Mario Monti
(Varese, 1943) Economista y político italiano que fue Comisario Europeo de la Competencia (1999-2004) y Primer Ministro de Italia (2011-2013). Mario Monti nació el 19 de marzo de 1943 en Varese (Lombardía), en el seno de una familia de clase media, segundo hijo del director de una sucursal bancaria de Milán. Estudió el bachillerato con los jesuitas milaneses. Cursó economía y administración de empresas en la Universidad Bocconi, de la capital lombarda, en la que se licenció en 1965, y amplió estudios en la Universidad de Yale (Estados Unidos).
Mario Monti
Su carrera académica comenzó en 1965 como profesor ayudante en la Universidad Bocconi. En 1969 obtuvo la cátedra de economía en la Universidad de Trento, y al año siguiente se trasladó a la de Turín, en la que enseñó hasta 1979. Su currículo se cerró en la Universidad Bocconi, de la que fue sucesivamente profesor de teoría monetaria, director del Instituto de Economía Política, rector (1989-1994) y presidente (1994), cargo en el que sucedió al político liberal Giovanni Spadolini.
Ejerció como asesor de numerosas empresas y perteneció a los consejos de administración de Fiat y de la aseguradora Generali. También participó en varias comisiones gubernativas y parlamentarias sobre el sistema crediticio, la defensa del ahorro y la deuda pública (1981-1989). Al mismo tiempo, ganó notoriedad como columnista del diario Corriere della Sera (1978-1994), propiedad de la familia Agnelli, y como colaborador de varias publicaciones especializadas.
A principios de los 90 Mario Monti era una figura respetada en su país, y aunque se le consideraba un liberal moderado, carecía de afiliación y de experiencia política. El 29 de octubre de 1994, a propuesta del gobierno de Silvio Berlusconi, Monti fue designado segundo comisario italiano, encargado del Mercado Interno y los Servicios Financieros de la Comisión Europea presidida por el luxemburgués Jacques Santer. Ese cargo, sin mucho relieve e incompatible con cualquier otro en la empresa privada, le permitió familiarizarse con los mecanismos comunitarios y granjearse el respeto institucional por su lucha implacable contra los paraísos fiscales. El éxito de su gestión le valió la confianza del nuevo gobierno italiano de centroizquierda, que lo apoyó para seguir en Bruselas.
Comisario de la Competencia
En la Comisión presidida por su compatriota Romano Prodi, constituida el 9 de julio de 1999, pasó a ocupar la comisaría de la Competencia, la más poderosa e influyente de las políticas internas. También la más expuesta a las críticas de las empresas o de los gobiernos que pretenden mantener las subvenciones estatales o adoptar medidas proteccionistas. En el terreno político, el comisario que vela por la libre concurrencia está expuesto a las iras de una parte de la izquierda, que vitupera al supuesto cancerbero del liberalismo, pero también de la derecha soberanista.
Su cruzada en favor de la libertad comercial, en contra de los monopolios y de los subsidios gubernamentales, le valió el apodo de Supermario, al frente de un departamento llamado oficialmente Dirección General de la Competencia, que emplea a unos 600 especialistas y funcionarios e incluye una oficina del «abogado del diablo» encargada de estudiar y revisar todos los argumentos que esgrimen los grandes consorcios industriales. Este organismo rechazó los incentivos fiscales del País Vasco y autorizó a las compañías eléctricas españolas a cobrar la compensación por los costes de transición a la competencia. Aunque la Comisión sólo se opuso a 18 de los 2.100 casos de concentraciones empresariales examinados entre 1990 y 2002, la publicidad y las presiones de algunas multinacionales dieron la impresión de que la burocracia bruselense ejercía un poder exorbitante.
