Antonio Amar y Borbón
(Antonio José Amar y Borbón Arguedas; Zaragoza, 1742-1826) Militar y administrador colonial español que fue virrey de Nueva Granada (1803-1810). A los veinte años ingresó como cadete en el Regimiento de Caballería de Farnesio y siguió la carrera de las armas: participó en el sitio de Gibraltar de 1779 y luchó contra Francia en la Guerra de la Convención (1793-1795), durante la que obtuvo el grado de brigadier. En 1802 ascendió a teniente general de los Reales Ejércitos.
Antonio Amar y Borbón
Ese mismo año fue nombrado (el 26 de julio) virrey, gobernador y capitán general del Nuevo Reino de Granada, así como presidente de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá, en sustitución de Pedro Mendinueta y Múzquiz. Llegó a Santa Fe de Bogotá el 16 de septiembre de 1803. Su mandato al frente del virreinato puede dividirse en dos etapas separadas por la invasión napoleónica de España (1808), causa del subsiguiente vacío de poder en la metrópoli.
En sus primeros años (1803-1808), Antonio Amar y Borbón continuó, o pretendió continuar, con la política progresista que había predominado en las labores de gobierno de los virreyes anteriores, en consonancia con las ideas ilustradas que la monarquía borbónica española había adoptado. Así, apoyó las artes y la cultura, por ejemplo con su implicación en la expedición botánica de José Celestino Mutis y en la labor científica de Francisco José de Caldas. Pero las ideas enciclopedistas habían penetrado ya con fuerza entre la clase social criolla (no sólo en Nueva Granada, sino prácticamente en todas las colonias españolas en América), y el estallido de la guerra entre España y Napoleón Bonaparte en la metrópoli no hizo sino catalizar las aspiraciones independentistas y desatar los procesos de emancipación.
El vacío de poder fortaleció políticamente la oligarquía criolla, a pesar de que, en un principio, el apoyo a Fernando VII de España fue mayoritario. Ante ello, el virrey Antonio Amar rechazó la petición de los criollos de organizar milicias propias para defenderse de un posible ataque francés, lo que prueba la desconfianza que reinaba en el territorio entre los diversos poderes políticos y fácticos.
A principios de septiembre de 1809 estalló en Quito la revolución, y, en la amplia asamblea que el virrey convocó para definir cómo debía reaccionarse, quedó ya clara la fractura entre americanos y españoles: los primeros rechazaban el envío de tropas, preconizado por los segundos, para sofocar la revuelta. Amar decidió contemporizar entre ambas opiniones; envió una comisión para negociar la paz, y tropas para el caso de que esa negociación no fructificara.
Por otra parte, la situación en la capital del virreinato no era muy halagüeña, toda vez que Amar ordenó en septiembre de 1809 el apresamiento y encarcelamiento de los líderes independentistas Baltasar Miraño y Antonio Nariño en el fuerte de San José de Bocachica, en Cartagena de Indias, y más tarde en los calabozos del Tribunal del Santo Oficio, acusados de planes subversivos; mientras, Camilo Torres Tenorio encabezaba la protesta por el exiguo número de diputados americanos que se había dispuesto que acudieran a las Cortes de Cádiz (1810-1813).
Todo ello confluyó en la aparición de los primeros conflictos, que precipitaron la situación. El 20 de julio de 1810 se estableció la Junta Suprema del Nuevo Reino de Granada, constituida a imagen y semejanza de las Juntas que surgieron en España a raíz del vacío de poder con el exilio obligado de la familia real española en territorio francés; como manifestación de continuidad y acatamiento al rey de España, se ofreció la presidencia de la Junta a Antonio Amar, pero cinco días después corrió el rumor de que el virrey planeaba una dura represión, así que fue encarcelado. El primer día de agosto recibía una comunicación por parte de la Junta Suprema de Sevilla en que se le conminaba a entregar el poder a Francisco Javier Venegas, nombrado nuevo virrey.
Liberado durante unos pocos días, y mientras se hallaba a la espera de viajar de vuelta a España, fue de nuevo detenido el día 13 de agosto. Finalmente, el día 15 se trasladó a Cartagena de Indias para embarcar, pero en esa ciudad fue otra vez hecho prisionero durante dos meses, hasta el 12 de octubre, cuando finalmente partió a España. Una vez en la Península, obtuvo el traslado a Zaragoza y fue nombrado consejero honorario de Estado en 1820. Dos años antes de su muerte fue absuelto de la acusación de constitucionalista que pesó sobre él, en un largo proceso abierto por un tribunal militar.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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