Tony Garnier
(Lyon, 1869 - Roquefort-la-Bédoule, 1948) Arquitecto francés. Se reveló como un precursor de la arquitectura moderna en un magno proyecto urbanístico que llamó «la ciudad industrial», en el cual aportó soluciones todavía vigentes para un buen número de problemas de las modernas urbes y que publicó bajo el título Una ciudad industrial. Estudio para la construcción de ciudades (1917 y 1932), obra considerada como una de las más importantes propuestas formuladas por los teóricos de la renovación urbana. Pionero en el uso del hormigón armado, edificó sus principales obras en Lyon (matadero de la Mouche, 1909-1913; estadio olímpico, 1913-1916).
Tony Garnier
Hijo de un diseñador textil, Tony Garnier fue educado en un ambiente lionés donde todavía imperaba la tradición del socialismo de Proudhon. Fue alumno de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lyon y, al terminar sus estudios, ganó una beca que le permitió, a partir de 1889, asistir a los cursos de la Escuela Nacional Superior de París. Su encuentro allí con Julien Gaudet, persona abierta a una visión menos tradicionalista de los problemas de la arquitectura, fue decisivo para su formación.
En 1899 obtuvo el Premier Grand Prix de Roma con un proyecto de edificio para un banco, todavía académico en su esencia, pero con una inspiración planimétrica en principios de funcionalidad y flexibilidad. Garnier se trasladó a Roma para estudiar en la Academia de Francia hasta el año 1904. Volviendo al lenguaje clasicista propio de los ambientes académicos, en 1903 obtuvo de nuevo el primer premio del concurso anual con un proyecto inusual en aquella época: consistía en la reconstrucción de toda una ciudad, Tuscolo, que enriquecía con decenas de miles de columnas de los tres órdenes clásicos.
A pesar de esta tendencia al historicismo, Tony Garnier había presentado ya en el Grand Prix de Roma de 1901 el plan general de una ingente propuesta urbanística denominada «la ciudad industrial», que fue acogida favorablemente por parte del jurado. Para el premio de 1903 integró en el plan general un conjunto de 164 proyectos concretos. En 1904 esos mismos proyectos fueron presentados en París en una exposición personal, y tuvieron gran aceptación entre los críticos más abiertos a la renovación del lenguaje arquitectónico.
Ese mismo año Garnier regresó a Lyon y comenzó su carrera profesional. Entró en contacto con Édouard Herriot, el diputado radical que en 1904 fue elegido alcalde de la ciudad. Entre ellos, gracias a sus afinidades políticas y culturales, surgió una estrecha colaboración que dio a Garnier la oportunidad de aplicar los nuevos conceptos urbanísticos y arquitectónicos formulados en el proyecto de 1901 a una gran ciudad como Lyon. Desde su retorno a la ciudad natal hasta 1935, Garnier trabajó en la construcción de una serie de edificios públicos y barrios residenciales, entre ellos el barrio de Estados Unidos (1920-1935), enmarcados en un plan urbanístico unitario muy moderno, aunque, como es habitual en una parte de la cultura francesa de vanguardia, caracterizado por una armonía preestablecida y en consecuencia clásica entre las nuevas técnicas de construcción (como el empleo del cemento armado visto) y los inmutables fundamentos formales de la herencia clasicista en la arquitectura.
Tony Garnier fue asimismo profesor en la Escuela Regional de Arquitectura de Lyon (1912) y dirigió allí (1914) la organización de la Exposición Internacional sobre los problemas de las ciudades contemporáneas, que constituyó una de las primeras manifestaciones francesas sobre temas exclusivamente urbanísticos. De personalidad esquiva, vivió apartado en su propia ciudad, sin participar en las polémicas de vanguardia que caracterizaron la cultura europea de aquellos años.
En 1917 apareció en París Una ciudad industrial. Estudio para la construcción de ciudades, libro en que publicó por primera vez los 164 proyectos de su plan y expuso los criterios que lo habían guiado en su elaboración. Conectándose idealmente a las grandes utopías socialistas del siglo XIX, desde Robert Owen a Charles Fourier, y a las hipótesis contemporáneas de reorganización urbana formuladas por Ebenezer Howard con el movimiento de las "ciudades-jardín", y por Frank Lloyd Wright con el proyecto de Broadacre City, Garnier enunció en esta obra, en un plano no abstracto sino de extremada concreción y realismo, algunos de los conceptos fundamentales sobre los que se fundaría el urbanismo del Movimiento Moderno de Arquitectura: el valor normativo de los factores higiénicos (aire, sol, vegetación), la edificación abierta, la independencia entre zonas peatonales y de circulación, la ciudad-jardín y algunas de las opciones tipológico-formales en las que se basa gran parte de la arquitectura moderna, como la desaparición de patios, y la búsqueda de una coherencia entre el exterior y el interior de las viviendas. En 1920 publicó en París la segunda parte de su obra, Les travaux de la ville de Lyon, con un prólogo del alcalde Herriot, en la que se agruparon los numerosos proyectos que el arquitecto-urbanista había realizado para su ciudad natal.
Por su agudo sentido de la anticipación, Tony Garnier ocupó una posición aislada entre la tradición y la renovación, e intentó de manera original, sin solución de continuidad con la cultura clasicista, entendida como entidad supra-histórica y universal, elaborar un lenguaje arquitectónico y urbanístico que fuese expresión de la sociedad y la tecnología moderna. Más que protagonista comprometido en las batallas culturales de vanguardia, fue el precursor de muchas de las ideas fundamentales de la moderna cultura arquitectónica y urbanística y ejerció una influencia grandísima, pocas veces reconocida, sobre los arquitectos y urbanistas más inteligentes de las generaciones posteriores, comenzando por Le Corbusier: su experiencia de Marsella no habría sido posible sin el precedente de Garnier.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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