Martín Adán
(Rafael de la Fuente Benavides; Lima, 1908 - 1985) Poeta y narrador peruano considerado un innovador en la prosa de ficción y uno de los fundadores, junto a José María Eguren y César Vallejo, de la poesía moderna en su país.
Martín Adán
Hijo de Santiago de la Fuente Santolalla (que falleció cuando Rafael tenía seis años) y Rosa Mercedes Benavides, hizo sus estudios en el Colegio Alemán de Lima (1916-26), donde tuvo como profesores al gramático español Emilio Huidobro y al poeta Alberto Ureta. En 1927 ingresó a la Universidad de San Marcos para cursar letras y derecho.
Ese mismo año aparecieron en la revista Amauta (firmados con el pseudónimo de Martín Adán, que mantendría toda su vida) algunos fragmentos de su libro La casa de cartón, publicado el año siguiente, y el poema Navidad. Durante los siguientes años publicó poemas y ejerció la crítica literaria en diversas revistas, principalmente Amauta y Mercurio Peruano, además de frecuentar las tertulias literarias de José María Eguren y José Carlos Mariátegui. En 1931 entró a trabajar en el departamento legal del Banco Agrícola del Perú, donde permaneció pocos años.
Martín Adán fue cayendo luego progresivamente en el vértigo de una honda crisis intelectual y emocional que lo llevó a una vida de autodestrucción por el alcohol. Escribía en servilletas o pedazos de papel con una caligrafía temblorosa; la protección de unos pocos amigos salvó parte de esos materiales heterogéneos y a veces incoherentes. En 1935 sufrió un primer internamiento en el Sanatorio de Magdalena, pero es a partir de 1937 cuando su residencia en sanatorios se hace más frecuente a causa del alcoholismo crónico. Durante su primer internamiento en el Hospital Larco Herrera (entre 1937 y 1941), finalizó De lo barroco en el Perú, su tesis doctoral en letras (1938).
A esta reclusión siguieron otras en el mismo hospital (de 1943 a 1946, de 1947 a 1949), hasta que alrededor de 1963 fue internado definitivamente en una clínica particular, que sólo abandonó en marzo de 1983 para volver a alojarse en el Hospital Larco Herrera, y a partir del año siguiente en el albergue Canevaro, que acabaría siendo la última morada del poeta.
Entre las distinciones que mereció se encuentran el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en el área de poesía los años 1946 y 1961 y el Premio Nacional de Cultura de Literatura correspondiente al bienio 1973-1974. En 1956 fue elegido miembro de la Academia Peruana de la Lengua.
La obra de Martín Adán
Martín Adán publicó en prosa La casa de cartón (1928) y De lo barroco en el Perú (1968), y los poemarios La rosa de la espinela (1939), Travesía de extramares (1950), Escrito a ciegas (1961), La mano desasida (1964), La piedra absoluta (1966) y Diario de poeta (1975). Parte de su obra se encuentra desperdigada en diarios y revistas: algunos fragmentos del poema "Aloysius Acker", destruido por el autor, los trabajos "Autores del primer siglo de la Literatura Peruana" (1939-40) y "Una primitiva bibliografía amazónica" (1942), el romance "La campana Catalina" y el poemario "Mi Darío".
Bajo el cuidado de Ricardo Silva-Santisteban se publicaron dos volúmenes que comprenden casi toda su producción literaria: Obra poética (1980) y Obras en prosa (1982); pero falta rescatar la gran cantidad de manuscritos inéditos que se encuentran en la colección de papeles personales de Martín Adán depositada en la Universidad Católica del Perú.
La obra de Martín Adán se ubica con claridad en una actitud que cuestiona abiertamente la tradición literaria y representa, al mismo tiempo, un caso radical de marginalidad o exilio interior en las letras peruanas. Desde La casa de cartón (1928), su temprana novela poemática, dejó traslucir un apego por la experimentación vanguardista. Sin abandonar nunca su aspiración antiliteraria, su poesía tomó sin embargo otro rumbo, pues la construyó con elementos culteranos que otorgaron un carácter de hermetismo místico a su búsqueda del absoluto y a la angustia con que el poeta expresó la incapacidad del lenguaje para aprehender el misterio de la existencia.
La casa de cartón fue la primera obra de Martín Adán y la que lo consagró como escritor con tan sólo veinte años. El libro carece de estructura y argumento novelescos y puede ser considerado prosa poética. Narra a manera de soliloquio las impresiones de un adolescente nostálgico que vive en el balneario de Barranco, situado al sur de la ciudad de Lima.
El ensayo De lo barroco en el Perú fue publicado por partes en la revista Mercurio Peruano y en forma íntegra en 1968, treinta años después que fuera presentada por el autor como tesis de doctorado en la Universidad de San Marcos. Sobre este extenso trabajo el poeta peruano Emilio Adolfo Westphalen afirmó que "con el pretexto de los que en la historiografía literaria peruana han sido denominados 'Los Románticos' (ellos mismos se llamaban 'Los Bohemios'), se debate y se dictamina sobre lo circunstancial y lo constante de nuestra literatura y, en mayor alcance, de lo que hace nuestra idiosincrasia como entidad, nuestro modo de ser como pueblo ...".
En la poesía de Martín Adán destaca por un lado la revaloración que efectúa de las formas métricas clásicas y por otro lado su apego, en algunos poemas, a ciertos aspectos del vanguardismo. Su primer poemario, La rosa de la espinela (1939), publicado como sobretiro de la revista 3, es un conjunto de diez décimas octosílabas cuyo tema es la rosa como representación de la belleza. Travesía de extramares (1950) recoge a su vez alrededor de cincuenta sonetos, la mayoría de ellos, como los "Sonetos a la rosa", ya publicados anteriormente. Los textos, considerados herméticos por su lectura difícil y el empleo de vocabulario barroco y especializado, son reflexiones sobre el mar, la rosa, la música de Chopin y la creación artística.
En su siguiente libro, Escrito a ciegas (1961), el poeta optaría por el verso libre para responder con una composición poética a una carta de la literata argentina Celia Paschero en la que le preguntaba datos sobre su vida. La mano desasida (1964) es un poemario en verso libre del que existe una versión publicada por Juan Mejía Baca, amigo del poeta y editor de sus últimos libros, y otra bastante más amplia incluida en la Obra poética. Tanto esta obra como La piedra absoluta (1966) son reflexiones de signo metafísico sobre la condición humana que se hace el poeta ante las ruinas de Machu Picchu. En sus últimos trabajos, los poemas de "Mi Darío" y Diario de poeta (1975), el autor volvió a usar el soneto.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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