Ronaldo
(Ronaldo Luiz Nazario de Lima; Rio de Janeiro, 1976) Futbolista brasileño. Dotado de unas cualidades excepcionales, con el balón en sus botas era imprevisible, insospechado, mágico, demoledor y certero. Sus 1,83 m de estatura y sus 75 kg de peso lo convirtieron tempranamente en una gran estrella y en el "crack" del fútbol mundial de su generación, relevando a las grandes figuras de los años ochenta.
De familia humilde, la madre de Ronaldo, divorciada, trabajaba catorce horas al día en pizzerías o supermercados para sacar adelante a sus tres hijos. Vivían en el suburbio de Benito Ribeiro, olvidado y lejano como otros tantos arrabales de la zona norte de Río de Janeiro, cuyos habitantes desconocen la paradisíaca zona sur de la ciudad, con sus playas, sus lujosos coches y sus ricas gentes. Ronaldo tampoco conocía esa parte de su propia ciudad, pero no sabía que pronto le llegaría la oportunidad de, incluso, vivir en ella.
Ronaldo
Con catorce años Ronaldo estuvo a punto de jugar en el Flamengo, pero no tenía el dinero suficiente para costearse los cuatro pasajes de autobús necesarios para llegar desde su casa hasta el club. Empezó a jugar en el Sao Cristovao, que dos años después le trasladó al Cruzeiro de Minas Gerais, y con dieciséis años su vida dio un vuelco. En aquel club se revalorizó rápidamente y todos los equipos pujaban por él. Se lo llevó el PSV de Holanda, donde jugó las temporadas del 94 al 96. Este último año fue elegido por la FIFA mejor jugador del mundo.
En 1996, Ronaldo firmaba un contrato con el F.C. Barcelona por ocho años, y el club catalán pagaba al PSV 20 millones de dólares. El jugador recibía un total de 2.000 millones de pesetas, 250 millones brutos por temporada, con cláusula de rescisión de 4.000 millones. El traspaso de Ronaldo fue el más caro del fútbol español: la operación final ascendió a 4.500 millones de pesetas. En este club se ganó fama mundial con sus actuaciones, por lo que el Barcelona le amplió a diez años la duración del contrato y estableció en 77 millones de dólares el precio de su cláusula de libertad. El 20 de enero de 1997 fue consagrado nuevamente como el mejor futbolista del mundo, de acuerdo con el nombramiento patrocinado por la FIFA, y ese mismo año recogió el Balón de Oro, galardón que concedía la revista France Football.
En los meses de verano de 1997, incluso antes de terminarse la temporada de fútbol, Ronaldo dejó el Barcelona con intención de fichar por un equipo italiano que resultó ser el Inter de Milán. El club italiano abonó, además de los 4.000 millones de la cláusula de rescisión, una cantidad complementaria de compensación al Barcelona por su pase. Ronaldo había sido internacional por su país, Brasil, en más de una decena de ocasiones, y con su selección fue Campeón del Mundo en 1994 y 2002. Pero en los años siguientes le acompañarían las lesiones. Apenas jugó en el Inter de Milán, y todos recuerdan aquella especie de convulsión inexplicable que sufrió horas antes de la final contra Francia en el Mundial de 1998.
Desde noviembre de 1999 Ronaldo se mantuvo prácticamente ausente de los campos de juego. Tuvo una fatídica y breve aparición el 12 de abril de 2000, en la final de la Copa de Italia disputada entre el Lazio y el Inter de Milán. En una frenética carrera con la que pretendía superar a su rival, el portugués Couto, se desplomó. Nadie lo tocó ni le hizo una mala entrada, pero Ronaldo se lesionó de gravedad; se rompieron los tendones de su rodilla derecha.
Desde entonces, el que fuera el rey del fútbol durante su época dorada, alabado incluso por el mítico Pelé, con unos ingresos de dieciséis millones de dólares anuales (unos 3.000 millones de pesetas), tuvo que abandonar los campos de fútbol e inició una actividad en otros ambientes: el mundo de las artes y la cultura, en el que fue recibido con cariño, pero donde Ronaldo parecía encontrarse incómodo y fuera de lugar.
Dedicado más de seis horas a hacer fisioterapia con su rodilla, numerosos ejercicios en casa y natación, su sueño era volver al terreno de juego. Su esperadísima reaparición se produjo el 19 de agosto de 2001 y completó una brillante actuación en un partido amistoso en el que su equipo, el Inter de Milán, goleó con facilidad al campeón de Nigeria. Ronaldo jugó 35 minutos, marcó un gol y abandonó el campo con una cerrada ovación.
Antes de finalizar el año volvió a padecer problemas musculares y necesitó varios meses de adaptación para volver a jugar. Las dudas sobre su forma física y las posibilidades de su juego quedaron definitivamente despejadas en el Mundial de Corea y Japón 2002, donde Ronaldo reivindicó su condición de estrella y regresó por méritos propios a la cima del olimpo futbolístico. Fue el máximo anotador del torneo, suyo fue el único gol que clasificó a Brasil frente a Turquía para la final, y también salieron de sus botas los dos goles con los que la selección canarinha eliminó a la poderosa Alemania en el partido definitivo para lograr su quinta Copa del Mundo.
La excelente actuación de Ronaldo en el Mundial colocó al delantero en el punto de mira de los mejores clubs del mundo y, el último día de agosto de 2002, tras semanas de arduas negociaciones entre el Inter de Milán y el Real Madrid, el equipo merengue fichó al jugador brasileño por 45 millones de euros. En los últimos días del año, el astro brasileño recogió los dos galardones más presitigiosos en el mundo del fútbol: el Balón de Oro de la revista francesa France Football, y el premio FIFA al mejor jugador del planeta. Varios meses después, también recogió dos premios Laureus como integrante de la selección brasileña y como mejor deportista de 2002.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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