Michelozzo
(Michele o Michelozzo di Bartolomeo Michelozzi; Florencia, 1396-1472) Arquitecto y escultor italiano. Si correspondió a Filippo Brunelleschi sentar las bases de la arquitectura renacentista y a Leon Battista Alberti establecer sus fundamentos teóricos, habría que ver en Michelozzo al arquitecto que supo adaptar los nuevos planteamientos a las necesidades del patriciado florentino, cultivando, al mismo tiempo, un estilo independiente y personal.
Michelozzo
De cuna mucho más humilde que la de Brunelleschi (su padre era un sastre originario de Borgoña), Michelozzo di Bartolomeo Michelozzi comenzó trabajando como troquelador de monedas y posteriormente aprendió escultura en contacto con Lorenzo Ghiberti. Como escultor, su nombre aparece asociado con el de Donatello, de quien pudo ser alumno; a lo largo de la década de los veinte colaboró con él en diversas obras de envergadura, de las que no ocuparemos tras examinar sus creaciones arquitectónicas.
Su primer proyecto maduro fue el conjunto del convento de San Marcos (1436-1444), encomendado por Cosme de Médicis el Viejo, patriarca de los Médicis y artífice del poder e influencia que detentaría la familia. Michelozzo alzó una austera iglesia de ábside pentagonal y dos claustros, así como una larga biblioteca de tres naves sostenidas por sobrias columnas provistas de capiteles jónicos, ejemplo de nitidez y elegancia.
Inmediatamente después, a partir de 1444, acometió la reconstrucción y ampliación de la iglesia de la Annunziata, cuya estructura gótica originaria transformó en una sala con capillas, mediante la inserción de muros entre las naves. A él se debe, también, el diseño de los dos claustros y la sacristía, pero lo más brillante de su intervención fue la tribuna circular que, a modo de presbiterio, dispuso para el extremo oriental de la iglesia. Se trata de una idea audaz, inspirada tanto en el templo de Minerva en Roma como en la rotonda de Santa Maria degli Angeli de Filippo Brunelleschi, que suscitó durante dos décadas una tensa polémica debido a que señaladas personalidades florentinas la consideraban inapropiada para una construcción religiosa. Sólo pudo materializarse gracias al apoyo de Leon Battista Alberti, que secundó el proyecto de Michelozzo y lo concluyó entre 1470 y 1473.
Su principal obra fue, no obstante, el palacio Médicis en la vía Larga de Florencia. Construido entre 1444 y 1459 (y ampliado y convertido en palacio Riccardi en el siglo XVII), fue pronto considerado el prototipo florentino de palacio. El edificio se articula en torno al núcleo central, el cortile, a base de cuatro crujías de tres arcos cada una. La planta resultante es cuadrada, cuyo alzado resulta un bloque pétreo que destaca poderosamente. La fachada se ordena en tres pisos y en el inferior aparecen, por vez primera, los sillares en almohadillado rústico, que abren en el interior un apacible patio cuadrado donde se fusionan las características de un pórtico y de un claustro de dimensiones reducidas. Los tres cuerpos se ordenan por un sistema de vanos: nichos cuadrados, en la parte inferior; ventanas, en la parte superior, que tienen en cuenta el valor de módulo proporcionado que posee la sucesión de vanos y muro, pues se abandona el sistema de cerrar sin ventanas o de colocar éstas desordenadamente.
Palacio Médicis Riccardi (Florencia)
El éxito de este modelo hizo que le fuese encomendada la construcción o remodelación de diversas villas mediceas situadas en los alrededores de Florencia (Trebbio, Careggi, Caffaggiolo, Fiésole), pequeñas fortalezas que Michelozzo hizo menos severas añadiendo ventanas a los muros y patios interiores. Prueba del triunfo del nuevo tipo de residencia es que entre 1450 y 1480 se edificaron, en Florencia, más de treinta palacios de distintos tamaños, gran parte de ellos basados en el palacio Médicis, en lugares agradables, no lejos de la ciudad y rodeados por la naturaleza.
El prestigio alcanzado por Michelozzo Michelozzi fue considerable. En 1446 fue nombrado maestro mayor de la Opera del Duomo en sustitución de Brunelleschi, cargo que ejerció hasta 1451. A partir de 1460 trabajó en Milán junto con Antonio Averlino, escultor y arquitecto florentino más conocido como Filarete, construyendo la capilla Portinari en la iglesia de San Eustorgio. Su reputación le llevó hasta Ragusa (actual Dubrovnik), donde intervino en el palacio de los Rectores y la torre Minceta. Todas sus edificaciones son de un alto nivel, y tanto su concepción de iglesia sin naves como su idea de mansión urbana dejaron una profunda huella en la arquitectura renacentista, acorde con una nueva ciudad que se convirtió en la capital de la Toscana.
