Vittore Carpaccio

(Venecia, 1460-1526) Pintor renacentista italiano. Gentile Bellini y Antonello da Messina fueron los pintores que mayor influencia ejercieron sobre la obra de Carpaccio, cuyas lienzos se caracterizan por el interés en la realidad circundante y por un elevado detallismo. La introducción de Venecia en sus escenas lo convierte en el primer gran pintor de vedute (vistas), tema pictórico relativo a dicha ciudad que gozó de gran popularidad y tradición posterior. Las principales creaciones de este artista de la escuela veneciana son los cuatro ciclos dedicados a Santa Úrsula, San Jerónimo, la vida de la Virgen y la vida de San Esteban, algunos de ellos actualmente dispersos o desaparecidos. La recuperación de Carpaccio en el siglo XIX se debió al influyente crítico británico John Ruskin, quien admiró la precisión en el estudio de la arquitectura y la luminosidad en la representación de la atmósfera presente en las telas del veneciano.


Vittore Carpaccio

Afín, en cierto sentido, a Gentile Bellini, del cual fue probablemente alumno, Vittore Carpaccio es también creador de grandes conjuntos narrativos, ciclos de teleri como el que ilustra la novelesca Historia de Santa Úrsula (Galería de la Academia, Venecia), realizado entre 1490 y 1495, con complejas vistas urbanas de diversas ciudades y líricas escenas como la del sueño de la santa, comparables a las mejores creaciones del pintor flamenco Hans Memling. Pues, en efecto, Carpaccio también estudió el arte procedente de Flandes, aunque al igual que Gentile Bellini se situará después en la órbita de Antonello da Messina, tomando de éste el gusto por las rigurosas composiciones y las cualidades colorísticas.

Los principales clientes de Carpaccio fueron las distintas cofradías de mercaderes (scuole) de Venecia, interesadas en exaltar la vida de sus santos patronos. Hacia 1488, la Scuola di Santa Orsola encargó a Carpaccio una de sus primeras y más importantes obras, la serie de la leyenda de Santa Úrsula. En ella destacaron la habilidad en la composición, la reproducción de la arquitectura veneciana, el estudio de la perspectiva y el gusto por el detallismo lujoso. El encargo, que parece financiaba la familia Loredán, se compone de nueve escenas en formato apaisado cuyos temas fueron extraídos de la narración de Jacopo da Voragine.

La complicada incidencia de la leyenda dio motivo a Carpaccio para hacer intervenir en cada una de las composiciones a numerosos personajes, y, excepto en El sueño de Santa Úrsula, a donosas y perfectas vistas de parajes venecianos, siendo esta combinación de figuraciones humanas y urbanas el distintivo más característico de la obra del artista, quien procuró a toda costa ser convincente y realista. Recortados en 1647 al ser rehecho el edificio, los cuadros fueron trasladados, después de la clausura de la Scuola en 1810, a la Academia de Venecia.


Detalle de La llegada de los embajadores, perteneciente al ciclo de Santa Úrsula (1490-1495)

La segunda gran obra de Vittore Carpaccio fue la serie que pintó para la cofradía de San Giorgio degli Schiavoni (1502-1507), cuyo edificio conserva todavía el conjunto. El ciclo se compone de tres cuadros relativos a San Jerónimo: San Jerónimo en su celda, Milagro del león y Muerte de San Jerónimo; dos telas cuyo protagonista es San Jorge: San Jorge matando al dragón y Triunfo de San Jorge, y dos obras más: Bautismo del rey y Milagro de San Trifón, sin relación con los anteriores.

La serie de la Scuola de los Schiavoni revela un Carpaccio totalmente magistral, más abundante en recursos de lo que mostrara en la Historia de Santa Úrsula. Las pinturas de Santa Úrsula son, en una mirada superficial, más vistosas y seductoras, pero la verdadera madurez de Carpaccio reside en este segundo ciclo. La Muerte de San Jerónimo, por ejemplo, muestra un fondo campesino con palmeras, animales de labor, un pozo y unos orientales conversando (desentendidos de la escena principal) que sorprende por su naturalismo, comparable al de un cuadro orientalista del siglo XIX.

Otra notable pieza del ciclo, San Jerónimo en su celda, es de una diáfana claridad que hace resaltar en toda su recogida pureza los muchos objetos representados, como el facistol con los libros, la estantería repleta de volúmenes y las esculturillas y demás menudencias de la repisa bajo la anterior. En cambio San Jorge y el dragón, sin perjuicio de presentar con un realismo digno de Théodore Géricault los restos humanos de personas devoradas por el monstruo, se acompaña de un paisaje que es pura fantasía decorativa; entre unos y otros aditamentos dispares sobresale la brava apostura del santo guerrero.


Retrato de un caballero (1510)

Finalizada esta serie, la actividad de Carpaccio se prolongaría todavía durante una quincena de años. Una bella obra de esa época es su Retrato de un caballero (1510, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid), donde la apostura del joven y armado protagonista quizá atraiga menos la mirada que la fluidez y verdad de la naturaleza que le rodea. Otra rara representación de tema profano la encontramos en Las cortesanas (hacia 1510, Museo Correr, Venecia), célebre fragmento en el que Carpaccio, a través de la nítida descripción de unos cuantos animales en un balcón y de dos mujeres de somnolienta apariencia, plasma la inconfundible atmósfera poética de una Venecia intemporal, abotargada y ociosa en la que sopla el cálido siroco.

Entre 1511 y 1514, de nuevo por encargo de una cofradía, en este caso la Scuola di Santo Stefano, completó una serie de cuatro cuadros sobre la vida de San Esteban, que hoy se encuentran repartidos entre la Pinacoteca Brera, de Milán (San Esteban con los doctores), el Museo del Louvre (Predicación de San Esteban), el de Stuttgart (Lapidación de San Esteban) y el de Berlín (Consagración de los siete diáconos). Este último fue el primeramente realizado, en 1511, y los restantes datan de 1514. Todos ellos siguen su línea de reflejar vastos espacios urbanos llenos de figuras y ambientados con numerosos detalles.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].