Galvarino
(La Araucanía, ? - 1557) Cacique araucano, lugarteniente de Caupolicán. Aunque apenas se conocen datos acerca de su vida, Galvarino fue uno de los caciques araucanos más importantes.
En 1553, en el transcurso de las guerras contra los invasores españoles, los caciques araucanos Caupolicán y Lautaro habían salido vencedores de una serie de campañas que culminaron con la victoria en Tucapel, en la que fue detenido y ejecutado el mismo gobernador de Chile, Pedro de Valdivia. Tras un periodo de vacío de poder entre los españoles (Jerónimo de Alderete no llegó realmente a suceder a Valdivia), fue nombrado nuevo gobernador García Hurtado de Mendoza, con la expresa misión de pacificar el territorio.
Galvarino combatió heroicamente a las fuerzas españolas del gobernador García Hurtado de Mendoza, pero fue capturado en la batalla de Lagunillas (1557), junto al río Biobío. Como escarmiento, le fueron amputadas las manos, hecho que el poeta español Alonso de Ercilla narró en La Araucana, señalando que, luego de este acto, "con desdén y menosprecio dello alargó la cabeza y tendió el cuello" para que le quitaran la vida cortándole la cabeza; sin embargo, fue perdonado y regresó con los suyos, jurando vengarse.
El cronista Mariño de Lobera afirma que "fue tanto el coraje en que estaba emperrado, que ya que le faltaron las manos, peleó más fuertemente con la lengua, la cual suele ser más eficaz para hacer guerra que las manos de los Hércules y las industrias de los Césares". En el combate de Millarapue, el 30 de noviembre de 1557, luego de un cruel enfrentamiento, fue capturado junto con otros jefes indígenas, y el gobernador García Hurtado de Mendoza, como medida punitiva, lo mandó ahorcar.
Alonso de Ercilla, conmovido, quiso interceder por él para salvarle la vida, a lo que contestó Galvarino con gran repudio hacia los españoles con las siguientes palabras: "Prefiero morir a recibir la vida de vosotros, y sólo siento la muerte por no haber podido haceros pedazos con los dientes". Algunos historiadores chilenos, sin embargo, creen que Galvarino se suicidó para privar a sus enemigos del placer de matarle.
Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet].
Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en
[página consultada el ].