Guillermo Morón
(Carora, 1926 - Caracas, 2021) Historiador y escritor venezolano. Un hombre que conversa de historia por la televisión es una de las imágenes que más se identifica con Guillermo Morón. Las otras, más ocultas pero quizá más trascendentes, hablan de un historiador con vocación de editor que, en su desempeño como fundador y director, desde 1958, del Departamento de Publicaciones e Investigaciones de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, realizó una de las empresas editoriales más importantes para la nación, que ha quedado recogida en dos colecciones: la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia (más de mil títulos publicados entre 1958 y 1996) y la Historia General de América (treinta y cuatro volúmenes publicados entre 1983 y 1995).
Guillermo Morón en una imagen de 1963
Heredero, por lo demás, de la escuela de los grandes relatos de la historia de Venezuela, supo superar a sus antecesores, Rafael María Baralt y José Gil Fortoul, en la realización de una obra cuyo calificativo de "completa" se justifica porque, según indica Alfredo Pérez Alencart, se incluyó por primera vez en la historia de este país un riguroso estudio sobre el período colonial o "provincial", como lo llama el propio Morón ("El antiguo Estado de Derecho y la historia de las seis provincias que se unificarán jurídicamente por la Real Audiencia de Caracas en 1786"). Con ello se promovió una continuidad histórica entre los hechos de antes y después de la independencia. Para Morón, "se cambió de una Monarquía a una República pero la estructura social continuó siendo la misma".
Guillermo Morón es asimismo autor de más de cincuenta publicaciones literarias, entre poemas, cuentos, novelas y ensayos, sin contar artículos, prólogos y crónicas en las que, en palabras de Pérez Alencart, se plantea "una vuelta a los orígenes, a la oralidad más pura del venezolano". Admirador y fiel lector de Miguel de Unamuno, Morón expresa su credo literario en estos términos: "La lengua es universal si la literatura trasciende su modo de decir y expresar. [...] La Poesía es el fundamento de toda escritura desde el punto de vista de la narración. Una novela no tiene sentido si carece de un sustrato poético. No hay novela ni cuento sin poesía".
El "maestro de Carora", que es el epíteto que más enorgullece a Guillermo Morón, inició muy joven el camino de la pedagogía, sin olvidar, acaso, que un maestro es siempre un investigador simultáneo. Nació en aquella ciudad del estado Lara el 8 de febrero de 1926, y allí estudió en escuelas en cuyos pórticos se rendía tributo a recién fallecidos maestros de esa región: la primaria en la Escuela Federal Egidio Montesinos (Carora, 1934-1941) y la secundaria en el Colegio Federal de Carora y en el Liceo Federal Lisandro Alvarado de Barquisimeto. Recuerda siempre el escritor la formación de aquellos tiempos, cuando aprendía a leer con un ejemplar de Don Quijote de la Mancha y transitaba por los clásicos griegos (Aristóteles entre ellos) hasta llegar a definirse como un griego hispanoamericano.
Como resultaba predecible para un joven intelectual de la época, se trasladó a Caracas e ingresó en el Instituto Pedagógico Nacional, donde se graduó de profesor en ciencias sociales. El 27 de septiembre de 1949 Morón escribía a Arturo Uslar Pietri estas líneas: "Allí fui a buscar precisamente un método. Un método para encauzar mis estudios sociológicos, por los que soy apasionado, y otro método para mi vida general. Una pedagogía humana y otra pedagogía técnica. Ninguna de las dos encontré. Me siento, pues, defraudado. Cuanto he logrado hacer lo debo a mis propias uñas."
Con esta interrogante se marchó a Madrid para cursar el Doctorado en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, otrora Universidad de Madrid. "En España de 1951 a 1954 viví intensamente mis años de estudiante universitario en la Facultad, en el Ateneo de Madrid, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el Instituto Fernández de Oviedo, en la tertulia de la revista Ínsula de don Enrique Cano, de José Luis Cano, de José Hierro, de Jorge Campos, en la revista Índice, que publicó mi primer libro en España con el extraño nombre de La palabra Acero. Conocí al gran editor Manolo San Miguel, que dirigía esa poderosa herramienta de la primera parte de la cultura moderna en España (después de la Revista de Occidente de José Ortega y Gasset) llamada Ediciones Guadarrama, donde se publicaron dos libros míos: Los borradores de un meditador y Cuadernos con notas morales."
En este período también publicó el Libro de la fe, y ya era colaborador de El Papel Literario de El Nacional. A fin de continuar su formación académica y pedagógica, marchó a Alemania. En la Universidad de Hamburgo fue, durante cuatro años, asistente de la cátedra de Lenguas Romances a cargo de Rudolf Grossman. También asistió a cursos en la Universidad de Gotinga y fue riguroso en su formación de Filosofía de la Historia en la Universidad de Madrid, nuevamente, y en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el Departamento de Filosofía de la Cultura.
La búsqueda de Morón parecía haber cuajado, en aquellos tiempos, en la configuración de un método de elaboración de temas históricos. Su retorno al país y su nombramiento como director-fundador de los departamentos de Investigación y Publicaciones de la Academia Nacional de la Historia, en 1958, coincidió con la publicación de José Oviedo y Baños y La historia política de José Ortega y Gasset. Otras publicaciones que había realizado hasta la fecha eran Lisandro Alvarado, ensayo y elogio (ganadora, en 1948, del premio de la Asociación de Escritores de Venezuela), Los orígenes históricos de Venezuela y Los cronistas y la historia. La labor del editor estaba a punto de realizarse.
El nombre de Guillermo Morón configuró el presente cotidiano de muchas naciones a través de sus colaboraciones en diarios y revistas de alcance nacional e internacional: El Nacional, La República, Panorama, La Esfera, Revista Nacional de Cultura, Últimas Noticias, Fantoches, El Heraldo, Atlántida, Repertorio Americano, Ínsula, El Mercurio, El País, ABC... Sus obras literarias Los saberes inútiles, Ciertos animales criollos, El gallo de las espuelas de oro, Los hechos de Zacarías o El catálogo de las mujeres traducían la necesidad imperante en Venezuela de que los relatos se apropiasen de su propia realidad. En 1997 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades.
Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «».
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en
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