Lenin
(Vladimir Ilich Ulianov; Simbirsk, 1870 - Nijni-Novgorod, 1924) Líder comunista ruso que dirigió la Revolución de octubre y creó el régimen comunista soviético. Miembro de una familia de clase media de la región del Volga, su animadversión contra el régimen zarista se exacerbó a partir de la ejecución de su hermano en 1887, acusado de conspiración. Estudió en las universidades de Kazán y San Petersburgo, en donde se instaló como abogado en 1893.
Lenin
Sus actividades contra la autocracia zarista le llevaron a entrar en contacto con el principal líder revolucionario ruso del momento, Gueorgui Plejánov, en su exilio de Suiza (1895); fue él quien le convenció de la ideología marxista. Bajo su influencia, contribuyó a fundar en San Petersburgo la Liga de Combate por la Liberación de la Clase Obrera, embrión del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso presidido por Plejánov.
En 1897, Lenin fue detenido y deportado a Siberia, donde se dedicó al estudio sistemático de las obras de Marx y Engels (especialmente El capital, que ya había descubierto en su etapa estudiantil) y elaboró su primer trabajo sobre la aplicación del pensamiento marxista a un país atrasado como Rusia (El desarrollo del capitalismo en Rusia), señalando el avance de la revolución industrial pese al semifeudalismo de las estructuras imperantes. Tras su liberación en 1900 partió al exilio y fundó en Ginebra el periódico Iskra («La Chispa»), en colaboración con Plejánov; por entonces publicó la obra Qué hacer (1902), en donde defendió la posibilidad de hacer triunfar en Rusia una revolución socialista con tal de que estuviera dirigida por una vanguardia de revolucionarios profesionales decididos y organizados como un ejército.
En el II Congreso del Partido Socialdemócrata Ruso (1903), Lenin impuso aquellas ideas al frente del grupo radical bolchevique, que defendía su modelo de partido fuertemente disciplinado como vanguardia de una revolución que creía viable a corto plazo; en 1912 quedaría confirmada definitivamente la ruptura con la minoría menchevique de Plejánov y Martov, apegada a un modelo de partido de masas que preparara las condiciones para el triunfo de la revolución obrera a más largo plazo, pasando antes por una etapa de democracia burguesa.
En 1905 Lenin volvió a San Petersburgo para participar en la revolución que había estallado en Rusia como consecuencia de la derrota en la Guerra Ruso-Japonesa; aunque el régimen zarista superó la crisis, Lenin consideró aquel movimiento como un «ensayo general» de la revolución socialista, del que apreció especialmente la forma organizativa espontánea de los revolucionarios rusos, como eran los sóviets o consejos populares. El fracaso de aquella revolución le obligó a exiliarse de nuevo en 1907.
Lenin pronunciando un discurso en la plaza Roja (Moscú, 1918)
Lenin luchó por atraer a sus posturas radicales a otros líderes socialistas, al tiempo que completaba un programa revolucionario de aplicación inmediata para Rusia: mezclando la herencia del marxismo con la tradición insurreccionalista de Louis Auguste Blanqui, propuso anticipar la revolución en Rusia por ser este uno de los «eslabones débiles» de la cadena capitalista, en donde un pequeño grupo de revolucionarios decididos y bien organizados podía arrastrar a las masas obreras y campesinas a una revolución, de la que saldría un Estado socialista. En El Estado y la Revolución (1917), Lenin definía ese Estado como una fase transitoria y necesaria de dictadura del proletariado, que habría de preparar el camino para el futuro comunista.
El estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-18) le dio la oportunidad de poner en práctica sus ideas: definió la contienda como fruto de las contradicciones del capitalismo y del imperialismo (El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1916) y, en nombre del internacionalismo proletario, llamó sin éxito al movimiento socialista mundial a transformar la contienda en una guerra civil generalizada; más tarde, el deterioro del régimen zarista por efecto de la guerra le permitió pensar en lanzar la revolución socialista en su país como primer paso para una era de revolución mundial.
La Revolución rusa
Cuando la Revolución de febrero de 1917 derrocó al zar Nicolás II y llevó al gobierno a Kerenski, Lenin regresó apresuradamente a Rusia con la ayuda del ejército alemán (que veía en Lenin un agitador capaz de debilitar a su enemiga Rusia). Publicó sus Tesis de Abril ordenando a los bolcheviques cesar en el apoyo al gobierno provisional y preparar su propia revolución mediante la reclamación de «todo el poder para los sóviets».
