Isidro Ayora
(Loja, 1879 - Los Ángeles, 1978) Médico y político ecuatoriano, presidente interino de la república entre 1926 y 1929 y presidente constitucional de 1929 a 1931. Realizados sus primeros estudios en su ciudad natal, cursó la carrera de medicina en la Universidad Central de Quito, por la que se graduó en medicina y cirugía con la tesis "Leyes biológicas y sus aplicaciones". Completó su formación en Alemania, donde se especializó en obstetricia y ginecología en la Universidad de Berlín.
Isidro Ayora
Tras regresar a Ecuador, se dedicó al ejercicio de su profesión y a la docencia: dirigió la Maternidad, la Escuela de Enfermeras por él fundada, el Hospital de San Juan de Dios, el Hospital Civil y la Clínica Isidro Ayora. Fundó, junto con los doctores Ángel Sáenz y Ricardo Villavicencio, la Clínica Quirúrgica; estableció la primera Casa-Cuna de Quito; y fue segundo presidente de la Cruz Roja Ecuatoriana.
En el campo de la docencia, se desempeñó como profesor de obstetricia de la Universidad Central, como decano de la Facultad de Medicina y, desde 1925, como rector de la Universidad Central. En todos sus cargos se manifestó honesto, serio, creativo y firme. A partir de 1919, incursionó en la política como concejal y presidente del Municipio de Quito. Tras la revolución "juliana", que acabó con la hegemonía del partido Liberal Radical el 9 de julio de 1925, se sucedieron varias Juntas de Gobierno; en la segunda de ellas, Isidro Ayora fue encargado de la Cartera de Previsión Social (enero 1926), recientemente fundada.
El primero de abril del mismo año se formó otra Junta Suprema de Gobierno, que designó a Isidro Ayora como presidente provisional de la República; en calidad de tal, gobernó hasta 1928, año en que la Asamblea Constituyente que él mismo convocó le designó presidente interino, para confirmarlo el 17 de abril de 1929 como presidente constitucional, cuyo mandato debería prolongarse hasta 1932.
El doctor Ayora gobernó con elementos de tendencias progresistas, sin preferencia por el partido conservador, y con muy pocos miembros del partido liberal. Su gobierno no se apoyaba, pues, en los partidos tradicionales, sino en las Fuerzas Armadas. Ello explica que se mostrara fuerte y represivo. Comenzó limitando la libertad de prensa: clausuró muchos periódicos pequeños y algunos de los más importantes, como El Guante de Guayaquil y El Día de Quito; desterró, entre otros, a Vicente Nieto (director del popular periódico Fray Gerundio), y, temeroso ante la gran popularidad de Jacinto Jijón Caamaño a su regreso del exilio, Ayora lo expatrió de nuevo; se hicieron comunes los confinamientos de miembros de la oposición al Oriente o a las Galápagos, así como las multas contra conspiradores y opositores a las reformas.
Se empeñó en la modernización de la administración pública, para lo cual trajo de Estados Unidos la Misión Kemmerer (del profesor de la Universidad de Princeton, doctor Edwin Alter Kemmerer); con esta asesoría, más la de expertos ecuatorianos, logró llevar a cabo una de las más fecundas y básicas obras de gobierno. Entre sus realizaciones cabe recordar la fundación del Banco Central del Ecuador, del Banco Hipotecario (hoy de Fomento), de la Caja de Previsiones y Jubilaciones (hoy integrada al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), el Servicio (hoy Instituto) Geográfico Militar y la Procuraduría General de la Nación; creó las direcciones del Tesoro, Ingresos, Aduanas y Suministros, la Comisión Permanente de Presupuesto y la Superintendencia Bancaria.
Una medida muy criticada por muchos fue la devaluación de la moneda, de tres a cinco sucres por dólar. Hizo acuñar una moneda de sucre (más tosca que la antigua) y una de cincuenta centavos. El humor y la socarronería popular designaron a la primera con el nombre de ayora, y a la segunda con el de laurita, en honor a la primera dama, doña Laura Carbo de Ayora. Esta decisión permitió al gobierno disponer de recursos para la acometida de varias obras de carácter público y de beneficio para el país, tales como el avance del ferrocarril Quito-Ibarra o la terminación del saneamiento de Guayaquil.
En el campo social y político hay que recordar la reforma de la constitución de 1929 y la concesión del voto a la mujer. Pero varios elementos comenzaron a jugar en su contra, tales como los efectos de la gran depresión económica de 1929-1930 y la caída en la producción de cacao (principal elemento de exportación del Ecuador en aquel momento) causada por una plaga. Poco a poco se fue fraguando la crisis social, económica y política. Comenzaron las agitaciones laborales y las huelgas estudiantiles; hubo un intento de golpe de estado por parte del general Gómez de la Torre y forcejeos de los partidos tradicionales por acceder al poder.
Tantas dificultades juntas le llevaron a presentar la renuncia en septiembre de 1930, pero el Congreso no se la aceptó en aquella oportunidad. Un año más tarde, sin embargo, se vio obligado a presentar de nuevo su renuncia, esta vez en forma irrevocable. Le empujaron a ello tres acontecimientos: la huelga estudiantil de Guayaquil, el voto de censura a su ministro de Gobierno Julio E. Moreno y la sublevación del batallón Chimborazo.
El Congreso encargó entonces del gobierno al coronel Luis Larrea Alba. Isidro Ayora se retiró del campo de la política, y sin hacer caso ni de alabanzas ni de críticas resentidas a su gestión gubernamental, se entregó de nuevo al ejercicio de su profesión en la Clínica Isidro Ayora. La Universidad de Berlín le concedió en 1955 el doctorado Honoris Causa. Fue uno de los primeros en practicar en Quito la obstetricia moderna, y supo poner al servicio de la salud todos sus esfuerzos y su talento.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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