Hedy Lamarr

(Hedwig Eva Maria Kiesler; Viena, 1915 - Miami, 2000) Actriz austriaca. Después de aparecer, completamente desnuda, en la película checa Éxtasis (1933), su marido intentó en vano comprar todas las copias de la cinta; el divorcio y el estreno de este filme la hicieron mundialmente famosa, posibilitando en 1938 su traslado a Hollywood. Con la Metro Goldwyn Mayer protagonizó muchos títulos sin alcanzar grandes éxitos, por lo general en papeles de mujer misteriosa; pese a su exquisita belleza, sus dotes interpretativas eran limitadas. Su película de mayor repercusión fue Sansón y Dalila (1949), una de las grandes superproducciones de Cecil B. DeMille; a partir de entonces su carrera experimentó un rápido declive, hasta su retirada en 1957.


Hedy Lamarr

Hija de un banquero de origen ucraniano y de una pianista de ascendencia húngara, su infancia transcurrió en reputados internados de Austria y Suiza, donde adquirió una sólida educación que completó con las clases particulares que recibía de institutrices y profesores personales. Su temprana pasión por el arte dramático logró convencer a su progenitor, y con el apoyo familiar se matriculó en la prestigiosa escuela del director de escena Max Reinhardt.

Bautizada con los nombres artísticos de Hedwig Kiesler y Hedy Kiesler, la joven actriz consiguió su primer papel en la película Geld auf der Straße (1930), de Georg Jacoby, y luego pequeñas intervenciones en cintas de producción checa y germana como Die Blumenfrau von Lindenau (1931), Man braucht kein Geld (1931) o Die Koffer des Herrn O.F. (1931). En 1932 viajó a Praga para protagonizar Éxtasis, film dirigido por Gustav Machaty en el que Hedy Lamarr protagonizó uno de los primeros y más famosos desnudos de la historia del cine. El escándalo le costó el divorcio de su primer esposo, pero también tuvo una sonada repercusión en toda Europa que le abrió de par en par las puertas de Hollywood.

Contratada por la Metro Goldwyn Mayer, la todavía jovencísima Hedwig Kiesler se convirtió en Hedy Lamarr, nombre elegido por Louis B. Mayer en homenaje a la estrella del cine mudo Barbara La Marr. La productora transformó en elegancia el incontestable atractivo de la actriz y, redimida del escándalo, "la más bella" debutó en el cine estadounidense con Argel (1938), un drama romántico de John Cromwell donde compartió cartel con Charles Boyer, uno de los galanes de la época.

La nueva estrella de la Metro comenzó así una trayectoria imparable en la que firmó algunos de los trabajos más significativos de la década de los años cuarenta. Fue pareja protagonista de Spencer Tracy en Esa mujer es mía (1939), de W.S. Van Dyke; compartió elenco con Robert Taylor en La mujer del trópico (1939), de Jack Conway; y dio la réplica femenina al mismísimo Clark Gable en Camarada X (1940), de King Vidor, y en Fruto dorado (1940), nuevamente a las órdenes de Jack Conway.

La carrera de Lamarr continuó a las órdenes de los directores más reputados de la época y junto a los principales actores de Hollywood. Entre sus siguientes películas cabe destacar No puedo vivir sin ti (Clarence Brown, 1941), al lado de James Stewart; Ziegfeld Girl (Robert Z. Leonard, 1941), de nuevo junto de Stewart, Judy Garland y Lana Turner; Esquina H.M. Pulham (King Vidor, 1941); White Cargo (Richard Thorpe, 1942) o La vida es así (Victor Fleming, 1942), arropada por Spencer Tracy y John Garfield. Todas ellas confirmaron el rotundo éxito de la actriz austriaca en la cartelera estadounidense.


Hedy Lamarr en Sansón y Dalila (1949), de Cecil B. DeMille

Después de la Segunda Guerra Mundial, la carrera de la actriz comenzó a estancarse, y la Metro decidió prescindir de ella. Desafortunadamente, Hedy Lamarr cometió el error de rechazar protagonizar películas como Casablanca o Luz que agoniza, y sus trabajos no pasaron de aceptables hasta que, en 1949, aceptó participar en la superproducción de Cecil B. DeMille Sansón y Dalila, junto a Victor Mature. La película fue un rotundo éxito y supuso la primera colaboración de Lamarr con la productora Paramount.

Siguieron a este filme el western El desfiladero del cobre (John Farrow, 1950), junto a Ray Milland, y la comedia Mi espía favorito (Norman Z. McLeod, 1951), donde compartió cartel con Bob Hope, aunque su estrella no alcanzó el brillo de las primeras películas. En 1957 se despidió de la gran pantalla con dos cintas de escasa relevancia, The Story of Mankind y The Female Animal.

Alejada de la industria, Hedy Lamarr pasó apuros económicos y fue testigo de la subasta de todos los bienes de su casa de Beverly Hills. En 1966 fue acusada de robo en un supermercado y, aunque finalmente salió absuelta, la publicación ese mismo año de su autobiografía, Ecstasy and Me, no contribuyó a mejorar la imagen de quien había sido una de las mujeres más bellas de la historia del cine. El libro recogía con minucioso detalle los escándalos amorosos y sexuales de la actriz y, aunque Hedy Lamarr demandó a la editora por falsear su azarosa vida sentimental, Hollywood le dio definitivamente la espalda.

A pesar del triste final de su vida, Hedy Lamarr pasó a la historia no sólo por su aportación al séptimo arte, sino también por sus descubrimientos en el campo de la defensa militar y de las telecomunicaciones. Enemiga declarada del nazismo, durante la Segunda Guerra Mundial ideó, junto a su amigo el compositor George Antheil, un sistema de detección de los torpedos teledirigidos utilizados en la contienda. Inspirado en un principio musical, el invento funcionaba con ochenta y ocho frecuencias, equivalentes a las teclas del piano, y era capaz de hacer saltar señales de transmisión entre las frecuencias del espectro magnético. Una vez patentado, Estados Unidos lo utilizó por primera vez durante la crisis de Cuba, y después como base para el desarrollo de las técnicas de defensa antimisiles. Finalmente, se le dio utilidad civil en el campo de las telecomunicaciones.

Cómo citar este artículo:
Tomás Fernández y Elena Tamaro. «» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en [página consultada el ].