Hirobumi Ito

(Choshu o Suo, 1841 - Harbin, 1909) Político japonés de nombre original Toshisuke. Su importancia como político radicó en el papel principal que jugó en la creación y desarrollo del Japón moderno, con su participación activa en el cumplimiento de las directrices básicas establecidas a lo largo de la Revolución Meiji, y la aportación de una nueva constitución japonesa en 1889, por la que se estableció un estado nacional bicameral. Fue primer Ministro en cuatro ocasiones, desde 1885 hasta 1888, de 1892 a 1896, a lo largo de 1898 y entre 1900 y 1901.

Hijo adoptivo de una modesta familia de samurais, su infancia y juventud transcurrieron entre tremendas convulsiones políticas motivadas por la caída de los Tokugawa, familia cuyos miembros habían ocupado sucesivamente el cargo de shôgun en Japón, acaparando de esta forma el puesto de máxima autoridad desde 1603 y rigiendo en todo momento los destinos del país.

Al mismo tiempo, y en íntima relación con lo anterior, Japón vivía en un constante levantamiento y oposición contra cualquier tipo de influencia occidental. Si bien el papel que desempeñaron todos estos acontecimientos en su vida no fue destacado debido a su juventud, entró no obstante en contacto con los líderes más importantes del temprano Japón Meiji.

Su mentor político fue Kido Takayoshi que, apoyado por los jefes de Choshu, decidió enviarle a estudiar a Inglaterra para aprovechar su enorme talento e inteligencia, contradiciendo de esta forma la política oficial de aislamiento nacional. Allí estudió ciencias occidentales e ingeniería naval hasta 1863. Completó su formación en sucesivos viajes por Europa y Estados Unidos, ya como funcionario del gobierno, a lo largo de los años 1871 y 1873, y en ellos tomó contacto con materias tan diversas como la imposición de contribuciones y sistemas presupuestarios.

Cinco años más tarde, en 1878, su carrera política se aceleró considerablemente debido al asesinato de Okubo Toshimichi, Primer Ministro y padre del Japón Meiji. Ito fue el encargado de sucederle, tanto en la presidencia del gobierno, como en el ministerio de interior; fue en este momento cuando inició su enemistad con Qkuma Shigenobu, que también deseaba el puesto. Durante su primer mandato consiguió formar gobierno sin que participaran en él ninguno de sus oponentes políticos. Básicamente, todo su esfuerzo se centró en la elaboración de una constitución. Para ello, viajó junto a sus consejeros políticos a Alemania, entre otros países, con el objetivo de ampliar todos sus conocimientos sobre el desarrollo constitucional de occidente, en general, y de los europeos, en particular.

En 1889, el Emperador proclamó la constitución y, un año después, se estableció la Dieta Nacional. Sin duda alguna, la mayoría de los analistas políticos han destacado este hecho como la obra más significativa protagonizada por Ito, aunque sus contemporáneos y compatriotas no supieron entenderlo así en aquel momento. Las críticas coincidían en señalar un vacío casi absoluto en la constitución con respecto al reconocimiento de los derechos civiles básicos. En realidad, era prácticamente imposible dar el salto desde un estado tradicional feudal a un estado absolutamente moderno.

En su segundo mandato, dos fueron las realizaciones más importantes para el futuro de Japón. El primero fue la concreción de un acuerdo con Gran Bretaña en 1894, por el que se puso fin al principio de extraterritorialidad y Japón pasó a regirse única y exclusivamente por sus propias leyes. El segundo hecho fue la victoria de Japón sobre China en 1895. Ambos hechos confirmaron internacionalmente la necesidad de tratar a Japón como potencia asiática, lo que le granjeó el respeto necesario como país moderno.

En política interior, sin embargo, Ito no contó con igual fortuna. El desarrollo de la política nacional se vio constantemente interrumpido por los problemas derivados del enfrentamiento entre los partidos políticos habilitados por la constitución. Ito intentó, desde una posición sumamente flexible, reorganizar el mapa político y satisfacer a los defensores de la tradición del pasado y a los detractores de la Dieta Nacional, que veían cómo Japón corría el peligro de introducirse en un período anárquico.

Bajo este empeño, Ito abandonó el poder y fundó la Sociedad de Amigos del Gobierno Constitucional, Rikken Seiyukai. Esta asociación se trasformó en el primer partido político que consiguió una mayoría electoral clara, lo que llevó a Ito a ocupar nuevamente el gobierno. Pero, paradójicamente, a pesar de que él había implantado el sistema bicameral, en el que la Cámara de los Pares servía de freno a los partidos políticos, no se percató en ese momento de su inmenso poder. Las obstrucciones a la labor gubernamental y las propias divisiones internas de su partido le agotaron hasta el extremo de dimitir como presidente del Seiyukai en 1903. Fue sucedido por Yamagata Aritomo, que realizó la reforma de las fuerzas armadas y modernizó el ejército.

En octubre de 1909, Ito fue asesinado de un disparo por un miembro del movimiento de independencia de Corea, Un Chung-gun, en la ciudad de Harbin (Manchuria). Sus últimas palabras se refirieron a su asesino, al que calificó de necio, pues los coreanos siempre habían contado con el apoyo y la simpatía de Ito, que fue prácticamente el único líder japonés que en su momento se declaró hostil a la anexión de Corea a Japón.

Como cabía esperar, su muerte se consideró una tragedia nacional, y recibió los honores de un funeral de Estado a pesar de que realmente nunca había ocupado un lugar significativo en los corazones de sus compatriotas, más unidos a líderes extremistas como Okubo, Okuma y Yamagata, su sucesor. Sin embargo, ese carácter apacible y comprometido garantizó que Japón evolucionara pacíficamente desde su raíz feudal hacía el establecimiento del Estado moderno.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].