Jorge Rojas
(Santa Rosa de Viterbo, Boyacá, 1911 - Bogotá, 1995) Poeta colombiano que fue el animador y editor de los cuadernos de Piedra y Cielo, que dieron nombre al grupo poético por él fundado. Fue el primer director del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), y miembro de la Academia Colombiana de la Lengua.
En su primer poemario, La forma de su huida (1939), es patente la influencia de algunos poetas españoles contemporáneos, como Juan Ramón Jiménez y Pedro Salinas. La influencia de Juan Ramón Jiménez se prolongó en el volumen La ciudad sumergida (1939), primero de una colección de cuadernos poéticos impulsada por Rojas que tomó el nombre de un libro de Juan Ramón (Piedra y cielo, 1918) y a cuyo alrededor se formó el grupo poético Piedra y Cielo, en el que participaron jóvenes poetas como Tomás Vargas, Darío Samper, Arturo Camacho, Gerardo Valencia, Eduardo Carranza y Carlos Martín.
Jorge Rojas
La estética de Jorge Rojas y sus compañeros "piedracielistas" postulaba la recuperación de una literatura neosimbolista, plagada de sutilezas verbales y basada en el legado recibido de la mejor lírica española, desde el Siglo de Oro (especialmente Luis de Góngora) hasta la Generación del 27 (Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda). Dentro del formalismo, su tendencia a seguir la tradición clásica les condujo a recuperar el gusto por la metáfora barroca y el lenguaje recargado (de amplias resonancias gongorinas), que en la producción particular de Jorge Rojas se tiñó además de un neorromanticismo depurado (muy propio de la primera etapa de Juan Ramón Jiménez), visible en su tendencia a la confidencia sentimental.
La eclosión del piedracielismo coincidió en Colombia con un despegue económico del país, que progresaba por un sendero opuesto al que habían comenzado a transitar estos poetas. Los poetas del grupo se alejaron del racionalismo y el practicismo surgidos al amparo del proceso de modernización para volver los ojos al pasado y a su propio interior, y ahondar en los matices del sentimiento, en temas más etéreos que terrenales. Se dio la paradoja de que estos poetas tuvieron éxito entre los lectores, que recitaban de memoria sus versos. Pero la falta de espíritu renovador fue una grave limitación que, a la postre, dejó reducida a anécdota la aventura de los piedracielistas.
Dentro de su predilección por los temas y los moldes clásicos, Jorge Rojas cultivó el soneto en su siguiente entrega poética, Rosa de agua (1941), iniciando una evolución hacia un tono más sensual e intimista y una línea temática americanista. Dos de las series de sonetos que conforman este poemario (las tituladas "Momentos de la doncella" y "Sonetos elementales") fueron traducidas al francés por el narrador, ensayista y crítico literario Reims Roger Caillois. En Soledades I (1948), recogió una serie de composiciones elaboradas entre 1936 y 1945. Se trata de poemas extensos que, concebidos como cantos de meditación amorosa, exaltan la figura de la mujer en relación con la Naturaleza, dentro de esa corriente de panamericanismo literario que convirtió en materia poética los campos, las ciudades, los hombres y, en definitiva, la geografía y la historia del continente. Soledades II (1965) se compone de piezas similares escritas entre 1950 y 1964.
El resto de su producción poética, en la que cada vez cobró más peso específico la descripción del paisaje colombiano, se completa con Cárcel de amor (1976) y Soledades III (1985). Su último libro, Huellas (1993), retoma sus temas predilectos (el paso del tiempo, el amor, la muerte) con versos de precisión y factura admirable. Rojas brilló también por sus traducciones en verso (como la del Cementerio marino, de Paul Valéry) e incursionó en el teatro con La doncella de agua (1948), pieza de teatro poético más pensada para la lectura que para la representación.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
[fecha de acceso: ].