David Lean

(Croydon, Reino Unido, 1908 - Londres, 1991) Director de cine británico. Hijo de una familia cuáquera, inició su carrera profesional en 1928, año en que obtuvo un empleo en los estudios Gaumont, y hacia 1935 era ya valorado como el mejor montador de la compañía y del cine inglés. De esos años se recuerdan los montajes de Pygmalion (1938) y Major Barbara (1941), filmes basados en las piezas teatrales homónimas de George Bernard Shaw; en la segunda figuró como codirector en los créditos.


David Lean

Un año después codirigió con el dramaturgo y actor Noël Coward la película Sangre, sudor y lágrimas (1942), escrita por el mismo Noël Coward, que quedó tan impresionado por los resultados como para permitir a Lean dirigir las versiones de sus novelas La vida manda (1944), Un espíritu burlón (1945) y Breve encuentro (1945), por la que Lean fue nominado para el Oscar. Otras cintas posteriores de este periodo británico son Cadenas rotas (1946) y Oliver Twist (1948), excelentes adaptaciones de la obra de Charles Dickens, y El déspota (1954), comedia sobre personajes de la clase trabajadora.

Especialmente Breve encuentro (1945) y Oliver Twist (1948), pero también en general su solvente trayectoria, convirtieron a David Lean en el director más aclamado de la escena británica de la posguerra, y empezó a intuirse un posible salto a Hollywood, que tendría lugar, en efecto, a mediados de los 50. En 1955 dirigió su primera película estadounidense, Locuras de verano, protagonizada por Katharine Hepburn, y dos años después El puente sobre el río Kwai (1957), uno de sus títulos mejor recibidos, que le valió el primer Oscar de los dos que recibiría. Centrado en la historia de un grupo de prisioneros de guerra británicos cuya misión es construir un puente para enlazar el ferrocarril de Bangkok con Rangún, el filme muestra tanto las diferencias culturales como la similitud en los sentimientos de los captores japoneses y los prisioneros aliados, y contó con el gran William Holden para interpretar al cínico y solitario comandante Shears.


El puente sobre el río Kwai (1957)

El puente sobre el río Kwai fue la primera de una serie de espectaculares superproducciones caracterizadas por su aliento épico y su magnífico ritmo narrativo que le dieron fama mundial. La segunda fue Lawrence de Arabia (1962), y le valió su segunda estatuilla dorada. Partiendo del libro Los siete pilares de la sabiduría (1926), es decir, de la autobiografía del mismo Lawrence de Arabia, el filme profundiza en el análisis de la misteriosa personalidad de un ser legendario que luchó en favor de la libertad de los oprimidos, para acabar encontrándose a sí mismo. David Lean y el director de fotografía Freddie Young lograron plasmar la grandeza y la atracción del implacable desierto a través de unas soberbias imágenes rodadas en formato 70 milímetros. Peter O'Toole, un actor semidesconocido en aquel entonces, realizó una portentosa interpretación, recreando todos los matices que configuran el carácter introspectivo del protagonista. El resto del lujoso reparto también brilló a gran altura, en especial el debutante Omar Sharif, en un papel que lo convertiría en una estrella internacional.


Lawrence de Arabia (1962)

También Doctor Zhivago (1965) es una lujosa superproducción, basada en esta ocasión en la obra homónima del escritor ruso Boris Pasternak. David Lean volcó su talento cinematográfico en las escenas más espectaculares de la película (las revueltas populares, los estallidos de violencia) y, evitando caer en la superficialidad de un filme de entretenimiento, trazó un sensible retrato del personaje principal, Yuri Zhivago, un inteligente médico aficionado a la poesía cuyo temperamento reflexivo e idealista es incapaz de adaptarse a la vorágine histórica que llevó de la Rusia de los zares a la URSS comunista.

Pero mientras Doctor Zhivago obtenía cinco Oscar (mejor guión adaptado, mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor banda sonora original y mejor vestuario), la última de sus superproducciones, La hija de Ryan (1970), fue mal acogida por la crítica, rechazo que lo apartó de la dirección durante catorce años. Tras este largo período de inactividad, recuperó el aplauso de las salas con una adaptación de la novela de E. M. Forster Pasaje a la India (1984) y, poco después, intentó hacer lo propio con Victoria, de Joseph Conrad, película que, sin embargo, no pudo terminar debido a su precario estado de salud. En 1973 había recibido el Premio D. W. Griffith, máximo galardón del gremio de directores estadounidenses.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].