Julio González

(Julio González Pellicer; Barcelona, 1876 - Arcueil, 1942) Escultor y pintor español. Figura fundamental de la renovación escultórica del siglo XX, Julio González es especialmente reconocido por su permanente experimentación a nivel formal y su aportación de nuevos materiales a la actividad creadora.


Julio González

Hijo de una familia de orfebres catalanes, aprendió a forjar en el taller familiar. El joven Julio, sin embargo, quería ser pintor, y con ese propósito marchó en 1900 a París, donde entró en contacto con Picasso y Pablo Gargallo. A pesar de dedicarse a la pintura en sus comienzos, sus conocimientos del metal forjado lo llevarían a iniciarse en la escultura. De 1910 datan sus primeras máscaras de metal repujado, en las que se advierte una sensibilidad cercana a las experiencias cubistas. En 1922 celebró su primera exposición individual, y a partir de 1927 centró ya su actividad artística en la escultura.

En sus primeras obras escultóricas en hierro, Julio González abordó principalmente dos temáticas: las naturalezas muertas y las máscaras. En las primeras se aprecia la influencia del cubismo, y en las segundas, del arte negroafricano. En 1929, con las series El beso y El sueño, se alejó definitivamente del cubismo para adentrarse en la abstracción. Sin embargo, no puede calificarse a González de artista abstracto, ya que su constante ir y venir entre la figuración y la abstracción lo convierte en un escultor singular.


Hombre-cactus (1939), de Julio González

En 1931 colabora con Picasso en la realización de la escultura en hierro forjado para el monumento al poeta Guillaume Apollinaire. Es su período más experimental, durante el que se adentra en territorios inexplorados, haciendo que sus piezas de hierro constituyan dibujos en el espacio. Se integró en el grupo Cercle et Carré y firmó en 1934, junto a Picasso, Fernand Léger y Vasili Kandinsky, el manifiesto del grupo Abstraction-Création.

En 1937 presentó su escultura La Montserrat en el Pabellón de España de la Exposición Internacional de París, con la que quiso expresar el dramatismo de la guerra civil y abordar desde el arte la problemática social española. De 1939 son sus Hombres-cactus, expresión de una época que puede describirse como un surrealismo matérico.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].