Julio Ycaza Tigerino
(Estelí, 1919 - Managua, 2001) Escritor y político nicaragüense. Cursó su formación secundaria en el Colegio Centro-América de Granada, regentado por los padres jesuitas.
Ya en posesión del título de bachiller, pasó a la ciudad de León para cursar estudios superiores de Leyes, carrera que concluyó en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Managua. Al tiempo que cumplía con sus obligaciones estudiantiles, Julio Ycaza empezó a mostrar su acusada inclinación hacia la escritura, que le llevó a integrarse en los principales cenáculos literarios de Managua.
En 1943 marchó a Chile para ampliar sus conocimientos de Leyes y especializarse en Derecho del Trabajo. En el país andino comenzó a colaborar con cierta asiduidad en algunas publicaciones periódicas, entre las que destaca la revista Estudios, dirigida por su maestro Jaime Eyzaguirre. Tras una fructífera estancia en Buenos Aires, cruzó el Atlántico y llegó a España en 1946, donde tomó parte activa en el XIX Congreso Mundial de Pax Romana, en calidad de delegado oficial de Nicaragua. Afincado en la capital de España, aprovechó este viaje para seguir ampliando sus conocimientos y consolidar definitivamente su prestigio intelectual.
A su regreso a Nicaragua (1950), Ycaza Tigerino se incorporó a la carrera judicial y empezó a desplegar una intensa actividad política que le situó a la cabeza de los ideólogos del Partido Conservador, en el que había formalizado su ingreso tan pronto como hubo retornado a su país natal. A partir de entonces, su presencia constante en la vida pública de su nación le condujo hasta el Parlamento de Nicaragua en calidad de diputado, en dos etapas distintas (1957-1967 y 1972-1979); y le deparó otras misiones políticas de responsabilidad. En 1954 ingresó como miembro de número en la Academia Nicaragüense de la Lengua, donde pronunció un lúcido y elocuente discurso sobre la obra de Rubén Darío.
Relegado de nuevo en la década de los ochenta a raíz del triunfo en Nicaragua de la Revolución Sandinista, fue víctima de la persecución política y el encarcelamiento por su defensa de su ideología católico-conservadora. Finalmente, su figura y su obra fueron rehabilitadas tras la llegada al poder de la Unión Nacional Opositora (UNO), liderada por Violeta Barrios de Chamorro.
Su obra
Empeñado en reflexionar sobre la crisis cultural y espiritual de Occidente con mayor dedicación y hondura que cualquier otro analista centroamericano, fue asimismo un estudioso tenaz y meticuloso del concepto de Hispanidad y de las raíces históricas, culturales y políticas de los pueblos americanos de habla hispana. Para el pensador nicaragüense, la Hispanidad es dramática en la medida en que se aleja del mundo moderno por culpa de su apego y fidelidad al cristianismo, vínculo que la presenta como un elemento hostil frente al racionalismo de la sociedad contemporánea; asimismo, la experiencia unitaria de la Hispanidad es dolorosa porque los pueblos que la integran, debido a su incapacidad para adaptarse al racionalismo frío y materialista de la sociedad contemporánea, tratan desesperadamente de evadirse de la Historia por las vías de la revolución y la anarquía.
Por eso la conclusión de Ycaza Tigerino -en plena coherencia con su fe religiosa- apunta necesariamente a la idea de misión: los valores que encierran los pueblos hispánicos son eternos, y en tal condición deben ser nuevamente asumidos por la conciencia de la humanidad, lo que salvaría no sólo al cristianismo, sino también (siempre según su personal punto de vista) a la civilización occidental.
En el terreno de la crítica literaria, Ycaza fue uno de los primeros estudiosos que ensayó una interpretación conjunta y general de la poesía nicaragüense, así como el auténtico introductor en los estudios literarios centroamericanos, a mediados del siglo XX, de la crítica sociológica. Entre sus ensayos y estudios literarios más notables, cabe recordar los titulados La poesía y los poetas de Nicaragua (1958), Los nocturnos de Rubén Darío y otros ensayos (1964), Estudio de la poética de Rubén Darío (1967) y La palabra y el ritmo en Rubén Darío (1987).
La producción poética de Ycaza (ciertamente escasa) conserva una vigorosa y fecunda actualidad. Su primer poemario, publicado a finales de la década de los cincuenta bajo el título de Poemas del campo y de la muerte (1959) puso de manifiesto la irrupción de una voz lírica empecinada en exteriorizar las emociones derivadas de la contemplación del paisaje. Desde una íntima sensibilidad poética, unida a los vastos conocimientos adquiridos en el ejercicio de la crítica literaria, Ycaza introdujo en las Letras nicaragüenses los mejores hallazgos de la Vanguardia europea.
Un año después de la aparición de su primer volumen de versos, el autor publicó una segunda entrega poética titulada Tierra de promisión (1960), obra en la que la aprehensión lírica del paisaje cedían paso a un acento épico. Absorbido por sus ocupaciones políticas y sus trabajos ensayísticos, Julio Ycaza se sumió en un largo silencio poético del que no habría de salir hasta que, ya en plena vejez, volvió a tomar la pluma para recuperar ese aliento lírico que en el fondo nunca le había abandonado. En sus últimos poemas, publicados en diferentes revistas literarias, reaparecen los viejos temas de su opera prima, con singular presencia de la muerte y la evocación del paisaje.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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