Pierre Bayle
(Carla, 1647 - Rotterdam, 1706) Escritor francés, precursor de los enciclopedistas y del espíritu de la ilustración. Hijo de un pastor protestante, se educó en Toulouse y Ginebra, y desde 1675 a 1681 se desempeñó como profesor de la Academia Protestante de Sedan, para luego continuar sus actividades docentes en Rotterdam hasta 1693, cuando fue separado de su cátedra como reacción contra sus opiniones filosóficas. En su obra Pensamientos sobre el cometa (1682), demostró su capacidad crítica al cuestionar con una gran erudición las supersticiones de la época acerca del supuesto carácter maléfico de los cometas. En Comentario filosófico (1686) combatió duramente la intolerancia religiosa y proclamó los derechos de la «consciencia errónea». Durante los últimos años de su vida, y en condiciones económicas precarias, compuso su obra más importante, el Diccionario histórico y crítico (1695-1697), con la intención de corregir los errores del Gran diccionario histórico (1674) del sacerdote católico Louis Moréri, y diseñó el método de referencias analíticas que luego fue utilizado por Diderot y D'Alembert en la Enciclopedia.
Pierre Bayle
Nacido en Carla, en el antiguo condado de Foix, Pierre Bayle realizó estudios clásicos en el Colegio de Puymorens, y ya entonces sus preferencias se inclinaron hacia autores como Jacques Amyot y Montaigne. Mientras acababa su formación junto a los jesuitas de Toulouse, se vio influido por su profesor y por un sacerdote con el cual vivía y se convirtió al catolicismo (1668). Ello provocó las críticas de sus familiares, y, ya por falta de una verdadera fe o bien a causa de algunas presiones, volvió al protestantismo dieciocho meses después.
La abjuración lo obligó a refugiarse primeramente en Ginebra y luego en Coppet, donde el conde de Dhona le confió la educación de sus hijos. Se estableció más tarde en Ruán, y aquí hubo de aceptar otra vez, contra su voluntad, un cargo de preceptor. Finalmente pudo eludir estas obligaciones y se instaló en París, donde frecuentó la alta sociedad. Al quedar libre en Sedan una cátedra de filosofía, Pierre Bayle participó en el concurso y venció a todos los otros aspirantes (1675). En 1681, suprimida por orden de Luis XIV la Academia de esta ciudad, se trasladó a Rotterdam, donde se le encargó la enseñanza de la misma asignatura. De carácter generoso, hizo asignar la cátedra de teología a Pierre Jurieu, en quien tendría muy pronto un irreductible adversario.
En 1682 publicó Pensamientos acerca del cometa, obra que habría de ser considerada por Giambattista Vico como breviario del ateísmo; posteriormente apareció su Critique générale de l'histoire du calvinisme de Maimbourg, que le atrajo los primeros ataques de Jurieu. Por esta época fundó la revista Nouvelles de la République des Lettres. La revocación del Edicto de Nantes, que provocó violentas persecuciones contra sus correligionarios, le indujo a escribir el famoso Comentario filosófico sobre estas palabras del Evangelio: «Hazlos entrar» (1686), texto en el que refutó la interpretación literal de la frase, empleada para justificar la conversión forzosa de los herejes.
La creciente oposición de Jurieu llegó a concretarse no solamente en grandes diferencias de carácter y a través de disensiones personales, sino incluso en marcadas divergencias en el plano religioso. Bayle era un protestante liberal, el primer defensor del espíritu de tolerancia; en él habría de reconocer Voltaire a su propio maestro. Jurieu, por el contrario, profesaba un protestantismo ortodoxo e intransigente, y sospechaba de la sinceridad de la abjuración por la cual su contrincante se había alejado del catolicismo. Cabe preguntarse incluso si Bayle, como Montaigne, no debió de ser, más bien que escéptico, fideísta y aun preexistencialista. Sea como fuere, se adelantó a su época, y los magistrados de Rotterdam dieron la razón a Jurieu, con lo cual Bayle se vio desposeído de su cátedra y hasta privado de la autorización para enseñar.
A fin de satisfacer su necesidad de actuación, se dedicó entonces a la redacción del Diccionario histórico y crítico (1695-1697), del que publicó los dos primeros tomos. Sin embargo, desencadenado nuevamente el odio de Jurieu contra esta obra firmada por su adversario (para las anteriores había empleado seudónimos), el consistorio protestante condenó a Bayle por sus tendencias escépticas, ateas y maniqueístas. A tales ataques se añadieron los de Jacquelot y Jean Leclerc, quienes le acusaron de hostilidad secreta al protestantismo y a su patria adoptiva.
Bayle acabó sus días en una soledad estoica. No solamente fue comprensivo y tolerante, sino que llegó a establecer los fundamentos racionales de la tolerancia. Comprendió que la verdad no puede ser impuesta, sino únicamente ofrecida, y que sólo una adhesión dada en libertad tiene valor. «Mi talento -dijo de sí mismo- consiste en provocar dudas, aun cuando no se trata sólo de dudas». Según cabe deducir, tales vacilaciones pueden ser superadas por la razón, o, al menos, por la fe. Se trata, en realidad, de la misma postura del comentario de Jean de Jandun al Tratado del alma de Aristóteles, y también, indudablemente, de la que presenta la Apología de Ramón Sabunde de Montaigne. Para Bayle, el error no es un defecto moral que pueda ser imputado a quien yerra de buena fe; con ello quedan afirmados y defendidos los derechos de la «consciencia errónea». En realidad, son muchos los interrogantes que aún en nuestros días plantea un espíritu tan sutil, curioso y especialmente complejo como el de Bayle.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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