Ningún problema impidió las fusiones de las que nacieron las empresas europeas Total, Arcelor y EADS. La primera gran tormenta se produjo en julio de 2001, cuando la Comisión Europea bloqueó la adquisición de Honeywell por General Electric, dos gigantes que habían obtenido la autorización de las autoridades estadounidenses anti-trust para una operación valorada en 42.000 millones de dólares, claro ejemplo de que las discrepancias mercantiles entre Estados Unidos y la Unión Europea se incrementaron desde 2001 con el gobierno de George W. Bush. Otros procedimientos notorios terminaron en octubre de 2002 con sendas multas impuestas a Sotheby's (subastas de arte) y Nintendo (máquinas electrónicas) por prácticas abusivas para alterar los precios.
En 2002, varias decisiones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en contra de la Comisión Europea por impedir tres fusiones empresariales (entre ellas, la de Schneider con Legrand y la de Tetra-Laval-Sidel) perjudicaron la reputación de la Dirección General de la Competencia, acusada de parcialidad en algunos casos. Los jueces de Luxemburgo declararon igualmente que la Comisión no disponía de suficientes elementos para infligir una multa de 273 millones de euros a un grupo de armadores por un supuesto acuerdo ilícito sobre los precios.
No obstante, la Comisión aprobó el proyecto de Mario Monti sobre la reforma y modernización del reglamento comunitario para el control de las fusiones, el 11 de diciembre de ese año. El texto preveía una menor discrecionalidad en los criterios de valoración y una flexibilización de los procedimientos de análisis, así como el reforzamiento del profesionalismo de la Dirección General de la Competencia. Un economista jefe, adjunto del director general, sería el encargado de «establecer las líneas directrices de los equipos de investigación y un punto de vista económico caso por caso». Para el nuevo cargo fue nombrado el profesor Lars-Hendrik Roeller, de formación norteamericana.
Expediente contra Microsoft
El gran combate entablado por la Comisión contra el gigante estadounidense Microsoft constituyó la gran prueba para los servicios de la Competencia. Tras rechazar una última oferta de Microsoft, con la que ésta pretendía crear un precedente del que dependería el comportamiento de las empresas en situación de monopolio, Monti insistió en que debía modificar sus prácticas monopolísticas y resumió: «Estamos aquí para defender los intereses de los consumidores en el territorio europeo».
En su intervención ante el Parlamento Europeo, en febrero de 2004, en el momento crucial del expediente contra Microsoft, Mario Monti, el único comisario en ejercicio que no procedía del mundo de la política, insistió en que su actuación nada tenía que ver con los prejuicios ideológicos. En su opinión, tanto los defensores de la economía liberal como los socialistas pueden compartir sus objetivos de rebaja de los precios y ampliación de la oferta.
El 23 de marzo de 2004, por unanimidad de sus veinte miembros, pese a las fuertes presiones de Washington, la Comisión Europea decidió imponer a Microsoft una multa de 497,2 millones de euros, por abuso de posición dominante, y le ordenó modificar sus prácticas comerciales en nombre de la equidad hacia sus competidores. Se trataba de la decisión más espectacular del tumultuoso mandato del comisario italiano y de la sanción más elevada jamás impuesta por Bruselas a una empresa, superior a los 462 millones con que castigaron a Hoffman-La Roche por repartirse el mercado de las vitaminas. Microsoft debería modificar el sistema operativo Windows para que sus concurrentes pudieran ofrecer terminales compatibles.
Las medidas correctivas de Bruselas sólo se aplican en el espacio económico europeo, pero no cabe duda de que la Comisión Europea, al amparar a los competidores, demostró seguridad, independencia e innovación frente a la corporación de Bill Gates, que recurrió ante el Tribunal de Luxemburgo y obtuvo un nuevo plazo para encontrar una salida técnica a sus problemas en Europa.
Autor de varios estudios universitarios de su especialidad, entre los que destacan Problemas de economía monetaria (1969), El sistema crediticio financiero italiano (1982) y Autonomía del Banco Central (1991), Mario Monti es miembro del Macroeconomic Policy Group, del Centre for European Policy Studies, del Aspen Institute y de la Société Universitaire Européenne de Recherches Financières (SUERF).
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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