Ernst Cassirer

(Breslau, 1874 - Princeton, 1945) Filósofo alemán de origen judío. Formado en las universidades de Berlín y de Marburgo, por la que se doctoró en 1899 con un estudio sobre Descartes, a partir de 1906 ejerció la docencia en la Universidad de Berlín. Admirador de Kant, cuyas obras revisó y comentó, fue un destacado representante de la corriente neokantiana. Con la llegada del nazismo tuvo que exiliarse primero en Suecia y luego en Estados Unidos, donde falleció poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial. Entre sus numerosas obras sobresalen El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna (1906-20), Concepto de sustancia y concepto de función (1910), Libertad y forma (1917), Idea y forma (1921), Filosofía de las formas simbólicas (1923-19) y Antropología filosófica (1945).


Ernst Cassirer

Del estudio de las ciencias modernas lo que más llamó la atención de Cassirer fue el de la transformación del dato sensible en símbolo numérico. Por otra parte, investigando los conceptos de sustancia y de función, descubrió cómo el simbolismo algebraico es la base de las ciencias. Fue precisamente ese concepto de función lo que le abrió el camino para una interpretación más amplia, no limitada a la física, de todas las actividades humanas como creadoras de símbolos.

Así surgió la filosofía de las formas simbólicas. Según él, las diversas realizaciones en las que se concretiza la cultura humana se fundan en una actividad simbólica que, alejándose cada vez más de la inmediatez del dato natural y sensible, conduce a la formación de esquemas autónomos. De esta forma, la filosofía tiende a configurarse no sólo como crítica del conocimiento sino también como crítica de la cultura, ya que tiene por objeto el conjunto de las creaciones del hombre. En este sentido, los monumentos y los documentos del pasado asumen, más allá de su mera existencia física, un significado que los anima.

De ahí la importancia que dio él mismo a las investigaciones historiográficas dedicadas a algunas etapas fundamentales en el desarrollo del pensamiento occidental, como el Renacimiento y la Ilustración. Por otro lado, la diferencia entre el animal y el hombre la pondrá precisamente en la capacidad de éste de crear símbolos. El símbolo es puramente formal, pero supera la exterioridad del dato sensible y libera al hombre de aquel dato. Por eso la unidad que reúne todas las actividades del hombre, más que en una hipotética substancia metafísica unitaria, hay que buscarla en la unidad funcional, que aúna las actividades simbólicas del hombre.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].