Muhammad ibn Quzman
(Abu Bakr Muhammad ibn Quzman, llamado Abenguzmán y Ben Guzmán o Quzmán; Córdoba, hacia 1086 - 1160) Poeta hispanoárabe nacido en el seno de una familia perteneciente a la baja nobleza. Su fama se deriva de una colección o diván de 193 zéjeles, poemas estróficos (a diferencia de la poesía árabe clásica, de constitución no estrófica o anestrófica) escritos en árabe vulgar en su variante andalusí, salpimentada con un buen puñado de palabras en lengua romance; además, en el cancionero único de su obra, conservado en la Academia de Ciencias de Rusia, hay cerca de cuarenta versos escritos al modo clásico, más una moaxaja.
Durante largo tiempo se confundió a este autor con un tío paterno con el que compartió nombre y oficio (aunque hoy se le considere un poeta de segundo orden), que fue visir (también lo era su sobrino, para dificultar aun más la diferenciación entre ambos) del rey Al-Mutawakkil de Badajoz y que falleció en 1114. Los estudiosos conocen ahora al tío como «el Viejo», mientras que su sobrino es conocido como «el Joven».
Por su propio testimonio, sabemos que nació después de la batalla de Sagrajas y que falleció, con toda seguridad, el 2 de octubre de 1160, en el momento en que Ben Mardánix tenía cercada Córdoba; de ese modo, a Muhammad ibn Quzman le tocó vivir casi todo el periodo de hegemonía almorávide y llegó a conocer el inicio del periodo almohade. Lo que sabemos de su vida procede, mayoritariamente, de alusiones en el interior de sus poemas; con todo, se trata de una fuente de información que hay que usar con suma cautela, pues Muhammad ibn Quzman era un gran fabulador a quien le gustaba jugar a su antojo con burlas y veras. Nos consta que viajó por toda Andalucía y que, tal vez, llegó a Marruecos, hasta la bella ciudad de Fez.
Como autor de zéjeles, trísticos con estribillo destinados al canto, se distancia de la poesía clásica árabe (con dos géneros básicos, la casida y la gacela) y consigue expresar toda la espontaneidad de lo popular con sus burlas, juegos y realismo. Los rasgos que separan el zéjel de la poesía árabe clásica son, como se ha apuntado, el uso de la lengua vulgar y el estrofismo; aparte, no obstante, son muchos los estudiosos que sugieren el uso de una métrica rítmico-acentual o cuantitativa del zéjel, frente al patrón cualitativo de los divanes al modo clásico.
Los zéjeles conservados tratan temas muy diversos: los hay amorosos (tanto heterosexuales como homosexuales), báquicos-anacreónticos, panegíricos, mendicantes (la mayoría)... todos ellos característicos del medio en el que se compusieron, que Muhammad ibn Quzman recrea con toda la vitalidad de aquella sociedad. Como curiosidades, cabe señalar que, en uno de ellos, agasaja al gran filósofo Averroes cuando éste no era más que un joven prometedor; en otro, el cordobés nos obsequia con una magnífica canción de alba.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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