Anna Magnani
(Roma, 1908 - 1973) Actriz de cine italiana. Hija ilegítima de madre italiana y padre egipcio, fue criada por su abuela materna y educada en un convento. Estudió interpretación en la Accademia d'Arte Drammatica de Roma mientras se ganaba la vida como cantante en clubes nocturnos. Tras actuar en espectáculos de variedades, debutó en el teatro en 1926 con una compañía de repertorio. Después de una gira teatral por Argentina, debutó en el cine en Scampolo (1927), de Augusto Genina, con un pequeño papel.
Anna Magnani
Tras unos años dedicada al teatro, regresó a la pantalla para protagonizar La cieca de Sorrento (1934), de Nuncio Malasomma. En 1935 se casó con el director Goffredo Alessandrini, que la dirigió en Caballería (1936) pese a dudar de su idoneidad para actuar en el cine. Entre lo mejor de estos primeros años destacó un papel de reparto en Nacida en viernes (1941), de Vittorio De Sica. En 1942 tuvo un hijo fuera del matrimonio con el actor Massimo Serato. El pequeño Luca, afectado de polio, centró la atención de su madre en los años posteriores.
Tras la Segunda Guerra Mundial, su talento interpretativo encontró un vehículo adecuado en Roma, ciudad abierta (1946), de Roberto Rossellini, una obra maestra que supone el nacimiento del neorrealismo y marcó una nueva época en la historia del cine dentro y fuera de Italia. Rodada en escenarios naturales y condiciones precarias poco después de la liberación de Roma, la película mostró al mundo las dificultades para sobrevivir en los últimos años de la guerra. Dentro de aquel reparto de actores poco conocidos o no profesionales, Anna Magnani realizó una prodigiosa interpretación como Pina, la amante embarazada de un dirigente comunista asesinada por la Gestapo.
Roma, ciudad abierta obtuvo un enorme éxito internacional y fue galardonada con la Palma de Oro del Festival de Cannes. Las vicisitudes de su rodaje quedarían reflejadas en una novela de Ugo Pirro, Celuloide. La Magnani, como ya se la conocía en Italia, recibió el premio a la Mejor Actriz extranjera del National Board of Review de los Estados Unidos y se convirtió en una estrella internacional a pesar de su físico, alejado de los cánones del momento. Su temperamento y su enorme talento recibieron numerosos elogios. Vittorio De Sica la calificó como "la mejor actriz de Italia y una de las más interesantes del mundo" y la crítica americana Pauline Kael dijo que era"la más 'real' de las actrices".
Anna Magnani en Roma, ciudad abierta (1946)
Un año después recibió la Copa Volpi a la Mejor Actriz del Festival de Cine de Venecia por su interpretación en Noble gesta (1947), de Luigi Zampa; colaboró luego con Rossellini en dos capítulos de L'amore (1948), un monólogo basado en la obra teatral La voz humana, de Jean Cocteau, y en el polémico episodio El milagro, en el que dio vida a una campesina que dice llevar en su seno a Jesucristo. En 1950 obtuvo la anulación de su matrimonio con Goffredo Alessandrini.
Convertida ya en la gran actriz italiana de posguerra, Anna Magnani trabajó con los mejores directores italianos y extranjeros. Su personalidad cinematográfica se puso de manifiesto en papeles de mujer fuerte, representación de los valores de la mujer italiana y personificación de la mamma a la manera clásica. Uno de los mejores ejemplos de sus trabajos en este registro fue Bellísima (1951), de Luchino Visconti, donde interpretó a la madre que desea que su hija pequeña se convierta en una actriz de cine.
Su enorme versatilidad le permitió elegir los proyectos más arriesgados dentro y fuera de Italia, como La carroza de oro (1952), de Jean Renoir, una de las más atípicas películas de su director que cuenta las peripecias de una compañía teatral del Siglo XVIII en América del Sur. Su primera película en los Estados Unidos fue La rosa tatuada (1955), de Daniel Mann, adaptación de la obra homónima que Tennessee Williams, su amigo personal, escribió para que la Magnani la estrenara en Broadway. Fue galardonada con el Oscar de la Academia a la Mejor Actriz y con el Globo de Oro y el premio de la crítica de Nueva York por su interpretación de la viuda Serafina Delle Rose, que mantiene un apasionado romance con un camionero interpretado por Burt Lancaster.
Desde entonces trabajó de forma regular en Hollywood, sin dejar de lado las producciones italianas. Recibió el Oso de Plata a la Mejor Actriz del Festival de Berlín y fue nominada al Oscar por segunda vez por su interpretación en Viento Salvaje (1957), de George Cukor, un melodrama que protagonizó junto a Anthony Quinn. Entre lo mejor de sus últimos trabajos destacó poderosamente Mamma Roma (1962), de Pier-Paolo Pasolini, en la que interpretó a una prostituta entrada en años que intenta cambiar su vida y reunirse con su hijo adolescente tras años de separación. Heredera directa y al mismo tiempo homenaje al neorrealismo, Mamma Roma fue la segunda película de Pasolini y pudo rodarse gracias al apoyo de una estrella como Anna Magnani, en un papel escrito para ella.
La actriz redujo notablemente su actividad profesional durante los años sesenta y sus apariciones en el cine fueron cada vez más escasas. Se dedicó sobre todo al teatro y a la televisión. Roma (1972), de Federico Fellini, film a caballo entre el documental y la ficción en el que aparece brevemente encarnándose a sí misma, fue su último trabajo en la pantalla grande. Anna Magnani falleció a causa de un cáncer de páncreas. Convertida en un verdadero símbolo nacional, su entierro provocó una concentración popular en Roma sólo superada por los honores reservados a los papas. Sus restos descansan en el mausoleo familiar de su amigo Roberto Rossellini.
Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet].
Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en
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