Piteas o Pytheas

(Siglo IV a.J.C.) Navegante, geógrafo, astrónomo y matemático griego. Fue el descubridor del litoral norte y oeste de la península Ibérica (c. 325) y, después de llegar a Bretaña, alcanzó la península de Jutlandia (Dinamarca). Sus vivencias quedaron plasmadas en su obra Sobre el océano (también denominada a veces Descripción de la Tierra), que conocemos gracias a un historiador muy posterior, Polibio. Como astrónomo, fue el primero en intuir la relación existente entre los movimientos lunares y las mareas.

Desde el siglo V antes de Cristo la rivalidad entre cartagineses y griegos por el control de las rutas comerciales mediterráneas hizo que ambos pueblos establecieran zonas de influencia. El Mediterráneo occidental quedó dividido en dos partes: los griegos controlaban la zona situada al norte de este mar, además de la mitad oriental de Sicilia, en tanto que los cartagineses mantenían un férreo dominio sobre la otra mitad de Sicilia y el sur del Mediterráneo. El eslabón principal del dispositivo cartaginés era el control del estrecho de Gibraltar. Con posesiones a ambos lados del mismo y un buen conocimiento de las fuertes corrientes que dificultan la navegación entre el Mediterráneo y el Atlántico, Cartago, con el apoyo de las colonias y factorías fenicias, podía cerrar el paso de los griegos al comercio marítimo del estaño de Bretaña.

La ciudad de Massalia, la actual Marsella, era la colonia griega más importante del Mediterráneo occidental. Hacia el año 325 a.C. decidió enviar una expedición naval a los lugares de procedencia de dos de las mercancías más valiosas, el ámbar y el estaño, que hasta entonces sólo era posible conseguir a través de las rutas terrestres que seguían el valle del Ródano. El mando de esa expedición fue confiado a Piteas. La elección de este astrónomo y matemático para encabezar una expedición al Mar del Norte supuso todo un cambio de mentalidad respecto a la manera habitual de dirigir una misión de ese tipo, ya que, por lo general, era encomendada a los comerciantes y marineros.

Tras zarpar de Massalia, la flotilla de Piteas navegó hacia el estrecho de Gibraltar y logró franquearlo, no sabemos si de manera furtiva o tras alcanzar un acuerdo con los cartagineses. Una vez superado este obstáculo, puso rumbo al norte siguiendo la costa de la península Ibérica, primero, y de la Galia, a continuación, hasta llegar a Armórica, la actual Bretaña. De allí se dirigió a la costa de Cornualles, en lo que denominó las "Islas Británicas". Éste era uno de los lugares de donde procedía el estaño.

Para una mente menos inquieta que la de Piteas, en este punto la parte principal de la misión ya estaría completada, pero él tenía otros planes. Ordenó seguir navegando por la costa de Gran Bretaña hasta completar su circunnavegación. Una vez alcanzadas las costas septentrionales de la actual Escocia, le llegaron noticias de la existencia de una isla más al norte, Thule. Piteas, con la ayuda de navegantes de las tribus locales que conocían bien aquellas aguas, desvió su rumbo y, tras una semana de navegación, arribó a las frías costas de Islandia. Esto convirtió a Piteas y sus compañeros en las primeras personas procedentes del Mediterráneo que pisaron este lugar.

Durante esta parte del viaje, Piteas tuvo ocasión de observar algunos curiosos fenómenos de la naturaleza completamente desconocidos para las gentes del Mediterráneo, como el llamado sol de medianoche en el verano de las latitudes más septentrionales, la fuerza de las mareas en el Atlántico y la presencia de icebergs. De hecho, a Piteas le fue muy útil el alargamiento de las horas de luz solar, ya que le permitía calcular su latitud a partir de la duración de la luz diurna: cuanto más avanzaba hacia el norte, mayor era la duración del día.

De vuelta a Gran Bretaña, Piteas continuó la navegación por el canal de Irlanda hasta llegar de nuevo a Cornualles, donde se dispuso a emprender el último trayecto de su exploración. El ámbar, resina fosilizada, era una de las mercancías más lujosas de la Antigüedad, y llegaba al mundo mediterráneo desde el Báltico, a través de diversas rutas terrestres que cruzaban Europa. La expedición massaliota realizó una arriesgada travesía por el Mar del Norte hasta Jutlandia, y de allí cruzó hasta el mar Báltico, donde estableció contacto con los habitantes de la región y accedió a los lugares donde se extraía el ámbar. Una vez completados todos sus objetivos, Piteas ordenó el regreso de esta singular expedición.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].