Escopas

(Escopas o Scopas; Paros, actual Grecia, s. IV a. C.) Escultor griego. Junto con Praxíteles y Lisipo, se le considera la tercera gran figura de la escultura griega del periodo posclásico (siglo IV a.C.).

Escopas nació en la isla griega de Paros, y trabajó en la península helénica y en las ciudades griegas de Asia menor. Los escasos testimonios sobre su vida se deben a los cronistas clásicos. Así, el geógrafo e historiador griego Pausanias relata que Escopas llevó a cabo la reconstrucción del templo de Atenea Alea en Tegea (Arcadia), del cual se conservan fragmentos de ambos frontones, en los que se relataba la Caza del jabalí de Calidón y el Combate entre Aquiles y Telefo.


Meleagro y el jabalí de Calidón, de Escopas

Por su parte, el romano Plinio el Viejo le atribuye los relieves de una columna en el templo de Artemisa en Éfeso. Se sabe asimismo que, alrededor del 350 a.C., cuando era ya un artista consagrado, le fue encomendada a Escopas, junto con Timoteo, Briaxis y Leocares, la decoración escultórica del Mausoleo de Halicarnaso, construcción funeraria erigida en honor del rey Mausolo que fue una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Entre las piezas escultóricas cuya paternidad se atribuye a Escopas, conservadas en copias del período helenístico, se encuentran el grupo de las Nióbides, que representa el sacrificio de las hijas de Níobe, y Meleagro y el jabalí de Calidón. Constituye una magnífica síntesis de su estilo la famosísima Ménade, una danzante que encarna el movimiento y la gracia.

Más interesado por mostrar el estado anímico que el físico, Escopas creó unas figuras agitadas, representadas en un movimiento convulso, y puso en los rostros una expresión de gran patetismo acentuada por los ojos profundamente hundidos y la boca entreabierta. En sus obras se advierte un estilo de gran originalidad, caracterizado por el trazo nervioso, la fastuosidad de los drapeados y una considerable intensidad dramática. Con este innovador tratamiento, Escopas abandona la idealización característica del clasicismo y anticipa la carga emocional propia de la escultura helenística.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].