Ximena Cristi
(Lucía Ximena Cristi Moreno; Rancagua, 1920-2022) Pintora chilena. Vinculada a la generación artística del 40, recogió influencias del postimpresionismo y del expresionismo figurativo para definir un estilo propio en el que el color es el elemento protagonista.
Ximena Cristi
Ximena Cristi ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Santiago en 1938, centro por el que se licenció en 1945 con una mención en pintura. En 1949 viajó a Italia, becada por el Gobierno de este país, para completar su formación en la prestigiosa Academia de Arte de Roma. Antes de su regreso a Chile en 1951 viajó por varios países europeos, obteniendo en España el Segundo Premio del I Salón Hispano-Americano de Pintura (1950).
En 1952 fue nombrada profesora de pintura en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, cargó que ejerció durante las siguientes tres décadas, compaginando la docencia con la labor artística. Junto con Israel Roa, Carlos Pedraza, Maruja Pinedo y Francisco Otta, entre otros, se la considera destacada representante de la generación del 40.
Silla en el jardín (1979), de Ximena Cristi
Posteriormente perteneció al Grupo de los Cinco, con Aída Poblete, Matilde Pérez Cerda, Sergio Montecinos y Ramón Vergara, con quienes expuso en la sala del Instituto Chileno Francés de Cultura (1953). Formó parte también del Grupo Rectángulo, pionero en su país de un lenguaje conceptual cercano al cubismo, que ese mismo año expuso en el Círculo de Periodistas de Santiago. Miembro de la Asociación de Pintores y escultores de Chile, Ximena Cristi fue jurado en 1974 del concurso CRAV, y al año siguiente participó en el Salón Oficial de la capital chilena.
Discípula de Jorge Caballero y Augusto Eguiluz, Ximena Cristi experimentó una evolución en su obra que le condujo a la configuración de un arte muy personal, difícilmente encasillable en tendencias. Sus cuadros se centraron en la representación de paisajes, figuras humanas, bodegones o simplemente objetos y mobiliario, que pese a su humildad y sencillez, constituyen un motivo perfecto para dar rienda suelta a una fuerte expresividad, cargada de sentimientos nostálgicos; no en vano está considerada una de las precursoras, junto a Henriette Petit, del expresionismo figurativo.
El color, aplicado con pincelada vigorosa y abundante, predomina sobre el dibujo, que tiende a diluir sus formas. La rica variedad cromática adquiere un protagonismo indiscutible como vehículo de expresión, una expresión apasionada e incluso agresiva. El empleo de tonos contundentes es un rasgo constante de su pintura, al menos en una primera etapa; posteriormente, su obra se volvió más serena, coincidiendo con el abordamiento del tema de la figura femenina. Algunas de sus obras más representativas son Interior con sillas, Interior, El balcón y Árbol en jardín.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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