Henry Hudson
(Inglaterra, hacia 1565 - Bahía de Hudson, 1611) Navegante de origen inglés que exploró el océano ártico, realizando importantes descubrimientos. Antes de 1607, la vida de Henry Hudson es un enigma del que apenas se disponen datos concluyentes o medianamente ciertos. Ese año Hudson fue contratado por la English Muscovy Company de Londres para intentar descubrir un paso desde Europa a China y Japón por el océano Ártico.
Henry Hudson
Al mando de una sola embarcación, la Hopewell, Hudson partió del puerto de Gravesend con una tripulación formada por su hijo y diez marineros más. Nada más llegar a Groenlandia, el 13 de junio, Hudson puso rumbo norte hasta alcanzar la isla del Príncipe Carlos, tras de lo cual siguió bordeando la costa de Spitzberg (actual Svalbard) y alcanzó la latitud 80º N, el punto más cercano al Polo Norte conseguido hasta entonces por el hombre blanco. Al no encontrar salida alguna hacia el oeste, Hudson decidió descender hacia posiciones más meridionales y descubrió la isla de Jan Mayeu. Debido a los problemas surgidos por las bajas temperaturas (el barco se quedó atrapado entre los hielos con peligro de fracturarse por la mitad), Hudson no tuvo más remedio que regresar a Inglaterra.
El 22 de abril de 1608, Hudson repitió la expedición con el mismo navío y tripulación, pero esta vez eligió una ruta algo más larga: navegó por las costas de Noruega hasta las islas de Nueva Zembla, por el mar de Barents. Hudson volvió a batir la marca aproximación al Polo Norte jamás conseguida por navegante alguno. Vencido nuevamente por el frío, el cansancio y el desánimo de no haber conseguido hallar la ruta, Hudson emprendió el viaje de regreso y llegó a Inglaterra el 26 de agosto del mismo año.
Fue despedido de la English Muscovy Company, aunque sus informaciones sobre la gran cantidad de ballenas que había observado durante sus viajes animó a los holandeses a planear el establecimiento de una industria ballenera en la zona. La Compañía Holandesa de las Indias Occidentales propuso a Hudson comandar un ambicioso viaje de exploración por la zona para buscar el llamado paso del Noroeste: una ruta que comunicara por mar el Océano Atlántico y el Pacífico bordeando el norte del continente americano. Hudson debía, además, sondear el negocio ballenero, de cuyo control querían apropiarse los holandeses por los buenos beneficios que reportaba.
Los holandeses equiparon con todo lo necesario para semejante empresa un navío de 73 toneladas, el Half Moon (Media Luna) y lo dotaron de una tripulación de veinte marineros expertos, entre ingleses y holandeses, con los que Hudson se dispuso a zarpar el 25 de marzo de 1609 del puerto holandés de Texel, rumbo a Nueva Zembla, adonde llegó a mediados del mes de mayo.
El hielo volvió a hacer acto de aparición y bloqueó la nave. En previsión de un más que posible intento de amotinamiento por parte de la tripulación, Hudson desistió de la idea de seguir más hacia el norte y puso rumbo en dirección suroeste, hacia Nueva Escocia, desde donde viró a dirección sur hasta que alcanzó la costa norteamericana en julio. Los nuevos planes de Hudson no eran otros que llegar lo antes posible a un hipotético océano, que se suponía se encontraba en el norte del actual estado estadounidense de Virginia (según las informaciones dadas años atrás por el famoso capitán y explorador inglés John Smith), el cual debería ser la puerta de entrada de un pequeño istmo que separaba el Atlántico del Pacífico.
Después de anclar en la localidad de Sandy Hook, donde los indios le ofrecieron tabaco y demás enseres para seguir la marcha, Hudson continuó la travesía hacia el sur. Costeó Terranova hasta que, el 3 de septiembre, el Half Moon hizo su entrada en lo que hoy es la bahía de Nueva York. Al día siguiente, después de rodear y explorar la isla de Manhattan, Hudson descubrió la desembocadura del río que lleva su nombre, y cuyo curso remontó creyendo que sería una ruta natural del deseado paso del Noroeste. Pero, tras recorrer una distancia de 240 kilómetros hasta el lugar en el que actualmente se asienta la ciudad estadounidense de Albany, y comprobar que no había salida al mar, volvió a Sandy Hook, adonde llegó el 4 de octubre de 1609. Antes de regresar, Hudson había tomado posesión de aquellas tierras en nombre de Holanda.
A finales de año, el Half Moon llegó al puerto de Darmouth, en Inglaterra, con casi toda la tripulación enferma y exhausta por la travesía realizada en medio de una extremas condiciones meteorológicas. Nada más pisar suelo inglés, Hudson y su tripulación fueron retenidos por orden de las autoridades inglesas. El rey Jacobo I, disgustado al enterarse de que Hudson había trabajado como explorador para Holanda, país con el que Inglaterra comenzaba a sostener una lucha sin cuartel por el dominio comercial de los mares, le prohibió que informara de los resultados de la expedición a la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y le obligó a trabajar desde ese momento para la Corona inglesa.
El 17 de abril de 1610, Hudson zarpó a bordo de un nuevo navío, el Discovery, para realizar la que sería su cuarta y última expedición con el objetivo de dar de una vez con el paso del Noroeste. El viaje fue patrocinado por la recién creada Compañía Inglesa de las Indias Occidentales, creada a imitación de la holandesa y con la misma filosofía colonialista y mercantil.
Hudson encontró, a mediados del mismo año, el estrecho de Hudson, desde donde alcanzó la bahía de Hudson y, posteriormente, la bahía de James, lugar en el que se vio forzado a pasar un durísimo invierno debido al hielo y a la falta de alimentos y madera seca para calentarse. Con la aparición del primer deshielo, en la primavera del año siguiente, la tripulación estalló en un motín que Hudson no pudo sofocar. En el mes de junio, los amotinados abandonaron a su suerte a Hudson y a siete marineros más (su propio hijo y otros marineros fieles o enfermos), a los que metieron en una pequeña chalupa que, probablemente, debió que naufragar en algún lugar de la bahía de Hudson, ya que nunca más se supo de ellos ni se han encontrado restos que pudieran proporcionar algún indicio sobre el lugar exacto de la tragedia.
Respecto a los amotinados, la mayor parte perecieron en aquellas tierras inhóspitas o en el durísimo viaje de regreso a Inglaterra. Los pocos que alcanzaron la costa inglesa presentaban un estado lamentable y fueron encarcelados en un primer momento, aunque al cabo del tiempo recobraron la libertad, puesto que los cabecillas de la rebelión habían fallecido.
Aunque sus proezas fueron menos trascendentales que el descubrimiento de América de Cristóbal Colón, la apertura de la ruta de las especias de Vasco da Gama o la vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, debe reconocerse a Hudson como uno de los principales protagonistas de la llamada «era de los descubrimientos». Además de dar su nombre a un río (en Estados Unidos de América), a una bahía y a un estrecho (ambos en Canadá), los viajes de Hudson reportaron consecuencias prácticas: el establecimiento de factorías balleneras en Spitzberg y la iniciación de un próspero y lucrativo comercio peletero en las márgenes del río Hudson. Dicha actividad dio lugar a la ciudad holandesa de Nueva Ámsterdam (posteriormente Nueva York), que luego pasaría a manos de Inglaterra.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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