Obra escultórica
Así como en el ámbito de la arquitectura renacentista fue el creador del modelo de palacio florentino, en su faceta de escultor la figura de Michelozzo Michelozzi es inseparable del naciente proceso del monumento funerario humanista. Deseosos de que su nombre, su prestigio y su figura pasasen a la posteridad, los hombres ilustres de la Florencia de principios de siglo decidieron encomendar a los más grandes artistas de su época la realización de monumentales «biografías en mármol», que les preservaran de los efectos del paso del tiempo y les concedieran una pétrea inmortalidad.
Michelozzo di Bartolomeo había sido, como tantos otros, discípulo de Lorenzo Ghiberti. Éste apreciaba su destreza como grabador y broncista, y hacia 1423 dejó en sus manos la ejecución del tabernáculo de Orsanmichele destinado a contener su San Mateo, una sencilla estructura con frontón triangular sobre pilastras que iba a marcar un nuevo rumbo dentro del tipo de ornamentaciones arquitectónicas del Renacimiento.
A continuación, Michelozzo decidió asociarse con Donatello para llevar a cabo tres grandes obras con las que se inicia un nuevo concepto de sepulcro monumental: la tumba de Juan XXIII, la tumba Brancacci y la tumba Aragazzi. La primera, la tumba del antipapa Juan XXIII, iniciada en 1424 para el baptisterio de Florencia, es un monumento concebido como unidad arquitectónica que ocupa un estrecho espacio entre dos gruesas columnas que le sirven de marco. Michelozzo superó esta dificultad colocando un friso a modo de pedestal en la zona inferior y una moldura en la superior para hacer más alargado el conjunto, y dispuso bajo el sarcófago tres Virtudes en relieve y una Virgen con el Niño en el luneto semicircular. La intervención de Donatello se ciñó a la figura en bronce del pontífice y a la inclusión de la airosa cortina que corona el monumento, con lo que se conseguía una mayor integración del mismo en el entorno.
Si bien este primer ensayo había concluido con éxito, no hay duda de que la obra inaugural del nuevo sepulcro renacentista, ya plenamente conseguida, es la tumba Brancacci, fechada en torno a 1427. Era un encargo de la familia del cardenal Rainaldo Brancacci para la iglesia napolitana de Sant'Angelo a Nilo, fundada por dicho prelado. Precisamente en Nápoles había desarrollado Tino di Camaino, en el siglo anterior, un modelo de tumba que constaba de tabernáculo arquitectónico, hastial decorado y sarcófago sobre cariátides, y éste fue el ejemplo seguido por Michelozzo y Donatello, al que dieron un tratamiento, no obstante, plenamente clásico. El diseño del tabernáculo renacentista, apoyado en sólidas columnas y con pilastras al fondo, es sin duda de Michelozzo. También lo es el conjunto de figuras que realizó con la ayuda de Pagno di Lapo Portigiani y otros escultores. El relieve de la Asunción de la Virgen, en cambio, se considera obra de Donatello.
La tumba Brancacci iba a sentar las bases del monumento funerario del Quattrocento. Sus propios autores se imitaron a sí mismos en la siguiente obra de este género, la tumba Aragazzi, realizada en honor al poeta Bartolomeo Aragazzi de Montepulciano. Montada tardíamente en 1437, fue desmembrada en el siglo XVII y se intentó recomponer en la centuria pasada, de forma que la mayor parte de sus piezas se encuentran en la catedral de Montepulciano. Allí pueden admirarse esculturas como el San Bartolomé o relieves como el que presenta a Bartolomeo Aragazzi despidiéndose de su familia, íntegramente ejecutados por Michelozzo. Son mármoles que revelan las formas sencillas y un tanto pesadas características de la manera del autor, aún vinculado, en el uso del cincel, a la estética tardogótica.
El último trabajo desempeñado conjuntamente con Donatello fue el púlpito de Prato (1428), para el que fundió el capitel de bronce que sostiene la obra. También colaboró con Luca della Robbia en la puerta de bronce de la sacristía septentrional de la catedral de Florencia, y llegó a identificarse con el sobrio clasicismo de este autor. Sin embargo, a partir de 1430 se dedicó cada vez más a la arquitectura, y las incursiones que efectuó en la escultura a partir de esa época muestran a un Michelozzo técnicamente irreprochable pero algo académico. En suma, a pesar de no haber alcanzado la perfección de un Ghiberti o el genio de un Donatello, el Michelozzo escultor supo mantener un dignísimo nivel y una aceptable independencia en relación a sus célebres contemporáneos.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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