Johann Jakob Bachofen
(Basilea, 1815 - id., 1887) Historiador del derecho y filósofo suizo. Profesor de derecho romano en Basilea desde 1841, interpretó desde una perspectiva romántica la mitología romana y escribió el estudio histórico-etnológico El matriarcado (1861).
Johann Jakob Bachofen
Hijo de una familia patricia, Johann Jakob Bachofen estudió filología y derecho en su ciudad natal, en Gotinga y en Berlín, y tuvo por maestros a Savigny, Eichhorn y Böckh. En 1841 fue nombrado profesor de derecho romano de la Universidad de Basilea, y en 1844 consejero del tribunal de apelación. Amigo y admirador del docto epigrafista zuriqués Gaspar von Orelli, italianista y ferviente partidario de Giambattista Vico, realizó diversos viajes a Italia y estuvo dos veces en Nápoles (1843 y 1851), donde conoció a estudiosos locales, entre ellos al arqueólogo Agostino Gervasio, con quien mantuvo una larga relación.
Publicó al principio numerosas disertaciones sobre temas romanos llevadas a cabo con el riguroso método filológico de la escuela de Savigny. Aparecida la Historia de Roma de Theodor Mommsen, Bachofen dio a la luz una Geschichte der Römer que inició la polémica contra la filología metódica. En 1858 entregó a la imprenta su importante obra El matriarcado, publicada en 1861 y en la cual presenta uno de los descubrimientos más interesantes de la etnología y la sociología: la idea matriarcal, que sitúa en el origen de la familia a la madre, factor innegable de la generación, y defiende la existencia de una primitiva cultura ctónica o femenina opuesta a la posterior uránica o masculina.
El matriarcado es una especie de visión o interpretación, a veces documentada con pacientes y originales investigaciones, pero más a menudo imaginaria, de la historia de los más antiguos pueblos europeos y asiáticos. Con su método histórico-imaginativo o, como se dijo también, afilológico, Bachofen se propuso oponerse a las investigaciones historicofilosóficas de Mommsen y de los historiadores de su tipo, que según él eran demasiado áridos y abstractamente sistemáticos. Contra ellos reivindica la importancia fundamental de la intuición en la reconstrucción del pasado y de las vicisitudes históricas por medio de documentos y testimonios. El valor de la interpretación intuitiva resalta sobre todo cuando se trata de estudiar antiguas instituciones, que no pueden ser comprendidas y valoradas con un método estrictamente racional sin riesgo de falsear el significado más profundo de usos, costumbres y mitos, cuyos motivos determinantes nos son a menudo desconocidos, y que reflejan una visión del mundo y de la vida completamente opuesta a la moderna.
El estudio de esta mentalidad primitiva es conducido por Bachofen sobre el material fascinador e infiel de los mitos y las tradiciones misteriosofistas y religiosas, y conduce al autor a la convicción de que el principio inspirador de la primitiva civilización de los pueblos más antiguos del Asia Central y de Europa es ofrecido por una concepción religiosa netamente "femenina", que se ha ido perdiendo poco a poco en el desenvolvimiento de la cultura y de la civilización occidentales, en las que permanecen elementos y recuerdos de ello, aun en medio del triunfo de una visión "masculina" o paternalista del universo.
La distinción entre lo femenino y lo masculino llega a adquirir a menudo para Bachofen un valor pseudofilosófico en cuanto lo femenino se presenta como cosa espontánea, procreadora, propulsora y recreadora de vida, como lo irracional, pero ligado a las fuerzas primigenias del universo; lo masculino, en cambio, es lo espiritual, lo racional, lo esquemático, lo abstracto, que, en nombre de una voluntad a menudo demasiado rectilínea y dogmática, reniega de las fuentes perennes de la vida.
Desde este punto de vista debe unirse la posición de Johann Jakob Bachofen con la concepción que por primera vez indicó Nietzsche, según la cual la vida y el espíritu son irremediablemente opuestos. Al mismo tiempo, la obra de Bachofen ofreció sugestiones notabilísimas a filósofos del decadentismo europeo como Oswald Spengler, los cuales vieron en la orientación decididamente masculina de nuestra sociedad y de nuestra cultura una de las mayores razones de la decadencia europea.
Casi a continuación de El matriarcado apareció otra de sus obras destacadas, el Ensayo sobre el simbolismo sepulcral de los antiguos (1861): a la piedra que indica el lugar de la sepultura vinculó Bachofen el primer culto, a la construcción sepulcral el edificio religioso más antiguo y al embellecimiento de la tumba el principio del arte y de la ornamentación. Las ideas del autor, largo tiempo relegadas al olvido, aparecieron nuevamente en la obra del norteamericano Lewis H. Morgan, Ancient Society (1877), y de ella pasaron a teóricos del marxismo como Friedrich Engels, Karl Kautsky y August Bebel, quienes las aprovecharon para sus trabajos sobre el origen de la familia y de la propiedad. Estudios etnológicos posteriores pusieron de relieve los errores de Bachofen. Sin embargo, todavía muy recientemente los filósofos y sociólogos del Círculo de Munich Alfred Schuler y Ludwig Klages encontraron en las teorías citadas un argumento para su oposición al intelectualismo.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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