Béla Balázs
(Szeged, 1884 - Praga, 1949) Teórico y crítico cinematográfico húngaro. Doctorado en filosofía, Béla Balázs escribió en su juventud dramas simbolistas y libretos para Béla Bartók y la ópera El castillo del príncipe Barbazul. Relacionado con los movimientos políticos de izquierda, participó en la revolución húngara de 1919, cuyo fracaso le obligó a emigrar, primero a Austria y después a la URSS.
Béla Balázs
Durante su exilio comenzó a ocuparse del cine, no sólo escribiendo guiones y dedicándose a la enseñanza, sino también con la publicación de dos obras: El hombre visible o la civilización del film (Der sichtbare Mensch oder die Kultur des Films, 1924) y El espíritu del film (Der Geist des Films, 1930), que constituyen dos de los primeros intentos importantes de fundar una estética cinematográfica, basada sobre tres elementos constitutivos de este lenguaje: el encuadre, el primer plano y el montaje. Posteriormente desarrolló estas mismas ideas en El film. Evolución y esencia de un arte nuevo (Der film. Werden und Wesen einer neuen Kunst, 1949). En 1945 regresó definitivamente a su patria para dirigir la escuela de arte cinematográfico que hoy lleva su nombre.
El film es la elaboración más completa de las ideas de Balázs, quien, junto con los cineastas rusos Sergei Eisenstein y Vsevolod Pudovkin y el psicólogo alemán Rudolf Arnheim, es uno de los grandes sistematizadores de la teórica y de la estética del cine. En esta obra, el autor empieza por la comprobación de que el arte cinematográfico ha sacudido profundamente no sólo los viejos cánones estéticos, sino hasta la misma estructura del mundo cultural. El cine, que tal vez sea la rama más popular del arte, se ha convertido en un elemento esencial de la "salud espiritual" de la humanidad, un instrumento poderosísimo de formación ideológica. Frente a aquellos mezquinos que niegan las posibilidades creadoras y artísticas del lenguaje de la pantalla conviene reivindicar, por tanto, la exigencia de un profundo estudio teorético de las peculiaridades del nuevo medio de expresión, pues sólo este conocimiento permitirá el adecuado disfrute de todo lo que el cine ofrece.
Debe subrayarse que el análisis de Balázs no se dirige a una problemática meramente abstracta, sino que intenta captar los más importantes problemas teoréticos en su relación con la realidad concreta. La metodología seguida por Balázs se inspira en el materialismo histórico y, en particular, es notable el influjo que sobre ella ejerció la obra de Georg Lukács. En la valoración del arte cinematográfico en relación con las demás artes, el autor está muy cerca de las ideas de Eisenstein: bajo cierto perfil el cine es el punto terminal de la evolución artística precedente. Pero, al mismo tiempo, establece un nuevo método de ver y de expresar la realidad: "Otra máquina entra ahora en juego en el trabajo de dirigir nuevamente el espíritu hacia lo visible y de dar al hombre un rostro nuevo. Esta máquina es el cine. Sostenida por una técnica, que tiene por objeto la multiplicación y difusión de la producción espiritual, puede considerarse, en este aspecto, muy parecido a la prensa, tanto que no es aventurado prever que su acción sobre la civilización humana será no menos vasta y profunda".
Nace, si así puede decirse, una nueva cultura visiva, destinada a depurar muchos modos tradicionales de describir la realidad. Pero no hay que creer, siguiendo una opinión vulgar, que el film sea una mera reproducción de la realidad, ya que existen un conjunto de factores, definidos por Arnheim como elementos diferenciantes, los cuales hacen que el cine "presente" una manera original con respecto a la realidad. Entre estos factores se cuentan la distancia variable, el detalle, el primer plano, el enfoque variable y el corte. Un puesto eminente corresponde al primer plano y al montaje, que Balázs considera como los elementos esenciales del lenguaje cinematográfico. En efecto, con el primero surge la posibilidad de hacer visible todo lo que hay de más oculto en el alma humana, mientras que, gracias al segundo, es posible crear un ritmo unitario, amplificar la versión dramática de un argumento y elaborar en forma rigurosa el contenido ideológico del cine.
Con respecto al cine sonoro, a diferencia de otros teóricos contemporáneos suyos, Béla Balázs no tiene una actitud de prejuicio negativa, sino que por el contrario escribe: "Nuestra exigencia justifica sin más el cine sonoro como un gran arte nuevo". En consecuencia, lo mismo que para el cine mudo, se estudian atentamente sus peculiaridades en orden a un disfrute integral de las mismas. El cine no es un arte estático, sino que se halla en constante evolución dialéctica. Este desarrollo se mantiene por las exigencias revolucionarias de nuestro tiempo, que hacen mucho más importante el contenido ideológico del arte cinematográfico. Arte que, según Balázs, sólo puede desarrollarse plenamente en la lucha por la instauración del socialismo y en el socialismo realizado.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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