Jesús de Nazaret

 
La matanza de los inocentes. Cuando se cumplieron los días de la purificación de María, según la ley de Moisés, José y María llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor. La ofrenda de un par de tórtolas o dos pichones que San José y la Virgen María hicieron en el Templo era la que correspondía a una familia humilde. Cumplidos esos trámites, la familia preparó el regreso a Nazaret. Pero el rey Herodes el Grande, alertado del nacimiento de un futuro rey de los judíos, dictó una orden por la que debían ser eliminados todos los niños varones menores de dos años que se hallasen en Belén y en toda su comarca. La familia huyó a Egipto, en donde permaneció hasta la muerte del tetrarca, y luego regresó a Nazaret. Allí trascurrió la infancia y juventud de Jesús. A la vez que ayudaba seguramente a su padre en sus quehaceres de artesano, leía los textos sagrados judíos del Antiguo Testamento y escuchaba con particular atención a los maestros de las sinagogas. En la imagen, La matanza de los inocentes (1590), de Cornelis van Haarlem.