Gustavo Díaz Ordaz
(Ciudad Cerdán, 1911 - Ciudad de México, 1979) Político mexicano, presidente de la República entre 1964 y 1970. De su gestión presidencial se recuerda especialmente la matanza de Tlatelolco, un despliegue militar del gobierno para acallar las protestas estudiantiles que arrojó centenares de muertos y heridos el 2 de octubre de 1968.
Gustavo Díaz Ordaz
Gustavo Díaz Ordaz cursó estudios de derecho en la Universidad de Puebla, donde se graduó en 1937. Tras ocupar diversos cargos y ser, de 1958 a 1963, secretario de Gobernación, fue designado candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Institucional. El día 8 de septiembre de 1964 el Congreso de la Unión lo declaró presidente electo. El nuevo presidente, que tomó posesión el 1 de diciembre de 1964, se encontró con un país en situación de equilibrio y crecimiento económico, como resultado de los mandatos anteriores.
Díaz Ordaz continuó creando empresas paraestatales, aplicó una adecuada política fiscal y crediticia y buscó la forma de controlar al movimiento obrero para evitar riesgos. El derecho a huelga quedó prácticamente anulado y los salarios se congelaron, con lo que se favoreció aún más a los empresarios que habían resultado beneficiados con la exención de impuestos y la asignación de subsidios. El gobierno invirtió en obras de infraestructura y bienestar social que, aunque tenían como objetivo mantener la estabilidad, no fueron suficientes.
La política económica, en efecto, no difirió de la del gobierno anterior. Aumentó la participación del Estado en la economía a través de la creación de empresas paraestatales y la construcción de obras de infraestructura. La inversión pública alcanzó 130 millones de pesos (el doble que en el gobierno de Adolfo López Mateos). A pesar del incremento de los impuestos y de otras medidas administrativas para aumentar los ingresos del gobierno, fue necesario recurrir a préstamos extranjeros. La deuda externa era, en 1970, de 53,285 millones de pesos.
El gobierno estimulaba la inversión de particulares en la industria de la transformación, incluso la inversión extranjera directa; el 80 por ciento de estas inversiones procedía de Estados Unidos. En lo que se refiere a la política agraria, Díaz Ordaz llevó a cabo un gran reparto de tierras, de más de 24 millones de hectáreas. Se intensificaron también las obras de irrigación. El deterioro de la economía mundial comenzó a hacer estragos durante los dos últimos años del período. Sin embargo, los efectos más graves se iban a dar durante el gobierno de Luis Echeverría.
Respecto a los asuntos exteriores, el gobierno de Díaz Ordaz hizo hincapié en las relaciones con América Latina. Buscó, por ejemplo, un acercamiento comercial con los países de América Central. En 1967 destacó la firma del tratado de Tlatelolco, promovido por Alfonso García Robles, que prohibía la fabricación y utilización de armas nucleares en América Latina. Las relaciones con Estados Unidos fueron relevantes, pues la inversión extranjera era indispensable para la política económica del gobierno. México continuó defendiendo el principio de "no intervención", por lo que condenó la invasión estadounidense de la República Dominicana en 1965. En ese sexenio comenzaron los conflictos entre México y Estados Unidos a causa del narcotráfico.
La figura autoritaria de Díaz Ordaz dio origen a protestas, especialmente de las clases medias de la sociedad. Uno de los primeros movimientos reprimidos con violencia fue el de los médicos, que, en 1965, dio a conocer la futura tendencia del gobierno. El presidente demostró que no estaba dispuesto a tolerar la apertura democrática dentro del PRI. Rechazó el proyecto de reforma del partido oficial presentado por Carlos Madrazo, a quien él mismo había nombrado presidente del PRI. Madrazo "renunció" a su cargo y todas sus reformas fueron anuladas. Su propuesta se encaminaba a tomar en cuenta la opinión de las bases del partido.
La matanza de Tlatelolco
Con el conflicto estudiantil de 1968, la represión oficial llegó a límites nunca antes imaginados. El problema se inició después de que las escuelas vocacionales 3 y 5 del Instituto Politécnico Nacional fueron ocupadas por granaderos, con el pretexto de sofocar una riña callejera entre los estudiantes de esos planteles y los de la preparatoria particular Isaac Ochoterena. Después de estos hechos, una organización que llevaba años controlando la vida estudiantil del Politécnico, la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), convocó a una manifestación de protesta que tendría lugar el 26 de julio.
