Juan Fernández de Heredia

(Munébrega, Zaragoza, 1310 - Caspe, 1396) Historiador y diplomático de la Corona de Aragón. Fue gran maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén, embajador del reino de Aragón en Navarra, Francia y Castilla, y consejero en Aviñón del papa Inocencio VI. Inspirado en la obra literaria de Alfonso X el Sabio, escribió Gran crónica de España y Crónica de conquiridores.


Retrato de Juan Fernández de Heredia
en la Crónica de conquiridores

Juan Fernández de Heredia ingresó en la Orden de San Juan de Jerusalén y en ella fue comendador de Alfambra (1334), de Villel y de Aliaga, y capellán de Amposta. En 1380 fue elegido gran maestre de la citada Orden, a la que gobernó durante casi veinte años. Intervino en los asuntos políticos de la época de Pedro IV de Aragón y fue personaje destacado en la corte pontificia de Aviñón.

Fernández de Heredia tomó parte, como diplomático y soldado, en la guerra de los Cien Años, y fue gravemente herido en la batalla de Crecy (1346). En una expedición contra los turcos fue hecho prisionero en Patras, y su cautiverio duró tres años; dedicó los últimos años de su vida a la erudición histórica y reunió una selecta biblioteca que utilizaba Pedro IV y que en parte fue a parar a manos del marqués de Santillana.

Sus obras principales son la Gran crónica de España, inspirada en la Crónica general de Alfonso el Sabio, a la que aventaja en sentido crítico, y la Crónica de conquiridores, en la que se narran la vida y los hechos de grandes hombres de la Antigüedad y de la Edad Media. Todos los demás escritos por él tutelados y que llevan su nombre fueron simplemente traducciones hechas por encargo suyo, sin que él trabajase en ellos, según ha podido aseverar su biógrafo J. Vives.

La Crónica de conquiridores ha sido mal conocida hasta nuestro tiempo. Perdida su verdadera primera parte, se consideró como tal la suma de otras dos producciones de Fernández de Heredia: una historia del imperio bizantino desde Constantino V hasta Alejo I Comneno (780-1180), con nombre de Crónica de los Emperadores, y el Libro de los fechos y conquistas del Principado de la Morea, que alcanza hasta 1377, y cuyo principal interés deriva de las noticias aportadas sobre las hazañas de los catalanes y aragoneses en Oriente.

Después pudo comprobarse que ambas obras, ajenas a la Crónica de conquiridores, son simples versiones en dialecto aragonés (idioma de todos los escritos patrocinados por Heredia): la primera del "Epitome Historiarum" de Juan Zonaras, y la segunda de una historia anónima francesa, completada hasta 1377 con alguna otra, que no ha podido identificarse. Todo ello se aclaró al encontrarse la primera parte perdida, de cuyo hallazgo dieron noticia J. Domínguez Bordona (1923) y el citado Vives (1927). Esta primera parte contiene las biografías de diecisiete personajes de la antigüedad, míticos unos (Nino, Hércules) e históricos y bien conocidos otros, como Aníbal o Alejandro Magno, siendo el más reciente Julio César.

La segunda parte comprende diecinueve biografías: varios emperadores romanos y algunos personajes medievales, reyes en su mayor parte; de España, Fernando III de Castilla y Jaime I de Aragón. Ambas partes permanecieron inéditas, habiéndose sólo publicado sueltas las biografías de Carlomagno y Jaime I. Son conocidas (algunas constan en la propia obra) las fuentes utilizadas: el compendio de Justino de la Historia universal de Trogo Pompeyo, cuya simple traducción fue tal vez lo primero que se pensó, ya que se incluyó su prefacio; Plutarco, Tito Livio, las dos crónicas generales de Alfonso el Sabio y del mismo Heredia, etc.

Al igual que la anterior, la Gran crónica de España tiene el interés de la participación personal de Heredia, que se considera equivalente a la de Alfonso el Sabio en las historias que figuran a su nombre, o sea, labor de dirección, selección de materiales y retoque. Con la Gran crónica de España quiso Fernández de Heredia dotar a Aragón de una exposición resumida, seguida y completa del pasado español, como Alfonso X el Sabio la había procurado al reino central con su Crónica General.

De las tres partes en que fue dividida, se conservan la primera, que abarca desde Túbal hasta la invasión musulmana, y la tercera, en la que se reseña el reinado de Alfonso XI hasta la toma de Algeciras. Falta, pues, la segunda parte, cuya pérdida es muy lamentable, sobre todo por lo que pudiera ilustrar sobre los comienzos de Aragón y Navarra. De la primera, acabada, según el manuscrito conservado en Aviñón, en 1385, se conocen las fuentes utilizadas, que se consignan en la obra misma, y entre ellas figuran autores como Livio o Suetonio, no usados por los colaboradores del rey de Castilla; huelga decir que la crónica compilada por Alfonso el Sabio fue también muy copiosamente explotada.

En la Gran crónica de España abunda, como en la Crónica General de Alfonso el Sabio, lo fabuloso en la época primitiva, expuesta en tres largos libros. En el resto, las noticias nacionales se interrumpen a veces largamente con incursiones poco justificables en la historia extranjera. En cuanto a la reseña del reinado de Alfonso XI, es resumen de su crónica particular, a la que, según su práctica usual, se refiere explícitamente. La obra toda tiene el atractivo de su habla regional y el que le da su ingenua viveza de expresión. Se conserva inédita, habiendo de ser consultada en dos espléndidos códices de la Biblioteca Nacional.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].