castellano antes de la llegada de los Borbones (en las Partidas); dicha norma, aprobada por las Cortes en 1789, quedó reflejada en una Pragmática Sanción que, sin embargo, el rey no llegó a sancionar.


Detalle de La familia de Carlos IV (1800), de Goya

En 1808 el rey fue destronado por su hijo, Fernando VII (1784-1833), por el llamado Motín de Aranjuez. Sin embargo, la inmediata invasión de España por los franceses le impidió iniciar un reinado efectivo, pues la familia real al completo fue confinada en Valençay (Francia) por Napoleón, que puso en el trono español a su hermano José Bonaparte. Al terminar la Guerra de la Independencia (1814) volvió Fernando como rey a España. Puesto que sólo contaba con descendencia femenina, Fernando se vio en la obligación de promulgar por fin la Pragmática Sanción (1830).

Con ello abrió un pleito sucesorio con su hermano, Carlos María Isidro (1788-1855), que habría sido el heredero de mantenerse la Ley Sálica. Apoyado en la opinión absolutista, don Carlos (conocido como Carlos V por sus partidarios) inició la rama carlista de la familia, que se rebeló y pretendió el trono de manera permanente en la historia contemporánea española, provocando tres guerras civiles (en 1833-1840, 1846-1848 y 1873-1876).

Durante la primera de estas guerras se enfrentó a la viuda de Fernando VII, María Cristina de Borbón (1806-1878), una princesa de la rama napolitana de los Borbones que ejerció la Regencia en nombre de su hija Isabel desde la muerte de su marido en 1833 hasta que, en 1840, fue expulsada por los progresistas, que pusieron en su lugar a Espartero. Volvió a España tres años después, al ser declarada mayor de edad Isabel II (1830-1904). Ésta fue casada con su primo Francisco de Asís de Borbón, hijo del hermano menor de Fernando VII (rama de Borbón-Cádiz). La impopularidad de esta reina y su deslealtad al sistema constitucional provocaron el destronamiento de la familia por la Revolución de 1868.

Tras seis años de experimentos políticos revolucionarios, la ex reina vio desde el exilio cómo en 1874 accedía al trono su hijo Alfonso XII (1857-1885), en quien había abdicado en 1870. La estabilidad política del régimen de la Restauración (1874-1923) pudo verse alterada por la temprana muerte del monarca, de no haber sido por el nacimiento póstumo de un heredero varón, Alfonso XIII (1886-1941). Tras la Regencia de su madre, María Cristina de Habsburgo, Alfonso XIII inició su reinado personal en 1902. Sus compromisos con la dictadura del general Primo de Rivera motivaron que, de nuevo, fuera destronado pacíficamente en 1931, marchando al exilio y dejando paso a la Segunda República.

La Guerra Civil de 1936-1939 y la dictadura de Francisco Franco mantuvieron a los Borbones apartados del trono durante largos años. Antes de morir, Alfonso XIII abdicó sus derechos dinásticos en su hijo Juan de Borbón, conde de Barcelona (1913-1993), por la renuncia de sus hermanos mayores, Alfonso y Jaime. Don Juan encarnó desde su exilio en Portugal la causa de una restauración monárquica sobre bases liberales y democráticas; pero, en beneficio de los derechos de la familia, admitió que Franco educara en Madrid a su primogénito, Juan Carlos I (1938), a quien el dictador convirtió desde 1969 en príncipe heredero del reino sin rey que era España.

Don Juan Carlos ya asumió temporalmente la jefatura del Estado durante una enfermedad de Franco en 1974, y se convirtió en rey (1975-2014) al morir el dictador en 1975. Don Juan de Borbón, que nunca había sido rey, no planteó entonces un conflicto con su hijo, a quien cedió sus derechos dinásticos en 1977. Juan Carlos I impulsó la transición a la democracia plasmada en la Constitución de 1978 y desempeñó desde entonces el discreto papel de un monarca constitucional en un régimen de democracia parlamentaria. El prestigio que mantuvo durante la mayor parte de su reinado se vio empañado en los años finales por una serie de escándalos que, unidos a los problemas de salud, motivaron su decisión de abdicar en favor de su hijo Felipe VI (2014), actual rey de España.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].