El supermacho
Publicada en 1902, esta novela del escritor francés Alfred Jarry tiene como protagonista a Andrea Mercueil, un joven y espléndido señor que reúne en 1920 (fecha que el autor imagina como la del triunfo de la técnica) a varios amigos en su castillo de Lurance, a pocos kilómetros de París. Entre esas amistades figuran nobles, científicos, inventores, médicos y estudiosos de ciencias humanas, a los que Andrea Mercueil muestra la vivacidad de su espíritu, siempre curioso de nuevas realizaciones y al mismo tiempo alejado de auténtico apego a la vida.
El tema que más interesa a Mercueil es precisamente el de demostrar que el amor es un acto sin importancia y que, con un movimiento de la voluntad, podría superarse al indio que, según una cita de Rabelais y otros autores antiguos, tenía un acentuado vigor afrodisíaco. Después de varias discusiones, durante las cuales la terrible exuberancia del joven desafía las opiniones comunes acerca de las posibilidades eróticas del hombre, Andrea invita a sus huéspedes a que asistan a la prueba de un nuevo indio.
Alfred Jarry
Para tal prueba ha dispuesto que se presenten en el castillo siete cortesanas, las cuales se someterán al experimento a partir de medianoche y hasta la noche siguiente. Pero Elena Bison, la joven hija de un sabio inventor del movimiento perpetuo, organizador de la célebre carrera de las Diez mil millas, se enfrenta con el vigoroso y atlético personaje (que no es otro que Andrea). Elena encierra bajo llave a las encantadoras doncellas y se ofrece para sostener ella sola la prueba, al término de la cual, presa de una embriaguez cada vez mayor, parece morir.
También Andrea, aunque sigue dominado por el frenesí de su apuesta, está postrado debido a la excepcional fatiga; el sabio intenta inspirarle amor por su hija mediante una máquina de su invención, pero el prodigioso supermacho está tan excitado que incluso la máquina se enamora de él, y en lugar de verse afectado por su corriente, él mismo genera y excita otra nueva, hasta que, en una congestión final, mientras intenta escapar, le alcanza la muerte.
El libro, caprichosamente impregnado de una extraña y fantasmagórica fantasía, representa un intento de narración a medias científica y a medias fabulosa, y por sus posibilidades artísticas y su continuada y sostenida ironía parece encontrarse entre la Eva futura de Villiers de L'lsle-Adam y el Rey Francachela de Marinetti. Pero además del sarcasmo a propósito de la sociedad moderna, hecha de ficciones y de frases hechas, muchas de sus páginas hacen gala de un valioso juego inventivo y brillan por la desenvoltura del personaje, llevado por medio de razonamientos cerebrales a auténticos actos de locura.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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