Francisco de Goya
El aquelarre
1820 - 1823
Pintura mural pasada a lienzo. 1,40 x 4,38
Museo del Prado, Madrid.
Habiéndose librado ya del lastre de los temas anecdóticos, las "pinturas negras", esenciales y crudas, tienen un contenido corrosivo, similar al modo en que actúa el ácido que roe la plancha de preparación del aguatinta o del aguafuerte. Así, en la pintura mural titulada El aquelarre (situada inicialmente en una de las paredes del comedor de la quinta) Goya expresó de modo estremecedor su visión del mundo. Una multitud deforme y sombría adora al mal, que, en forma de macho cabrío y con hábito de fraile, recibe el homenaje de esa humanidad. Sólo a la derecha, un tanto al margen de la composición, una figura femenina, joven, con mantilla y manguitos, abre un interrogante sobre su significación.