Aquiles Tacio
(Siglo II) Escritor griego de Alejandría, autor de Las aventuras de Leucipa y Clitofonte, novela de amor y aventuras de gran difusión durante la Edad Media. Aquiles Tacio fue considerado durante mucho tiempo como uno de los novelistas más tardíos; pero el reciente descubrimiento de un papiro milanés de finales del siglo II o comienzos del III d. de C. nos ha dado la seguridad de que vivió en el siglo II. Nació en Alejandría, ya que es llamado alejandrino por Suidas y en los manuscritos de la obra, y a dicha ciudad rinde homenaje en el comienzo del libro V de la novela.
Con toda seguridad se formó en Alejandría, donde se inició en los estudios retóricos, gramaticales, históricos y científicos. El comentarista Thomas Magister le llama "retórico", y así se desprende de sus discursos, su manera estilística típicamente retórica. Dice Suidas que al final de su vida se hizo cristiano y llegó a obispo; pero aunque el tono pagano de toda la obra de Aquiles Tacio no es un argumento negativo para su conversión al cristianismo, la noticia de que terminó en una sede episcopal es totalmente increíble; quizás fue tomada de un episodio análogo de la vida de Heliodoro.
Aquiles Tacio escribió un libro sobre etimología y una obra histórica. Compuso, además, un tratado astronómico, Sobre la esfera, cuya paternidad le había sido negada por los estudiosos hasta el descubrimiento del papiro milanés. De ella nos han llegado algunos fragmentos contenidos en la poesía astronómica de Arato.
Pero la obra más importante de Aquiles Tacio es la novela titulada Las aventuras de Leucipa y Clitofonte, en ocho libros: la novedad de esta obra con respecto a sus precedentes estriba en que el mismo protagonista narra las aventuras de sus amores con Leucipa, tomando como punto de partida un cuadro que representaba el rapto de Europa, lo cual ya tiene un precedente en el poemita de Mosco Europa, en el que la narración del rapto de Europa se vinculaba a la descripción de las aventuras de Ío.
La novela de Aquiles Tacio, de gusto bizantino, es interesante tanto por la trama narrativa como por el estilo. Fue imitada, en efecto, por Eustacio y por Niceto Eugeniano. El patriarca Focio apreciaba el arte y la manera de "narrador" de Aquiles Tacio, pero criticaba ciertos episodios y digresiones, porque se alejaban de la pureza de sentimientos y de vida que hubiera deseado. Por el contrario, el autor del epigrama 203 del libro IX de la Antología Palatina exhortaba al lector a considerar la obra como un tesoro, ya que veía en ella un elogio de la castidad y la exaltación de la virtuosa templanza en el amor.
El protagonista de la novela, Clitofonte de Tiro, es un joven de diecinueve años que se enamora en cuanto la ve de su prima Leucipa, que ha venido a vivir a su casa precisamente cuando Clitofonte está a punto de someterse de muy mala gana al matrimonio de conveniencia con Calígona, hermana de Leucipa. Pero como Calígona, gracias a un trueque de personas, es raptada por un fogoso enamorado de Leucipa, Clitofonte logra entrar en el corazón y en la habitación de su bella prima, y está a punto de obtener plena satisfacción de sus deseos cuando la madre de Leucipa se lo impide presentándose en el oportuno momento.
Para evitar las iras familiares, los dos enamorados huyen hacia Alejandría, y su partida por mar, como es de rigor en este género de literatura, señala el comienzo de una serie de aventuras que se siguen unas a otras sin la menor coherencia ni necesidad psicológica, hasta que al autor le place poner fin. Tempestades y naufragios, piratas y bandidos o enamoramientos repentinos y poderosos se conjuran para separar a los fieles y castos amantes. Dos veces Clitofonte ve a Leucipa degollada ante sus ojos y dos veces la vuelve a encontrar viva después de las más extrañas casualidades.
El episodio más extenso, que ocupa toda la segunda parte de la novela, es el de Melita, una rica viuda de Éfeso que se enamora de Clitofonte cuando éste por segunda vez había perdido a su novia. El desgraciado joven, dado que el tiempo ha comenzado a curar su herida sentimental, consiente en seguir a la hermosa a Éfeso, para casarse con ella. Pero al llegar allí las cosas se complican: Leucipa se encuentra más viva que nunca entre las esclavas de la casa; el marido de Melita resucita también de un naufragio y pone en un brete a la familia, metiendo en la cárcel a Clitofonte bajo acusación de adulterio y asediando a la pobre Leucipa.
Algún atisbo de observación psicológica, especialmente en la presentación del desesperado amor de Melita, naufraga en el farragoso final, entre procesos, peroraciones judiciales, juicios de Dios y efectismos teatrales de toda clase. Cuando Clitofonte está a punto de ser condenado a muerte, se presenta en el momento oportuno el padre de Leucipa para poner las cosas en su sitio, y la situación se resuelve rápidamente con la reivindicación de los inocentes, la condena del rey y las bodas de los venturosos amantes.
Lo notable es que después de tantas aventuras, minuciosamente contadas, Aquiles Tacio despache con pocas palabras la reunión final de sus héroes. El interés del narrador se dirige principalmente a la exterioridad aventurera, mientras sus personajes son títeres, a los cuales les pega los sentimientos desde fuera. Fruto tardío de una cultura agotada, la novela es retórica, de corte clásico, henchida de reminiscencias literarias y de doctrina de escuela; pero con todo ese aparato no consigue dar unidad y vida al cúmulo de sus elementos, y sólo expresa un sentimentalismo débil y sin alma. La obra de Aquiles Tacio se distingue a lo más de sus novelas hermanas por cierta fastuosidad de estilo y por una corriente de sensualidad que rompe la costra de su sentimentalismo amanerado; con todo, su fortuna fue grande en el mundo bizantino.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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