Karl Kraus
(Gitschin, 1874 - Viena, 1936) Escritor austríaco. Fue el espíritu más crítico, satírico y mordaz de la Viena de comienzos del siglo XX. Fustigó los defectos de la burguesía y de los medios artísticos y literarios consagrados desde las páginas de la revista La Antorcha, que fundó en 1899 y que él mismo redactó en su integridad de 1911 a 1935. Es autor de varios libros de ensayos y de aforismos, y del drama satírico Los últimos días de la humanidad (1922).
Karl Kraus
Hijo de un comerciante judío, Karl Kraus estudió derecho y filosofía, intentó ser actor y finalmente se decidió por el periodismo. En 1899 fundó la revista Die Fackel (La Antorcha), que editó hasta 1935. La publicación abordaba temas literarios, culturales y de crítica social y apareció en una primera etapa trimestralmente, con colaboraciones de August Strindberg, Georg Trakl y Franz Werfel, entre otros, y a partir de 1911, irregularmente y solamente con textos del propio Kraus.
Fanático de la precisión lingüística, reelaboró a conciencia muchos de sus escritos aparecidos por primera vez en su revista para incluirlos en diferentes antologías de textos temáticamente ordenados. Sus ensayos aparecieron en varios volúmenes: Moralidad y criminalidad (1908), La muralla china (1910), Juicio mundial (1919), El ocaso del mundo debido a la magia negra (1922), Literatura y mentira (1929) y Lenguaje (1937). Entre sus restantes obras pueden citarse Literatura (1921), Teatro de ensueño (1922) y El nido del cuco de las nubes (1923), así como diversos poemas, traducciones y adaptaciones y, sobre todo, su obra dramática Los últimos días de la humanidad, escrita durante la Primera Guerra Mundial.
Los últimos días de la humanidad (1922) es un gigantesco drama que comprende 220 escenas en las que más de quinientas figuras dan vida a los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial. El elemento aglutinante de este mosaico de fragmentos de la realidad es la brutal sinrazón presente en todos ellos. Más de un tercio del texto es un montaje de citas extraídas de los periódicos, de anuncios comerciales, de sentencias judiciales o de antologías poéticas, pues, según el autor, la máxima culpable de que Austria declarara la guerra fue la prensa. El montaje, documento de la demencia del patriotismo delirante y militarista austríaco y alemán, tenía que desenmascarar la manipulación del lenguaje sin que fuesen necesarios comentarios adicionales.
Este optimismo heredero de la Ilustración, que imaginaba que el trabajo crítico con la lengua conduciría necesariamente a la acción razonable, es una muestra del talante pacifista de Karl Kraus, perceptible en toda su producción. Fundamental para comprender su concepción del lenguaje es también la colección de artículos y glosas publicada póstumamente bajo el título Lenguaje (1937). En ella se critica el registro periodístico ("fango de palabras vacías") que en busca del sensacionalismo sacrifica moral y ética. De hecho, las sátiras de Kraus a menudo están basadas en el contraste entre la integridad ideal del lenguaje y su manipulación. Señaló los malos tratos que sufrió el idioma por los burócratas, políticos, escritores y la prensa en general, y consideró irremediable que acabara por producirse un estallido por el abismo cada vez mayor entre la pureza de las palabras y la impureza del discurso público; en el ascenso al poder del nazismo vio la consumación de sus profecías.
Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet].
Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en
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