Familia Tokugawa

Clan militar que ejerció el poder en Japón entre 1603 y 1867, ocupando el cargo de shogun. Este «tercer shogunado» (Shogunado Tokugawa o de Edo) fue el último, terminando con él el imperio japonés tradicional. El régimen de shogunado, vigente en Japón desde 1192, era una especie de dictadura militar sometida nominalmente al emperador, a quien se confinaba de hecho a la función de suprema autoridad religiosa.

Tokugawa Ieyasu (1543-1616) pertenecía a una familia de guerreros de la isla de Hondo, que se hizo con un dominio local luchando contra sus rivales y vecinos hacia 1560-80. Ieyasu se alió con los dos ministros imperiales que, por aquellos años, estaban unificando el país en lucha contra los señores feudales: Nobunaga e Hideyoshi. Gracias a esa alianza obtuvo nuevos dominios cerca de la Corte imperial de Kyoto, en donde instaló su nueva capital, Edo (el Tokyo actual).


Tokugawa Ieyasu

Al morir Hideyoshi en 1598, Ieyasu era el más poderoso de los daimíos (señores feudales) japoneses. Consiguió imponerse a sus rivales en la batalla de Sekigahara (1600) y, ya dueño del país, el emperador le reconoció el título de shogun o generalísimo de los ejércitos en 1603. Tras exterminar a la familia de Hideyoshi para consolidar el poder de los Tokugawa, se retiró en 1605.

Dejó el shogunado a su hijo Hidetada (1579-1632), haciendo asumir así el carácter hereditario del cargo. Hidetada consolidó las reformas iniciadas por su padre: centralizó el poder, sometió a la nobleza feudal, estableció una burocracia más eficaz y reformó el ejército y la hacienda imperiales.

Se retiró en 1623, dejando como shogun a su hijo Iemitsu (1604-51). En su época culminó el conflicto con los cristianos (detrás de los cuales se adivinaban las ambiciones intervencionistas de españoles y portugueses), iniciado en tiempos de su abuelo. En 1637-38 la protesta de los cristianos estalló en la Rebelión de Shimabara, que el shogun aplastó por la fuerza, acabando con la presencia del cristianismo en Japón. Dispuesto a aislar al país de la influencia extranjera, completó las restricciones a la navegación que había introducido su padre, decretando en 1639 un cierre de los puertos japoneses para los barcos occidentales (excepto a través de la base holandesa de Deshima), que se mantendría hasta 1854.

Bajo sus sucesores, el shogunado entró en decadencia, con casos como el de Tsunayoshi (1646-1709), llamado el Shogun Perro. Convencido por un monje budista de que era reencarnación de un perro, decretó la pena de muerte para quienes maltrataran a esos animales y mantuvo lujosamente a una jauría de unos 50.000.

La decadencia se detuvo temporalmente en 1716-45, con la llegada de Yoshimune (1684-1751), procedente de una rama secundaria de los Tokugawa. Reformó la administración, fomentó la educación, redujo los gastos de la corte, adoptó medidas contra la corrupción, introdujo nuevos cultivos y reguló el comercio. Sin embargo, tras su retirada del poder la situación volvió a deteriorarse, decreciendo el prestigio de los Tokugawa al tiempo que resurgía el culto al emperador.

El último shogun fue Yoshinobu o Keiki (1837-1913). Llegó al poder tras una dura lucha contra otros grupos familiares del clan Tokugawa, que se prolongó de 1858 a 1866. Detrás de esa lucha se hallaban los intereses encontrados de la nobleza feudal (los daimíos) y de la nobleza de servicio (los samuráis).

La victoria de estos últimos obligó a Yoshinobu a abdicar sus poderes en el emperador Mutsuhito en 1868, abriendo paso a un periodo de profundas reformas conocido como Revolución Meiji. Tras intentar por todos los medios conservar algún tipo de poder, Yoshinobu fue obligado a retirarse a sus dominios, aunque se le mantuvo el rango de príncipe.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].