William Shakespeare
Coriolano
Esta tragedia en cinco actos en verso y prosa de William Shakespeare fue escrita hacia 1607-1608, representada probablemente a principios de 1608 e impresa en el infolio de 1623. La fuente es la vida de Coriolano en las Vidas paralelas de Plutarco, que Shakespeare leyó en la traducción de Thomas North (1579), hecha sobre la francesa de Jacques Amyot.
Cayo Marcio, soberbio general romano, debido a sus prodigios de valor en la guerra contra los volscos y a la toma de la ciudad de Corioli, recibe el sobrenombre de Coriolano. A su regreso a Roma, el Senado pretende que sea nombrado cónsul, pero su actitud altiva y despectiva hacia la plebe le hace impopular y, pese a los esfuerzos de Menenio Agripa, los tribunos consiguen su destierro.
Se dirige a casa de Tulo Aufidio, general de los volscos, su acérrimo enemigo; es recibido calurosamente y puesto a la cabeza de los volscos para vengarse de los romanos. Coriolano llega a las murallas de la ciudad y los romanos, para salvarla de la destrucción, envían a su airado conciudadano antiguos amigos, que le instigan a pactar, pero en vano. Finalmente la madre de Coriolano, Volumnia, su mujer Virgilia y su hijito van a implorarle que salve a la ciudad. Cede a sus súplicas, concluye un tratado favorable para los volscos y vuelve con ellos a la ciudad de Anzio. Allí el general de los volscos le acusa de haber traicionado los intereses de este pueblo y, con ayuda de conspiradores, le hace matar en la plaza pública.
Shakespeare siguió muy fielmente las fuentes, en el argumento, en el estilo (similitudes y expresiones del texto de North se encuentran en los versos shakesperianos) y en la caracterización del protagonista. También el carácter de Aufidio es tal como se encuentra en Plutarco; Shakespeare atribuye a Volumnia el arte del disimulo y sobre este motivo basa la escena segunda del tercer acto, bastante famosa, en la que trata de persuadir a su hijo a que disimule para conseguir el consulado. Virgilia y Menenio son casi por entero creaciones de Shakespeare.
El dramaturgo concentra todo el interés en el protagonista, enriqueciendo con muchos detalles el relato plutarquiano y haciendo resaltar dicho carácter en contraste con la multitud, cuya sandez y volubilidad representa, hasta transformar un episodio histórico en el que culminó la lucha de principios en una oposición amarga y caricaturesca entre un alma de patricio cerrada por el orgullo y el alma vana y susceptible de la masa.
Más que tragedia, Coriolano es un drama histórico pero de un género bastante particular; tiene un gran relieve el elemento satírico y grotesco (como en la escena en que Coriolano ha de mendigar los votos de los plebeyos y los arrebata con una actitud de desafío más que de humildad), y dicho aspecto, así como la figura del zumbón Menenio, hace pensar en ese drama ambiguo que es Troilo y Crésida, donde no se pintan los conflictos internos de los protagonistas.
En realidad no hay conflicto en Coriolano (cede a las plegarias de sus seres queridos sin lucha interna: es como el derrumbamiento momentáneo de un mundo que muy pronto se rehace en su cohesión), sino un acontecimiento histórico que sirve para ilustrar la vanidad y la locura de los hombres, cuyas acciones y reacciones parecen tener algo automático que las vuelve al mismo tiempo risibles y siniestras. La impresión que nos deja el drama es la contenida en unas palabras de Menenio (acto V, esc. 4): "Cuando (Coriolano) camina se mueve como una máquina de guerra... Su voz es un tañido fúnebre, su refunfuñar un redoble de tambores". Es un drama áspero y estridente, pobre de color y de calor y, sin embargo, robusto y "romano" en su amargura.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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