Nehemías
(Siglo V a.C.) Personaje judío del Antiguo Testamento. Fue el restaurador, junto con el sacerdote Esdras, de Jerusalén y de la comunidad judía después del exilio (445 a.C.). Reconstruyó las murallas de Jerusalén y llevó a cabo importantes reformas religiosas. Su obra de restauración aparece narrada en el Libro de Nehemías, así como en las Crónicas y en el Libro de Esdras.
Nehemías contempla afligido el ruinoso estado de las murallas de Jerusalén
(ilustración de Gustave Doré)
Según el relato bíblico, Nehemías, que había nacido en Babilonia en el seno de una familia de deportados, era copero en la corte de Artajerjes I (465-424) en Susa. Las penosas noticias, comunicadas por su hermano Hanani, acerca de la situación de Jerusalén, falta de murallas defensivas y presa de astutos intrigantes religiosos y políticos, le sumieron en una profunda tristeza de la que se dio cuenta el mismo soberano. El rey de Persia le permitió que marchara a Jerusalén con el cargo de pehah o gobernador en la primavera de 445, con cartas reales para los sátrapas.
Dotado de un valor indómito y de una energía extraordinaria, sin dormirse nunca en los laureles y previniendo la hostilidad de las poblaciones circundantes, Nehemías visitó de noche los muros derruidos para tener una idea exacta del trabajo que exigía su reconstrucción. Convocados los ancianos, les impulsó a reparar inmediatamente las brechas de los baluartes; le fue señalada a cada familia su participación en el gran taller hierosolimitano. Indiferente al peligro de los atentados personales, Nehemías alentaba a todos con el ejemplo. La rapidez desconcertó a los enemigos; los obreros «sostenían la herramienta con una mano y la espada con la otra». Los vigías estaban prontos a señalar con las trompetas las eventuales incursiones samaritanas.
Después de tan sólo cincuenta y dos días, Nehemías pudo celebrar la reconstrucción de la muralla; pero quiso, además, restablecer la moral decaída en aquellos años de servidumbre. Y en efecto, tras una breve estancia en Persia (433-424), regresó a Jerusalén y prohibió los matrimonios con mujeres no israelitas, vía continua de infiltraciones paganas; expulsó del templo al amonita Tobías, que había establecido en él un verdadero mercado; y protegió a los pobres contra la rapacidad de los ricos proclamando una condonación general de deudas. Con la ayuda de Esdras, leyó la Torah ante el pueblo que había vuelto del destierro y de la dispersión, y se mostró áspero con los culpables, a los que hizo golpear y cortar barba y cabellos, cerrándoles las puertas de la ciudad. Nehemías murió en fecha desconocida, probablemente en Jerusalén, pronunciando las confiadas palabras con que termina su libro: «Acuérdate de mí, ¡oh Dios mío!, para mi consuelo. Así sea».
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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