Henri Labrouste
(París, 1801 - Fontainebleau, 1875) Arquitecto francés. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de París, amplió su formación en Roma y colaboró con prestigiosos arquitectos. Considerado uno de los pioneros en el uso de nuevos materiales como el hierro y el cristal, su obra, aunque deudora todavía de los estilos historicistas, preludia ya el tránsito hacia el racionalismo arquitectónico.
Henri Labrouste
En la biblioteca de Santa Genoveva (1843-1850), Henri Labrouste empleó por primera vez en un edificio público una estructura de hierro fundido y hierro forjado para la totalidad de la construcción, desde los cimientos hasta el techo. La estructura en hierro está parcialmente cubierta por la mampostería exterior; en el interior, el salón de lectura dispone de una hilera de columnas ligeras que sostienen una doble bóveda, configurando un espacio de «alado equilibrio», en palabras del historiador del arte suizo Sigfried Giedion.
La obra maestra de Henri Labrouste es la Biblioteca Nacional de París (1858-1868), un conjunto de gran funcionalidad y ligereza, de elegante estilo renacentista italiano en el exterior y con columnas y arcos de hierro en el interior. Con anterioridad, los salones de lectura y los depósitos de libros compartían una sola dependencia. El gran volumen de libros provocó que se separaran en sendas secciones. La sala de la Biblioteca Nacional se parece a la de Santa Genoveva por sus numerosas referencias historicistas y por sus altas y sutiles columnas de hierro (de apenas treinta centímetros de diámetro), que sostienen una serie de bóvedas esféricas con una abertura en su cúspide; se consigue con ello proporcionar una iluminación uniforme a las mesas de lectura.
Sala de lectura de la Biblioteca Nacional de París
Sin embargo, donde Labrouste abrió nuevas vías fue en el diseño del almacén central, que, por estar vedado al gran público, le permitió desarrollar sus ideas de carácter funcional con total libertad y sin concesiones decorativas. En el pavimento de los depósitos dispuso un emparrillado acristalado que dejaba entrar la luz natural en los cuatro pisos del almacén. La comunicación entre las diferentes plantas se realizó a través de una serie de puentes que permitían el paso de una sección a otra por el camino más corto, resaltando a la vez los aspectos escenográficos y fantásticos del conjunto. Entre el almacén y la sala construyó un inmenso arco acristalado que despertó la afición y el interés de los arquitectos modernos por las grandes superficies transparentes.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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