Casualmente, el mismo día se iba a celebrar otra manifestación para conmemorar el aniversario de la revolución cubana, convocada por el Partido Comunista. Cerca de cinco mil estudiantes se separaron de su propia manifestación para unirse a la otra y llegar al Zócalo, a pesar de que ya se tenía noticia del enorme despliegue policial que los esperaba. El enfrentamiento duró varias horas, mientras la sede del Partido Comunista era ocupada por agentes del gobierno que aprehendieron a varios militantes. El día 27 los estudiantes, en un acto de protesta, ocuparon los planteles 1, 2 y 3 de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el día 29 hubo un enfrentamiento entre estudiantes y granaderos. Como estos últimos no lograban controlar la situación, pidieron la intervención del ejército, y en la madrugada del día 30 las fuerzas armadas entraron a los planteles mencionados, a los otros edificios de la preparatoria de la UNAM y a los de la vocacional del Politécnico. El enfrentamiento tuvo como resultado cuatrocientos lesionados y gran cantidad de detenidos.
El rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, decretó luto en la máxima casa de estudios y afirmó que no cedería ante ninguna provocación. Unos días después, la UNAM, el Politécnico y otras universidades del interior del país se pusieron en huelga. El gobierno, que veía crecer el problema, decidió dar algunos pasos para iniciar el diálogo con la FNET, organización que presentó un pliego de peticiones, al que el Ejecutivo dio respuesta. Con todo, el movimiento estudiantil crecía, y se unieron al mismo varias universidades privadas y organizaciones de profesores. Se formó además el Comité Nacional de Huelga (CNH), que elaboró un pliego petitorio que anuló el de la FNET. El movimiento quedó integrado por varios grupos ideológicamente muy heterogéneos. A pesar de sus diferencias, eran grupos de clase media, inconformes por la imposibilidad de participar en el poder, a causa de la ausencia de un sistema democrático en el país. Estaban en contra del Estado fuerte y autoritario que encarnaba Díaz Ordaz.
Durante los meses de agosto y septiembre la situación se fue agravando, mientras el mundo fijaba su atención en México porque se acercaban los Juegos Olímpicos. El 28 de agosto, ante la amenaza de que los estudiantes permanecieran en el Zócalo hasta el 1 de septiembre, día del informe presidencial, tuvo lugar un violento desalojo. Poco después, el CNH declaró que no pretendía entorpecer la celebración de los Juegos. El gobierno, que negaba la existencia de presos políticos, rechazó todas las demandas y, el día del informe, Díaz Ordaz advirtió con firmeza que llegaría a cualquier extremo con tal de conservar el orden. Sin embargo, las manifestaciones estudiantiles continuaban. El 18 de septiembre, el movimiento comenzó a dividirse. A causa de la represión, el CNH se inclinaba por el diálogo, pero otro sector más radical se negaba.
El 23 de septiembre tuvo lugar un fuerte enfrentamiento entre los estudiantes y las fuerzas del gobierno en el casco de Santo Tomás, al norte de la Ciudad de México. El 27 del mismo mes, cinco mil personas asistieron a un mitin en Tlatelolco, en la plaza de las Tres Culturas, convocado por el CNH. En ese mitin se citó a la manifestación del 2 de octubre en el mismo lugar, que se celebró con la asistencia de cinco mil personas.
Ejército y manifestantes en la plaza de
las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968
Cuando el acto estaba a punto de concluir, la plaza fue rodeada por el ejército. Comenzaron los disparos. Según testimonios, algunos provenían de los edificios adyacentes, de uso habitacional. La sangre corrió por la plaza de las Tres Culturas. Años después no se habían podido aclarar algunos detalles de esta tragedia. Ni siquiera se sabía con seguridad cuántas personas habían muerto. Algunas fuentes hablaban de trescientas; otras, de seiscientas.
La matanza de Tlatelolco puso fin al movimiento estudiantil de 1968. Los estudiantes volvieron a sus clases y los Juegos Olímpicos se celebraron en paz. A pesar de ello, 1968 fue un parteaguas de la historia de México. Los jóvenes del país tenían otra mentalidad. Ya no defendían los antiguos valores nacionalistas, no creían en el éxito de la Revolución Mexicana y hallaban vacías las antiguas tradiciones. Por su parte, el gobierno modificó un poco su actitud y puso en práctica algunas medidas de carácter social.
El 1 de diciembre de 1970, el que había sido su primer secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, también miembro del PRI, sucedió a Gustavo Díaz Ordaz en la presidencia. Tras entregar el poder, Díaz Ordaz se retiró de la vida pública. Siete años después, en abril de 1977, fue el primer embajador de México en España, al reanudarse las relaciones diplomáticas entre ambos países, que habían quedado rotas bajo el régimen de Franco. Sin embargo, renunció al cargo pocos meses después.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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