Un primer intento fracasado en julio le obligó a refugiarse en Finlandia, dejando que fuera Trotski quien dirigiera al partido para tomar el poder mediante un golpe de Estado en los primeros días de noviembre de 1917 (según el calendario occidental). El golpe se convirtió en la triunfante Revolución de octubre gracias a la estrategia bolchevique de centrar sus demandas en el fin de la guerra (lo que les atrajo el apoyo de los soldados y las clases populares) y el reparto de tierras (que les permitió contar con la simpatía del campesinado). Lenin regresó enseguida para presidir el nuevo gobierno o Consejo de Comisarios del Pueblo.
Lenin y Stalin (Gorki, 1922)
Como líder indiscutido del Partido (que en 1918 pasó a llamarse Partido Comunista), dirigió desde entonces la edificación del primer Estado socialista de la historia. Cumplió sus promesas iniciales al apartar a Rusia de la guerra por la Paz de Brest-Litowsk (1918) y repartir a los campesinos tierras expropiadas a los grandes terratenientes. Pero, consciente del carácter minoritario de sus ideas radicales, demostrado por los resultados electorales, despreció la tradición democrática del socialismo occidental y adoptó una violenta dictadura de partido único, empleando métodos brutales de represión: disolvió la Asamblea constituyente (1918), proscribió a la oposición y creó una policía política para perseguir a los disidentes.
A escala mundial, Lenin exigió a los demás partidos socialistas fidelidad absoluta a sus directrices, provocando la escisión del movimiento obrero con la aparición en todos los países de partidos comunistas sometidos al control de una Tercera Internacional comunista (Komintern) con sede en Moscú (1919). Delegó en Trotski la organización del Ejército Rojo, con el que consiguió resistir al ataque combinado de los ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y la intervención extranjera en el curso de una larga Guerra Civil (1918-20). Una vez recuperado el control del antiguo imperio de los zares, articuló el territorio creando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1922), a la que dotó de organización formal por la Constitución de 1923.
Acuciado por las necesidades de la guerra, pero también siguiendo sus propias convicciones ideológicas, impuso una política de socialización inmediata de la economía, nacionalizando los principales medios de producción y sometiendo las actividades a una estricta planificación central (comunismo de guerra); las dificultades de una transformación tan radical (que nunca había sido prevista por Marx) provocaron el hundimiento de la producción y una desorganización general de la economía rusa.
Lenin tuvo entonces el pragmatismo suficiente como para rectificar sus errores iniciales, convenciendo a su partido de la necesidad de introducir la Nueva Política Económica (1921), que consistió en volver atrás en el camino de la socialización, dejando un cierto margen para la libertad de mercado y la iniciativa privada (autorización de inversiones extranjeras, libertad de salarios), con lo cual consiguió una apreciable recuperación económica.
Aquejado por una grave enfermedad, Lenin se fue retirando paulatinamente de la dirección política, mientras veía cómo sus colaboradores -especialmente Trotski y Stalin- iniciaban la disputa por la sucesión; antes de morir llegó a dejar constancia de su preocupación por la creciente burocratización del Partido y del Estado, así como por la ascensión de Stalin, del cual desconfiaba. Pese a ello, fue efectivamente Stalin quien le sucedió, y aunque desvirtuó en parte la herencia política del fundador del Estado soviético, logró convertir a la URSS en una potencia capaz de asumir un liderazgo determinante en la Segunda Guerra Mundial y en el orden bipolar de la «guerra fría».
La URSS sobrevivió a su creador bajo un régimen comunista hasta 1991; a lo largo de su existencia, el movimiento comunista (basado en la ideología marxista-leninista) se extendió por todo el mundo, inspirando revoluciones y regímenes políticos tan importantes como los implantados en Europa central y oriental, China, Cuba o Vietnam. La figura de Lenin fue objeto de un culto semirreligioso bajo el régimen soviético: su cuerpo fue embalsamado y expuesto en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú; su ciudad natal fue rebautizada en su honor como Ulianovsk y la capital en donde desarrolló su lucha política (San Petersburgo o Petrogrado) cambió su nombre por el de Leningrado.
Información más amplia en la monografía de Lenin
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
[fecha de acceso: ].